SOFÍA MIRELES GAVITO
Martha Dolores Albores Albores nació en Comitán el 25 de agosto de 1918. Inició sus estudios primarios en escuelas particulares de esa ciudad. Por los años de 1932 a 1940 instala en su domicilio una pequeña escuela, teniendo como alumnos a los niños de su barrio.
Durante algún tiempo trabajó para el Ayuntamiento Municipal de Comitán y en el año de 1948, siendo Gobernador el Gral. César Lara es becada para estudiar declamación en la ciudad de México, ingresando al Estudio María Lomelí. También por esos años estudia las carreras de enfermería y trabajo médico social en la Escuela de Salud Pública de la Secretaría de Salubridad.
Posteriormente regresa a Comitán a ejercer su profesión dentro de la misma Secretaría, ocupando puestos de alto nivel dentro del Estado. Grabó tres discos de Picardías Chiapanecas. Publicó dos libros: “Así te recuerdo Comitán”( 1986) y “Piñata de Cuentos Comitecos”, y uno que quedo inédito. Impartió clases de declamación en la escuela Preparatoria y en la Casa de la Cultura de Comitán. Ofreció recitales poéticos en diversas partes del Estado como: San Cristóbal, Tuxtla Gutiérrez y Tapachula. En Tonalá estuvo el 14 de febrero de 1985 en la Casa de la Cultura.
El 22 de junio de 1984 la nombraron Cronista de la ciudad. En 1991 pasó a formar parte de la Asociación de Cronistas de Ciudades Mexicanas, A.C. Fue socia fundadora de la Asociación de Cronistas del Edo. De Chiapas el 2 de agosto de 1997 en Comitán.
En el año del 2002 recibió el pergamino “Bernal Díaz del Castillo” por su gran trayectoria como cronista de Comitán. Murió el 6 de enero del 2006. Les comparto un fragmento de su artículo “Recuerdos de Comitán del siglo XIX”:
“Con la llegada del agrarismo por los años de 1935 se fueron acabando muchas costumbres; los ejidatarios se volvieron dueños de sus tierras, al patrón le quedaba nada más la casa grande y una pequeña propiedad, después de ser dueños de grandes haciendas. Los mozos ya no querían trabajarle, mientras algunos peones viejos seguían respetándolo pero la mayoría se consideró igual a ellos y se acabó la sumisión y el respeto.
La casa grande ya no era el lugar para ir a dar servicio, si querían que pagaran y así muchos hacendados dejaron abandonada su propiedad, otros vendieron con los mismos ejidatarios o a otras personas. Por lo que la casa grande, lugar a donde siempre fueron a pedir ayuda, se fueron convirtiendo algunos lugares en la casa del ejido, otras en la escuela, pero la mayor parte la dejaron destruir; como que un odio a ella les hizo dejarla acabar y estas hermosas fincas se fueron convirtiendo en colonias con nombres revolucionarios o héroes de la patria o nombres que significan triunfos y adelantos, así tenemos poblados llamados: El Triunfo, La Patria, El Progreso, Plan de Ayala, La Esperanza, etc. Se acabaron muchas de las costumbres; …Cambiaron los poblados, los techos de teja se fueron cambiando por tejas, láminas, paredes de ladrillo, electrificación, después molinos de nixtamal, radios, antenas de televisión, se oye en las comunidades música de tocadiscos, se anuncian con aparatos de sonido.
En las festividades llegan cervecerías; el ejidatario vive mejor, vende sus cosechas, ya no camina a pie, las carreteras han comunicado a distintos caminos y ya hay muchos autobuses de línea o camionetas de los mismos ejidatarios.
Los niños van a la escuela, (…) han empezado a comprender la planificación familiar y la están practicando, aceptan que sus hijos sean vacunados, en fin el cambio desde la llegada del agrarismo a la fecha (por el año de 1991) es notable y desde luego de gran beneficio para el ejidatario”.
* Cronista de Tonalà Chiapas