CARLOS LAVÍN FIGUEROA
Después de que los turcos habían cerrado a los europeos el paso hacia la China y la India -productores de especias y sedas- Colón había ofrecido su proyecto de encontrar una nueva ruta a Juan II de Portugal, pero lo rechaza, argumentando que los mejores navegantes eran portugueses. Parte a Castilla en 1486 para ofrecer su plan a los Reyes Católicos quienes le prometen que una vez concluida la expulsión de árabes y judíos lo apoyarían para tal viaje que se logra hasta 1492.
A los europeos les atraía Oriente, el poniente era desconocido. En sus viajes del siglo XIII Marco Polo descubrió maravillas: Armenia, Irak, Persia, y sobre todo la China. El Gran Khan y su opulenta corte eran sólo un destello de lo que podían ser el lujo y el refinamiento orientales: bálsamos, sedas, marfiles y piedras preciosas eran una muestra. Marco Polo narró estos descubrimientos en su libro “El Millón” que muchos tomaron por un relato de aventuras fantásticas y no como una crónica seria.
Por encima de esos reinos maravillosos estaban las especias de la India que revolucionaron la sosa e insípida comida de la Europa Medieval, eran: la canela, la pimienta, el jengibre, el azafrán, la nuez moscada, el clavo de olor, el laurel y otras. Estas, servían no sólo para condimentar su comida sino también se usarían como conservadores. Las desabridas viandas de los europeos, cambiaban con ellas su sabor, y su paladar descubrió un placer desconocido. Se aficionaron tanto a ellas que todos los mercaderes sólo pensaban en ir a la India y volver cargados de ellas. Los precios de tales productos subieron vertiginosamente, su comercio no podía ser más prometedor. Pero los musulmanes hicieron imposible el propósito de los mercaderes cristianos al formar una barrera infranqueable entre Turquía, Arabia y África mediterránea.
Colón, habló a los Reyes Católicos de una nueva ruta, de las tierras y descubrimientos que hiciere, y de títulos de virrey, gobernador y almirante, los reyes se negaron, quizá pensaba en descubrir la Atlantida, nombre que de manera sorprendente tiene relación con el vocablo náhuatl Aztlán o “Atlan” que también refiere “en medio del agua”. Después los reyes aceptarían, Colón tendría títulos si descubría las tierras. Para financiar la empresa la reina prometió empeñar sus joyas cuando acabara la Guerra de Granada, el reino estaba en ruina. Finalmente, el dinero lo aportaron Luis de Santángel, tesorero de la Corona de Aragón que lo tomó de la Santa Hermandad y Francisco de Pinelo, funcionario del rey; la octava parte la consiguió prestada Colón con los hermanos Pinzón y otros, por lo que fue una empresa particular con el apoyo moral de los reyes. Así llega Colón a América, debido a las especias que se hacían necesarias para el buen yantar de todos los europeos y por la falta de apreciada seda antes traída de la china.
En la isla la Española, se funda Santo Domingo en 1496, se conquista Cuba en 1511, en febrero de 1517 sale de Santiago de Cuba la expedición de Francisco Hernández de Córdova que toca primero Isla Mujeres descubre Yucatán, Campeche y otros.
En abril de 1518, sale de Santiago la expedición de Juan de Grijalva que toca: Cozumel, los ríos Grijalva y Papaloapan, Ulúa y otros. El gobernador de Cuba Diego Velázquez ordena a Hernán Cortés emprender un viaje sólo para rescatar a Grijalva que no regresaba, y aunque retorna el 15 de noviembre, Cortés sublevándose a su compadre el gobernador sale a conquistar México por su cuenta y riesgo llegando a las costas de Cozumel el 27 de febrero de 1519, funda La Villa Rica de la Vera Cruz y de ahí parte a Tenochtitlán.
No hallaron ni especias ni seda. Pero si, las riquezas que pocos años después harían de España el país más poderoso del mundo con su “Armada Invencible” y a Carlos -nieto de los Reyes Católicos- el rey más acaudalado de Europa, sólo le competía Solimán “El Magnífico” o “El Gran Turco” quien le rivalizó por el poder universal, y aunque recelosos uno del otro, nunca se enfrentaron ambos reinaron en tres continentes al mismo tiempo.
Carlos I de España y V de Alemania, acuño la frase “En mis dominios no se oculta el sol”, fue rey de gran parte de Europa y Jerusalén, y en honor de su heredero Felipe II, pone el nombre de Filipinas a esas islas oriénteles, desde donde llegan a España a través de México productos como el españolizado “Mantón de Manila”.
P.D. Hasta la próxima
* Historiador y cronista de Cuernavaca