FAUSTINO LÓPEZ OSUNA
El sociólogo canadiense Herbert Marchall Mc Luhan, una autoridad de autoridades en la ciencia de la comunicación (“el medio es el mensaje”), hasta 1980 de su fallecimiento en Toronto, sostuvo que “los medios de comunicación audiovisual modernos (televisión, radio, etc.) cuestionan la supremacía de la escritura”. Yo tuve la gran oportunidad de conocerlo y asistir a una magna conferencia de prensa que vino a ofrecer en la ciudad de México, a principios de la década de los años 70.
Lo cito por la celeridad de la comunicación de los acontecimientos actuales y por la velocidad de su conocimiento masivo a través de las redes sociales derivadas del internet, cosa que no conoció en su dimensión asombrosa el mismo Mc Luhan.
Un asunto que aparentaba estar bien guardado como todos los asuntos de la Biblia, parecía ser el de la capital de Israel, hasta que de manera inopinada lo sacó a la luz (para variar) el racista antimexicano Donald Trump, declarando que cambiará la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén, sin importar consecuencias geográficas ni políticas mundiales, ni la desaprobación, de entrada, de Alemania, Francia e Inglaterra. Va solo. Y de inmediato se empezó a incendiar el Medio Oriente, que ha estado a raya de los israelitas, sobre todo después de la “Guerra de los 6 días” con Egipto y el casi sometimiento militar de los palestinos. El frágil equilibrio de la zona en el que tienen metidas las manos los mismos rusos, amigos de unos árabes y enemigos de otros, no garantiza por mucho tiempo la no desestabilización de los judíos expansionistas.
Y aunque este tema saltó a la primera plana de la prensa mundial de la noche a la mañana, no habían transcurrido ni quince días en que el mismo fascista de la Casa Blanca había amenazado con desaparecer a Corea del Norte por continuar con sus ensayos de misiles militares, sin los cuales resulta inoperante su armamento nuclear. Que sin la aprobación de su propia nación un líder cualquiera anuncie al mundo que va a desaparecer a un pueblo entero de la tierra, a eso se le llama de alguna forma en alguna parte del planeta, pero como se le llame no es nada bueno, decente ni edificante. Esto es más grave que lo del cambio de facto de la capital de Israel. ¿O esto es solamente un ardid para atenuar la balandronada de la desaparición de Corea del Norte? Pareciera ser que estamos ante un aprendiz de brujo.
O que nos encontramos de nuevo viendo cómo se maneja Goliat urgido de encontrar a un David para desquitarse del trauma de su antiquísima derrota. ¿De veras no aprendió nada de su derrota en Indochina, con todo y el Premio Nobel de la Paz concedido al alemán-norteamericano artífice de la paz con Vietnam del Norte? De acuerdo a la teoría de Mc Luhan, las imágenes de esos dos momentos críticos para la humanidad, imponen su supremacía sobre la literatura.
Otro asunto que se ha vuelto viral ya, a nivel local, es al que me refiero a continuación. Como otros paisanos, recibí con agrado la promoción estatal “Puro Sinaloa”, destacando lo positivo de nuestra tierra. Sin mucho pensar, di por hecho que se trataba de algo original, hasta que conocí una crítica de Ernesto Villanueva (Noroeste, 13 noviembre, 2017) en la que da cuenta que la marca “Calidad Puro Sinaloa” orienta los recursos de los sinaloenses, dice, “a labores de distracción”, que ha resultado, agrega, todo un problema “de forma y fondo”.
En concreto, y sin entrar a los detalles de la crítica, Villanueva señala que “la marca apenas fue registrada el 12 de octubre de 2017 después de ser rechazada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) por semejanzas con otras registradas anteriormente, de ahí que hubo de registrarse con la palabra “Calidad” antes de “Puro Sinaloa” que era el producto que –se supone—tenía como propósito “unir” a los sinaloenses…” Esto, obviamente, me hizo saber que la frase de la campaña que nos promociona no es original. Y que igual como me pasó a mí, también a la Banda El Recodo la llevaron al baile. Y más al letrista, que por ningún lado menciona lo de “Calidad”.
Aún así, sin dejar de darle valor a la crítica en cuestión, en plan optimista me quedo con lo positivo de destacar lo nuestro. Pero tengo que advertir y cuestionar que se ha descuidado que no se pase dicha promoción justo cuando en los noticieros radiofónicos se informa de duras o tristes realidades sinaloenses. En Radio Fórmula, por ejemplo, en el noticiero matutino, inmediatamente después de que se informa que Sinaloa ocupa el segundo lugar nacional en corrupción en los funcionarios públicos o del lugar en el número de desapariciones, entra el promocional “puro Sinaloa”, con un efecto devastador en el radioescucha. Lo mismo ocurre al pasar las noticias de la nota roja: “Matan a 30 en la semana. Culiacán.
Con 30 personas asesinadas en tres municipios del estado, cerró la semana comprendida del 20 al 26 de noviembre”. Sigue el corte. Y entra el promocional “Puro Sinaloa”. Aunque en la radio actúen de buena fe, no premeditadamente, ¿le han informado de esto al gobernador Quirino Ordaz Coppel? Conforme pasan los días, ¿tendrá razón Herbert Marchall Mc Luhan?
* Economista y compositor