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LOS COMERCIALES RADIOFÓNICOS DEL MÉXICO INOCENTE Y CAMPIRANO

Por miércoles 31 de enero de 2018 Sin Comentarios

LUIS ANTONIO GARCÍA SEPÚLVEDA

Hace casi ya veinte años, en una de mis visitas a la ciudad de México, conocí en un café al Capitán Piloto Aviador, Eusebio Rodríguez. Accidentalmente me senté junto a él en la barra. Yo llevaba en mis manos unas fotografías del Culiacán antiguo. Él al verlas se interesó por ellas. Y como a ambos nos gusta la historia ahí se inició una amistad que aún perdura. En aquella ocasión Eusebio me regaló un casete conteniendo varios comerciales antiguos que van desde los años veinte a los cincuenta. Eusebio es un coleccionista de todo tipo de material radiofónico antiguo.
Y en su casa tiene cientos de discos. Al escuchar esas grabaciones, no puedo evitar el trasladarme a los Días de mi niñez en Monterrey N.L. cuando en los años cincuenta, mi padre y mi abuela escuchaban en un hermoso radio de madera fina marca Punto Azul, las transmisiones de la XEFB de Monterrey y la XEW de México. Posteriormente mi padre compraría un radio transoceánico marca Zenith, y escucharíamos las transmisiones en español de Radio Nederland de Holanda, La Voz de América de Estados Unidos, y los encendidos discursos de Fidel Castro, en Radio Habana Cuba.
¿Quién, que haya nacido en la primera mitad del siglo XX no se acuerda del “Panzón Panzeco” o del “Dr. IQ” o de la Hora Azul de Agustín Lara? ¿Quién teniendo radio en esa época no escuchaba emocionado las peleas del “Ratón Macías” o los interminables partidos de Béisbol? ¿Quién no lloró con la actuación de doña prudencia Griffel en “Corona de Lagrimas?, ¿o quién no río con las ocurrencias de “Calixta la telefonista” o “La Tremenda Corte” con “Tres Patines” y compañía? ¿Quién podrá olvidar, cuando en todo el país millones de hombres, mujeres y niños, lloraron al escuchar en la radio, la noticia de la muerte de Pedro Infante un 15 de Abril de 1957? Sí yo crecí con la radio, y es por eso que el regalo de mi amigo, el Capitán Eusebio tiene un lugar especial en mi fonoteca. Y para aquellos que escucharon esos viejos comerciales y para los que ni se los imaginan, he transcrito la letra de varios de ellos. Échenle una mirada al comercial de La Cafiaspirina que así se anunciaba a finales de los años veintes.

LA CAFIASPIRINA (Ritmo de Fox Trot)
El pobre señor don Pancho, tiene dolor de cabeza, /Y no puede salir del rancho/ porque es muy fuerte el dolor. / La cara pálida y mustia parece
la de un cadáver/Pero recuerda en su angustia/ lo que le diera un doctor. /Sienten los reflejos de lo que le pasa/ los animalejos de su propiedad/ Guau, Guau.
Y por medicina le aconsejan todos/ La Cafiaspirina con vivacidad/ Si por medicina La Cafiaspirina/ con vivacidad/
Con solo ver la receta confía en su pronto alivio/ Y se toma las tabletas con toda resolución. El dolor desaparece y
alegres el perro y la mula/ el pavo, el puerco y el pato pónense a bailar un son Guau guau guau, Hii hííí, hííí, cuac, cuac.

Sienten los reflejos de lo que le pasa, los animalejos de su propiedad, auu auu.
Y por medicina le aconsejan todos la Cafiaspirina Con vivacidad Áuuu, Áuuu Oinc, oinc, Jijaú jijaú,
¡La Cafiaspirina con vivacidad! En este comercial encontramos un ambiente campirano, un ranchero.
Que sufre un gran dolor de cabeza, y Cafiaspirina como la solución. En este jingle, encontramos los instrumentos musicales propios de esa época,
Es un fox trot ritmo que estaba de moda. Destacan el bango, la mandolina, el saxofón, la trompeta con sordina, flauta, la batería. Y los sonidos propios de los animales de una granja que eran imitados por el mismo cantantelocutor.

El comercial nos da la idea de una población urbana que aún esta muy conectada con las costumbres del medio rural. Aún no se iniciaba la migración masiva del campo a la ciudad. Era el México en el cual el setenta por ciento de la población habitaba en las zonas rurales. (Lo contrario de la distribución actual) En los años en que se hizo este comercial (a finales de los años veinte) todas las ciudades eran pequeñas en población, pero los terrenos eran muy grandes, los lotes medían alrededor de 750 metros cuadrados o más. (15X50) y se tenían corrales de gallinas, puercos, chivas, patos, o conejos. Es por eso que el comercial de la Cafiaspirina está dirigido a la población típica de ese entonces que amaba los animales y “convivía” con ellos.
Hay otro comercial de un producto conocido nacionalmente y que se vendía en farmacias y abarrotes, me refiero a la famosa …
Sal de Uvas Picot (A Ritmo de música estilo ranchera) Locutor: Cuando se sube el licor, se apetece un refrescante, un vaso bien rebosante con la Sal de Uvas Picot.

Cantante: ¡Que sabrosa!
Coro: ¡Que sabrosa!
Cantante ¡Sal de Uvas!
Coro: ¡Sal de Uvas!
Cantante: Los doctores
Coro: Los doctores
Cantante: La recetan
Coro: La recetan
Ambos: Para Niños y demás
Cantante: Yo la llevo
Coro: Yo la llevo
Cantante: En el bolsillo
Coro: En el bolsillo
Ambos: Siempre que salgo al viajar,
Y la tomo con frecuencia

Para gas y todo mal.
Cantante: Me gusta la Sal de Uvas
Que fabrica la Picot
Y esta tan conocida
Que no admite boicot.

Por eso yo la pido
no quiero imitación
porque tomar Sal de Uvas,
es como un bendición.
(Con la música ranchera de fondo en segundo plano)

Locutor: A la mañana siguiente después de haber comido o bebido demasiado. Tome usted Sal de Uvas Picot.
Refrescante, digestiva, antiácida, alcalinizante y diurética.
Es la original y la única fabricada con ácidos y extractos naturales de la uva.
Si es cuestión de ahorrarse unos centavos. Tómese usted Cualquier laxante. Si se trata de su salud o la de los suyos, pida usted la original y legitima Sal de Uvas Picot.

Cantante: ¡Que sabrosa!
Coro: ¡Que sabrosa!
Cantante ¡Sal de Uvas!
Coro: ¡Sal de Uvas!
Cantante: Los doctores
Coro: Los doctores
Cantante: La recetan
Coro: La recetan
Ambos: Para Niños y demás
Cantante: Yo la llevo
Coro: Yo la llevo
Cantante: En el bolsillo
Coro: En el bolsillo
Ambos: Siempre que salgo al viajar,
Y la tomo con frecuencia
Para gas y todo mal.
Locutor: ¡Si un vaso de vino
Quita la pena.
Un vaso de Sal de Uvas Picot quita la pena del vino!

La Sal de Uvas Picot durante varios años regaló un cancionero musical que se distribuía en todo el país. Y dos personajes se hicieron famosos Chema y Juana. Hay otro comercial que es toda una representación teatral. ¿Quién no recuerda a las monjas que preparan el rompope?

Rompope Santa Clara (Con fondo musical religioso)
Reverenda Madre: ¡Hermana Engracia, Hermana Engracia, Que se sube la leche! Hermana Engracia: Perdone Reverenda Madre, estaba seleccionando las almendras, la canela y la vainilla, pesando el azúcar y contando los huevos.
Reverenda Madre: Entonces ya tenemos todo listo para preparar la riquísima crema de rompope, repase otra vez nuestra formula y no olvide el menor detalle, voy al coro y regreso.
Técnico: Cortinilla. (Intermedio musical, sube y baja lentamente el volumen de la música)
Hermana Engracia: Reverenda Madre, pruebe usted que la crema ya esta en su Punto.
Reverenda Madre: ¡Riquísima! Parece formula inspirada por un ángel

Locutor: Hummm ¡riquísima! Así era y así es la crema de rompope Santa Clara, elaborada con ingredientes de primerísima calidad, siguiendo las formulas de las venerables monjas del convento de Santa Clara, en la Puebla de los Angeles.

Técnico: Sube el volumen de la musica sacra y la baja lentamente terminando el comercial. Tengo varios comerciales más que mucho me gustaría transcribir, pero dada las características de espacio que debo respetar en este congreso nacional de cronistas. Solo les diré que son todas unas obras dignas de ser leídas, como el comercial del Chocolate el Vapor, Calzado Neira y otros más que son muy extensos. Y es que cabe mencionar que antiguamente un comercial podía durar hasta tres minutos o más. Y que ahora son de veinte a cuarenta y cinco segundos de duración. Bueno así se anunciaban. Eran otros tiempos donde en la radio imperaba el buen gusto y se vigilaba el correcto uso del idioma, sin palabras altisonantes. Donde el locutor a veces era cantante. Sí eran otros tiempos, Los tiempos del México inocente y campirano que nos tocó conocer. Y que nunca volverán.

* Cronista de Culiacán

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