GILBERTO J. LÓPEZ ALANÍS
García Márquez le dijo que era su víctima porque no quería salir de su estudio”
Conozco al arquitecto Felipe Leal a través del Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Mocorito, en una de esas magníficas conferencias que imparte en sus misiones por las ciudades mexicanas.
Fue en ese pueblo de misión jesuita, donde pactamos el acuerdo de retomar los trabajos para activar la Corresponsalía Culiacán de tan importante institución cultural; en esta actividad ha sido de particular importancia el Ing. Juan Salvador Avilés Ochoa y el Centro Cultural “Dr. José Ley Domínguez”.Hace unos días Felipe impartió una conferencia en el auditorio del Jardín Botánico de Culiacán con el tema de la recuperación de los espacios públicos. Ahí nos ilustró como se recuperó la avenida Madero de la ciudad de México y la Alameda Central junto con el Monumento a la Revolución Mexicana, que se encontraban secuestrados de su función original y pública; añadió a su conferencia la necesaria participación ciudadana en la recuperación de los espacios públicos, haciendo la referencia que muchos de estos a lo largo y ancho del país se encuentran en situaciones parecidas; Culiacán no es la excepción.
Después de un recorrido por el Centro Histórico de Culiacán y dibujarnos una imagen de ensueño urbano, me obsequió un libro sobre su obra arquitectónica, la cual se encuentra diseminada por diversas ciudades del país, aparte de intervenciones en el extranjero. La edición es el volumen 24 de la Colección SomoSur. Arquitectos Latinoamericanos (Colombia 2016), que ha editado estudios sobre Luis Barragan, Teodoro González de León y muchos más de otros países de la América Latina. Me llamó la atención que el escritor colombiano y premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, le haya encargado la ampliación de su estudio ya existente en la ciudad de México y que consistió en “completar por medio de una escuadra en uno de los extremos del jardín de la casa donde el habitaba”.
Para el escritor de las fantásticas imágenes de lo real maravilloso, lograr un espacio íntimo dentro del hogar, fue un acontecimiento que agradeció al arquitecto con expresiones cariñosas. El seminarista de los rescates urbanos agregó “…la única esquina libre que quedaba del terreno y constituye un volumen independiente al cuerpo principal de la casa habitación consiguiendo con ello autonomía y privacia”, así lo señala J. Manuel Alemán, colaborador del volumen, en lo expresamente referido al “Estudio García Márquez” y del cual tomo todas las referencias textuales para esta colaboración de La Voz del Norte. El urbanista de escalas citadinas logró “…construir un paralelepipedo lo suficientemente neutro que no redujera visiblemente la dimensión del área verde y lograr desde su interior vistas con cierta intimidad que permitan la concentración para el trabajo creativo”.
En verdad es una obra de pequeño formato de 150 metros cuadrados del año 2005, sin embargo las fotos nos muestran la sobria elegancia que le añadió el arquitecto al estudio en su conjunto; un toque de genialidad es suficiente para una obra de arte. La ficha descriptiva del “Estudio García Márquez” se complementa con fotos de Luis Gordoba, las cuales muestran la elegante austeridad del creador, reflejada en un espejo del agua recibiendo la escultura de Jorge Yazpik, seguramente estos detalles hicieron las delicias del Nobel colombiano.
* Director del Archivo Histórico del Estado de Sinaloa.