ENRIQUE PARRA OSUNA
Jueves 14
El grupo “Amigos de la Sierra”, nos reunimos en el despacho del Lic. Eduardo Niebla Álvarez, calle Colón 390 Pte. y Donato Guerra Culiacán de Rosales. El sol asomaba en todo su esplendor por todo lo largo de la calle Colón.
Nos asombró su salida, tomándole algunas fotos antes de la partida rumbo a la sierra de Badiraguato. El buen ánimo se mostraba en los presentes a pesar de que año con año a una semana de la entrada del otoño, como golondrina viajera emprendemos el viaje a la reverdecida sierra.
En esta ocasión partimos en cuatro unidades a las siete de la mañana por la salida norte de la ciudad. nos favorecía el tiempo, abordamos trece peregrinos. En la última gasolinera rumbo a Pericos. Revisamos llantas, gasolina y niveles a la salida norte de la ciudad de Culiacán a Badiraguato. Aproximadamente son 75 kms. Se hace una hora de camino. El asfalto se encuentra en perfectas condiciones hasta la cabecera municipal. Ya en tierra del Misionero Jesuita Hernando de Santarén, fundador de la cuatricentenaria población cerril, en la fonda “Los Naranjos”, nos esperaba el compañero Salcido con dos jóvenes invitados, Carlos y Marisol. ambos de profesión biólogos. Sin prisa alguna, degustamos un rico desayuno rural, elaborado en las hornillas, atizadas con leña de guiñol, Brasil y palo colorado.
El menú consistió en: enchiladas de queso y cebolla, huevo con chorizo, costillitas de puerco con chile colorado, machaca con frijoles, huevos revueltos con nopales, bisteces de res o de hígado a la mexicana, chicharrones rancheros. Complementándose con frijoles fritos, café de olla y queso ranchero. Muy pronto dejamos el bullicio del medio citadino rutinario, por el entorno verde. El desayunar implica vernos los rostros bien relajados, saborear alimentos campiranos, sentir el ambiente sierreño, emocionarnos de compartir tan gratos momentos, oler los alimentos servidos, contar chascarrillos, tomar fotos, recordar a compañeros idos, repasar fotos de viajes anteriores, estrechar, apapachar mano y cuerpo de amigos, hacer nuevos y, conocer otros lugares. Deveras somos afortunados.
El rostro de los badiraguatenses ha mejorado mucho. Tanto en bienes como en servicios. La carretera ha sido vital. Después de desayunar, tomamos rumbo a Surutato. margen izquierda del río Humaya. Luego llegamos a Los Sitios: De abajo, De en medio y De arriba. Empedrada su calle principal. Llegamos a El Huejote a saludar a Manuel Armenta y esposa. Único cestero (que elabora cestos de palma), de la región. A un lado, el emblemático Huanacaxtle, espécimen de más de un siglo y una higuera de cuatrocientos años. Un prodigio de la naturaleza.
De ida no encontramos a Manuel. Bajó a atenderse a la ciudad de Culiacán. Después de tomarnos una foto en el Huanacaxtle, partimos a Surutato. El vado arroyo estaba bajo, pasamos sin dificultad. Desde ese lugar comienza el ascenso. Cambia la vegetación y el clima. Uno que otro derrumbe y lugareños por su cuenta, quitan piedras a cambio de unas monedas. Los que no conocen la sierra, sospechan otra cosa. Hay que tener cuidado. Pasamos por Tepehuajes. Aquí se comienza a ver mucho semoviente por el camino, por lo regular sueltos. Hay muy buena señalización. Tenemos que manejar con precaución. Disfrutamos la sierra con nuestros cinco sentidos.
Es hermosa y cada rato nos envuelve su majestuosidad, obligándonos a detenernos para tomar fotos y poder apreciarla posteriormente. Cuando se avistan pinos, nos encontramos cerca de “El Ranchito”, situado a la derecha del camino y poco a poco varia la vegetación y el clima. También cambian los tonos del cielo, el terreno y la carretera inmejorable, aunque serpenteante, se debe tener cuidado porque ya estamos a 1500 metros de altura sobre el nivel del mar. Para los que no conocen este camino de la salida norte de Culiacán a Surutato, son como 150 kms. todo asfaltado. En tiempo moderado se hacen tres horas aproximadamente. Vale la pena recorrerlo, traten de disfrutarlo. Respetando la naturaleza, no ensuciarla, evitar incendios, no destruir señales, no contaminar los arroyos, no destruir los caminos, en fin ¡Cuidar flora y fauna!.
Arribamos a Surutato, como a las dos de la tarde. El lugar de un año a otro ha cambiado mucho, se están construyendo muchas cabañas por todo rumbo. El turismo está cambiando su fisonomía. Los viejos amigos lamentan que han perdido su tranquilidad. Se acabó la tracción animal por el motor de combustible. Añoran su pasado rural, donde se conocían todos. Y todo se hacía manual. Hoy sienten mucho ruido. El silencio se acabó. Tendrán que aprender a vivir “tiempos del progreso». Se multiplica la venta de solares. La calle principal está llena de comercios de todo tipo. Es insuficiente albergar a tanto visitante. Los precios de los alimentos han subido mucho.
Se están encareciendo las cosas. Llegamos a contar ocho autobuses de turistas de distintas partes del estado, más otros vehículos con familia. Surutato cuando mucho tiene dos mil habitantes y si recibe 500 cada fin de semana, no están preparados para recibir a tanta población y dotarlas de bienes y servicios más elementales, algo se tiene que hacer. “Los amigos de la Sierra” con tiempo solicitamos la renta de cabañas del ejido.
En total cinco en donde llegamos tres a cada una. Una recamara, baño, cocineta, refrigerador, enseres para elaborar comida. Tres días con sus noches $800 cada día. Ese primer día, acudimos a una cenaduría por la calle principal. Temprano nos acostamos a descansar. Conforme avanzaba la noche, bajaba la temperatura, abrigándonos para no resfriarnos. Atrás quedó el agobiante calor.
Viernes 15
Aquí arriba se festejan las fiestas patrias. Hay mucho entusiasmo en sus moradores. El lugar indicado “La Enramada”. Ahí se realizan los eventos cívicos, sociales y culturales. Todo alusivo a la Independencia de México, en sus doscientos siete años. Niños, jóvenes y adultos participan por amor a la patria. En verdad es muy reconfortante sentir y emocionarse de la enjundia que te transmiten sus habitantes en fecha tan especial. Ese día viajamos a “La Mesa de Fierro”. Optando por La Ciénega. Ya que los carros eran estándar y el camino más corto estaba demasiado abrupto. Imposible transitar. Tuvimos que dar la vuelta. Llegamos a la tierra del viejo amigo Chano Lugo, 88 años. Nos sorprendió la cantidad de cabañas y fincas de material que se están construyendo. También la cantidad de invernaderos. Donde cultivan tomate y rosales. Se las ingenian los labradores para levantar sus cosechas y lograr una buena comercialización.
No se encontraban ni Tista, ni José Luis, ni el viejo Chano Lugo, tampoco Lion y su esposa Martha. Pero fuimos muy bien recibidos por Emilia y Joaquina hijas de Chano, también por sus nueras e hijos, nietos. Nos contagiamos al ver a tan amables personas. Es un reencuentro anual muy motivante, donde hay muchas sorpresas. Aquí se casan muy jóvenes, por decir; catorce, quince años. Cada vez vemos más niños y casas por construir. Tienen luz eléctrica y de manantiales almacenan el agua en grandes tinacos que por gravedad abastecen los hogares. El menú del desayuno fue muy variado. Aquí se atizan las hornillas con leña de encino, el comal y la chimenea no paran. Huele a hollín. En servilletas con punto de cruz, puestas en guare. Llegan tortillas hechas de nixtamal. Por tandas sirvieron el desayuno.
Algunos no querían levantarse de lo exquisito que estaba o la traían retrasada. Por fin aparece el Ing. Héctor con el Chano Lugo, patriarca del lugar. Con su sonrisa picueca y mirar seductor comienza con sus añoranzas. Hay que ponerle atención porque tiene un sentido del humor que nos hace carcajear. Después del desayuno invitamos al viejo Chano y a sus hijas con algunos nietos a un lugar que llaman “Las Babisas”. Es un llano muy grande donde los jiperos, camionetas cuatro por cuatro, cuatrimotos, buguis, etc. han tomado para sus pericias, acrobacias, arrancones, fiestas al aire libre. También pernoctan con sus casas de campaña. Siendo un lugar hermoso al que han deteriorado. Casi en medio está un enorme encino dizque los rayos están secándolo, sin embargo, como que lo han atizado. Posteriormente nos fuimos a conocer el mirador “El Madroño”, un lugar no muy lejos de La Mesa de Fierro.
Tan solitario lugar que en el camino nos guió un señor en su moto acompañado de un güingo, su instrumento de trabajo. Su nombre Gerardo. Para mí un titán. Avanzamos por un camino construido por él a base de güingazo. Como un kilómetro de distancia. El paraje es impresionante, sólo en dos años mediante pequeñas cuotas ha construido el camino, dos cabañas de madera y una más en algo tan abrupto que solamente a un titán se le ocurre tamaña proeza. Verlo para creerlo en lugar tan inhóspito. Después de admirar su obra y ayudarlo para que continúe, nos regresamos, no sin antes pasar apuro, por lo complicado del terreno. Siendo las cuatro de la tarde después de los tumbos y retumbos, por fin llegamos a la mesa. Ya estaba Martha y Lion su esposo. Y las mujeres Emilia y Martha se pusieron a hacer tortillas, con la ayuda de los presentes se molieron como seis tazas de nixtamal. Las primeras que salieron nos las comimos con poca sal, después Martha sacó un queso que compró en “La Ciénega” y que comienza “la tragazón”. Al pardear tomamos rumbo a Surutato con un buen “guato” de tortillas. Escogimos el camino viejo por cercano, pero en partes en muy malas condiciones. De bajada y con mucho cuidado, transitamos como seis kilómetros hasta llegar a las cabañas del ejido.
Nos esperaba la noche del quince de septiembre. Como mexicanos, donde nos encontremos desarrollamos un pequeño programa alusivo a los héroes que nos dieron patria. Antes tuvimos una cena a base de tacos de chicharrón a la mexicana y queso ranchero acompañado de tortillas hechas de nixtamal de “La Mesa de Fierro”.
Se brindó con chelas y sotol de Chihuahua. Llegado el momento nos las ingeniamos y la ceremonia inició bajo la conducción del Profesor y Licenciado Gabriel Castro Camacho. Acto seguido el Lic. Tomás Rochín González declamó de manera magistral “El León”.
Enseguida el que escribe pronunció el hecho histórico. Se entonó el Himno Nacional con la solemnidad debida. Se vitorearon a: Hidalgo, Morelos, Allende y Josefa Ortiz de Domínguez. Con emoción repetimos ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México! motivados por el momento y más de doscientos años de independencia. Alargamos la tertulia en una noche templada y llena de estrellas. Se reflexionó sobre temas diversos. La crisis política actual y la balcanización de n México. La actitud del país vecino contra los indocumentados y los jóvenes deportados y a punto de deportar. El autoritarismo en todo su esplendor y tal vez una posible guerra con un país asiático, la política del miedo, las desigualdades sociales, el calentamiento global, el daño a la capa de ozono, la contaminación al medio ambiente, la falta de valores, los desastres naturales, la falta de oportunidades a la juventud y otros temas. El conductor del programa exhorta a los presentes a desarrollar algún tema afín a su profesión o actividad, para la próxima reunión. Fue muy enriquecedor lo que se trató. Y como mexicanos debemos dar luz de manera propositiva a las nuevas generaciones sin perder la esencia como nunca lo habíamos hecho. Se notó interés y preocupación por el país que tenemos y que queremos mejorar.
Sábado 16
Hubo un pequeño cambio en el programa de actividades. Se cambió el desayuno en casa de Alicia y Lauren, por la fonda de Chabelita. Este día Los Amigos de la Sierra nos integramos al desfile más importante de la comunidad de Surutato. Saludamos a viejos amigos. Expresidente y Exdiputado Local, Sr. Antonio López de “El Triguito”, Héctor López Iribe Presidente Comisariado Ejidal Ganadero y Forestal, al Síndico Municipal Gelacio Ortiz y otras fuerzas vivas. Planteles educativos como el centro escolar Justo Sierra (CEJUS), la escuela Fray Bartolomé de Las Casas, Escuela Antón Semiónovich Makarénko, Escuela Secundaria Federalizada 315-D, algunas de ellas llevan el nombre de grandes maestros humanistas, de tiempos y lugares diferentes. Niños y adolescentes lo hacían con patriotismo y con marcialidad.
Bajo la batuta de una banda de guerra de primer orden. Recorrer ida y vuelta por la calle principal nos hizo recordar tiempos de estudiantes, aunque añosos, sentimos como mexicanos algo muy profundo de amor a la patria que año con año donde estemos lo venimos haciendo con mucho orgullo. El desfile lucido se enmarcó por ambos lados por los habitantes del lugar que con gran fervor ven pasar a sus familiares. El desfile culminó en La Enramada, que es el lugar de eventos: sociales, culturales de la comunidad. Sorpresa grande: nos topamos con una gran maestra de danza ya jubilada, sigue prestando sus servicios profesionales como si fuera una principiante, Alicia Montaño Villalobos, quien es muy apreciada por toda la comunidad de Surutato.
Presenciamos la demostración de la Banda de Guerra, probablemente la mejor del estado en su categoría. Posteriormente fuimos a la fonda de Doña Chabelita a saborear el desayuno a un costado del templo; diligente y alegre en compañía de sus nueras, fuimos bien atendidos.
Enseguida nos dimos a la tarea de surtirnos de frutas secas llamadas enmielados, cajetas, coricos, empanadas, embasados. Nos regresamos a las cabañas del ejido esperando la función de box del Canelo con el kazajo. Presenciándola unos con Lauren y otros con Leonardo. Así terminó el día. o visitamos la población “San José de los Hornos” porque dos unidades no estaban en condiciones, pero otro día, Domingo diecisiete, pobladores de ese lugar nos visitaron en casa de Lauren donde desayunamos y nos dieron información de la comunidad que se encuentra a 23 kms. de Surutato. Estuvieron Dora Sánchez y su esposo Benigno Ortiz, nuestro entrañable Macario Sánchez, nuestra amiga Hercilia y un nieto de Juan Sánchez.
Domingo 17
Nos preparamos para el regreso a Culiacán. Pasamos a la casa de Alicia y Lauren, quienes nos habían invitado a desayunar, con chicharrones, machaca, tamales, frijoles, queso y café.
En verdad hemos sido afortunados regresando a lugares preciosos y estrechar aún más los lazos de amistad y darle la mano a tanta persona que lo necesita. Al despedirnos sentimos que se queda algo en sus corazones y en nosotros. Seguir refrendando nuestro aprecio y solidaridad por tan entrañables hermanos. Gracias por su enorme hospitalidad, nos veremos el próximo año. Al descender en El Huejote llegamos a visitar a Don Manuel Armenta, su esposa, hijos y nietos. Nos tomamos fotos con Don Manuel con quien platicamos de forma muy amena y al decirle que ya nos íbamos nos dijo “no se vayan todavía”, ya que estaba muy a gusto platicando con nosotros. Nos comentó que el nació el 21 de marzo de 1932, que en “El Huejote” se practicó un juego de pelota tipo hulama y que el árbol de Huanacaxtle que se encuentra frente a su casa y que es muy hermoso, tenía 125 años y lo había plantado una tía de él.
Saludamos con mucho gusto a Manuel Adán Armenta hijo de Don Manuel, a su esposa y un pequeño bebito hijo de ambos. Los licenciados Gabriel Castro Camacho y Eduardo Niebla compraron cada uno una bolsa de chiles “chilpitines” verdes muy baratos. Nos despedimos con un abrazo de todos ellos y continuamos el camino. En Badiraguato tomamos unos cocos helados y en Pericos empanadas, coricos y jamoncillos.
Llegamos a la ciudad de Culiacán a las cuatro de la tarde.
Amigos de la Sierra que hicieron el viaje a Surutato y alrededores, septiembre del 2017.Lic. Eduardo Niebla Álvarez. Dr. Alberto Niebla Álvarez. Lic. Diego Castro Blando. Prof. y Lic. Gabriel Castro Camacho. Dr. Marco Vinicio Ponce de León. Lic. Tomás Rochín González. Jaime Ramos Avendaño. Ing. Héctor Niebla Salazar. Lic. Francisco Salcido Delgado. Biólogo Juan Carlos Leyva. Bióloga Marisol Puerta. Lic. Guadalupe León. Lic. Carlos Armando León. Lic. Juan de Dios Aguirre Ing. Paulo Jiménez “El Empedernido”.
* Docente y Autor