ALBERTO ÁNGEL «EL CUERVO»
Es que la capacidad que tenían era impresionante… La valentía en el trazo, la sencillez de la línea y el discurso multisignificativo eran impresionantes…
—De acuerdo, pero no nada más hablaríamos del arte prehispánico entonces, se haría necesario mencionar a lo que plasmaron en épocas prehistóricas… Ahí tienes por ejemplo las cuevas de Altamira en España o las cuevas de Chauvet en Francia que son verdaderamente impresionantes…
—Desde luego, pero están directamente vinculados… De hecho en México mismo tenemos arte prehistórico en muchos sitios… Los llamados murales de San Jerónimo en Baja California Sur son un claro ejemplo. Lo importante en este caso es hacer conciencia de que el arte mexicano es verdadera escuela mundial y, desde luego, no comienza cuando llegan a México los Maestros Pellegrin Clavé y Villalpando para conformar los primeros vestigios de lo que algunos han dado en llamar la escuela de pintura mexicana. Es necesario considerar que gran parte de las manifestaciones en el arte mexicano han recibido, por fortuna, una gran influencia del arte prehispánico… Y de hecho en muchos trabajadores del arte en el mundo…
—Otra vez vas con tu eterna intención de magnificar lo nacional…
—De ninguna manera… Lo nacional no necesita ser magnificado para tener el lugar de respeto y admiración que tiene ante todos en cualquier rincón de la Tierra… Y aquí cabe recordarte que, por ejemplo, Jackson Pollock, uno de los más admirados pintores contemporáneos por gente como tú comprenderás jajajajajajajajaja, fue alumno… Sí, alumno de David Alfaro Siqueiros y el Maestro Siqueiros, muestra esa capacidad de síntesis que tenían en su arte nuestros antepasados…
—Desde luego, es una ciudad maravillosa porque entre otras cosas tiene la mejor oferta cultural del mundo entero y te lo digo con sobrada razón antes
de que empieces a cuestionarme a riesgo de llevarte una muy seria y sonora mentada de madre…
—¡Jajajajajajaja… Te digo que tus estallidos siempre son interesantes… O simpáticos…! Anda, vamos a disfrutar la exposición.
Hace ya más de 5000 años, lo que se conoce como cuenca del Valle de México, comenzó a poblarse… Las primeras manifestaciones poblaciones y los primeros vestigios de agricultura… Lógicamente, toda manifestación creativa que pueda ser considerada artística, se vincula a etapas arcaicas de la organización de los grupos humanos y nuestro territorio no fue la excepción. Tlatilco, Cuicuilco, Azcapotzalco, Mixcoac, Tula y Teotihuacan, florecieron y con ellas las manifestaciones culturales y artísticas. Ya para el siglo XIII, alrededor del año 1200, el centro de nuestro país, léase hoy Ciudad de México, contaba ya con una población de un millón de personas… Intentemos imaginar la impresión que fue para los europeos el contamplar tal magnitud poblacional y todos sus rasgos artísticos y culturales. Su imponente arquitectura, sus murales, los multicolores de muros a cal y canto, su música etc. Todo ese brío, ese impacto, esa magia que la gran ciudad, ya desde entonces la más grande del mundo, tenía, causaba el asombro de los europeos… Se hace necesario considerar que España estaba en pleno Renacimiento, ese movimiento cultural surgido en Italia en el siglo XV y en apogeo en toda Europa en el siglo XVI. De este modo, la amalgama entre las culturas amerindias y las que llegan de Europa con los españoles, fue de tal intensidad que apenas en tres siglos ya había dejado Universidades, Ciudades, Catedrales, vías de comunicación, con un nivel tal que estaban por encima de muchas ciudades Europeas. Surgieron obras y movimientos culturales y artísticos de primera magnitud desde luego vinculadas a la monarquía católica cuya hegemonía en ese entonces era prácticamente universal.
Así que, la Ciudad de México, la gran MéxicoTenochtitlan, ya desde entonces, fue considerada por derecho propio, como el emporio de las artes y el faro cultural de la monarquía católica. En nuestra ciudad, se pintaba, se escribía, se esculpía, se producía arte en general y se exportaba y comerciaba a nivel de cualquier centro cultural, artístico y de poder en general en cualquier lugar del mundo. Parte del extenso y complejo Imperio Español incluída la península. Por eso si bien ya era respetada, conforme pasaba el tiempo, la Ciudad de México fue siendo centro de todo movimiento artístico y cultural del no menos importante territorio mexicano hasta llegar a nuestros días. Desde luego, no se trata de soslayar o minimizar el arte y la cultura de otras ciudades de nuestro país, no. Pero por una u otra razón, todo era manejado y/o derivado a la ciudad de México desde aquellas épocas de la colonia. De aquí se exportaba arte pictórico, platería, maques, laqueados, una música excelsa, en fin, arte y cultura que se enviaba a la Corte o casas de gran prestigio comercializadoras del arte en general. Todo ello, fue causando un cierto escozor que motivó el ataque de los habitantes de la provincia a los que habitaban la Ciudad de México por el sólo hecho de habitarla y sobre todo de haber nacido en ella. Los “chilangos” eran criticados en todos los puntos cardinales de México a todo nivel. Sin embargo, miles y miles de jóvenes provincianos, acudimos a esa la “Capital” a buscar una preparación. Llegado el momento de entrar a la escuela preparatoria o secundaria incluso, no había otro camino que el emigrar a la Ciudad de México para ingresar a la UNAM, al IPN, al Conservatorio Nacional de Música, a la Academia de Artes de San Carlos, etc. Y en cada período vacacional de regreso a nuestros lugares de origen, todos aquellos que por una u otra razón no tenían el privilegio de irse a preparar a la capital, buscaban la charla que les hacía viajar por medio del narrador acerca de toda la magia que la Ciudad ofrecía a sus emigrantes… Las jóvenes esperaban el regreso de “los estudiantes” de la capital para una posible relación que les permitiera ser conquistadora del conquistador de la hoy CDMX, posibilidad que conllevaba un cierto prestigio en la dama que lograra la atención del interpelado estudiante. Claro, con todo ello, vino una especie de resentimiento por parte de los que se “quedaban” en provincia y comenzó el ataque a los “chilangos” a diestra y siniestra por el sólo hecho de ser chilangos. Los que habíamos emigrado a la capital, casi obligadamente comentábamos: Vivo en la Ciudad de México, pero no soy chilango, nací en Veracruz, en Morelia, en Querétaro, etc. Se llegó hasta la ignominia como en el caso de algunos lugares en los que comenzaron a fabricar y distribuir impresos con la leyenda: “haz patria, mata un chilango”. Por fortuna, poco a poco fue cobrándose conciencia de que el habitar la Ciudad de México era tanto motivo de orgullo como habitar Guadalajara o Morelia o Veracruz o Mérida o cualquier lugar de nuestro México amado pluricultural por antonomasia y así comenzaron a surgir movimientos en pro de la cultura y el arte por cada rincón del país… Y esta maravillosa publicación en la que colaboramos, La Voz del Norte, es un ejemplo. Cuando comento con alguien que escribo en el único periódico totalmente dedicado a la cultura, la pregunta obligada es: ¿cómo se llama, dónde se publica? Y al responder que en Culiacán, el gesto de sorpresa es inevitable dada la fama de violenta que tiene la región. Por eso me siento orgulloso de colaborar este movimiento que ha contribuído incluso en la transformación de lugares como Tijuana. Cada vez más, es común hablar y oir hablar de festivales culturales de gran importancia en diversas ciudades de la República Mexicana. Ciudades como Guadalajara, Morelia, Querétaro, Guanajuato, por nombrar algunas, son ideales para prepararse, para trabajar, para contribuir al arte y la cultura de exportación. La Feria Internacional del Libro en Guadalajara por ejemplo, es cada vez más importante en el mundo entero… Con todo esto, la fobia por los chilangos y la capital, fue diluyéndose por fortuna. Y la Ciudad de México, cuna de tantos y tantos trabajadores del arte, depositaria de edificios milenarios, museos, escuelas, foros, etc. Sigue siendo la ciudad más grande del mundo no nada más en cuanto a número de habitantes (en este rubro ya hay otras ciudades que le rebasan, lo cual no es nada halagüeño) sino en cuanto a la oferta cultural se refiere. Aquí, vinieron a estudiar, a prepararse, a forjarse un camino gente como Orozco, Rulfo, Ponce o Amado Nervo y Jorge Negrete y el mismo Charro Avitia… Aquí encontraron apoyo y fortuna Julián Carrillo y Nicolás Urcelay y Miguel Lerdo de Tejada y Pepe Guízar y quien usted me nombre de los grandes de la enorme cultura y arte de nuestro país. Aquí, llegó José Alfredo a buscar fortuna y la consiguió. Aquí encontró su plataforma ideal David Alfaro Siqueiros, y Juan Arvizu el tenor de la voz de seda… Y muchos más. En la ciudad de México puede dedicarse cada día del año a disfrutar el arte y la cultura en diversas exposiciones, obras, conciertos y no repetir ninguno… Por eso la exposición que el bellísimo recinto del Museo de la Ciudad de México ofrece, “La Ciudad de México en el Arte. Travesía de Ocho Siglos”, es un gran ejemplo de la oferta cultural de cdmx, la capital, “chilangolandia” amada para quienes nacieron en ella o quienes arribamos con los sueños bajo el brazo y encontramos su calor y su cobijo… Aquí, Silvestre Revueltas encontró el camino, Goitia y muchos más siguen permanentemente alimentando la oferta cultural de la Ciudad de México. Por eso la amo, porque es hoy por hoy, la ciudad con la mayor oferta cultural del mundo.
* Pintor, autor, intérprete