Nacional

Cien años de Pedro Infante Texto charla /conferencia, Festival Interzona, Tijuana, diciembre 2017

Por domingo 31 de diciembre de 2017 Sin Comentarios

MARIO ARTURO RAMOS

El 18 de noviembre de 1917, en el Puerto de Mazatlán, nació Pedro Infante Cruz, hijo del contrabajista, ejecutante de diferentes instrumentos musicales y director de orquesta, originario de Rosario, Sinaloa, Delfino Infante García y de Refugio Cruz Aranda, nativa de la misma población minera del sur sinaloense, pareja que había contraído matrimonio en 1908 en su lugar natal; ella de 18 años, el de 25. Pedro fue el cuarto hermano de una familia numerosa de quince integrantes de los que sobrevivieron nueve: algunos nombres son: María del Rosario, Ángel, María del Carmen. María Concepción, José Delfino, Mará del Consuelo, María del Socorro; fue el inicio de lo que  llama, Agustín Sánchez González: “El Infatilismo y la identidad popular” forma certera de describir, la adoración que se le profesa al ídolo.
El pasado 18-XI-2017 celebramos cien años del ídolo por excelencia; es importante definir el adjetivo. La Real Academia Española la explica: 1.- Imagen de una deidad o objeto de culto. 2.-Persona o cosa amada o admirada con exaltación; los fans de Pedro hacen cumplir cabalmente la segunda acepción. Regresemos a su historia, en 1924 la familia Infante Cruz cambió su domicilio a Guamúchil, población del Municipio de Mocorito, en el presente capital del Municipio de Salvador Alvarado.
El musicólogo Salvador Morales explica: Pedro Infante, “el llorado ídolo había nacido poco menos de cuarenta años atrás, en Mazatlán, Sinaloa. Como el padre dirigía una banda musical, su numerosa familia cambiaba a menudo de lugar de residencia. Durante varios años radicó en Guamúchil, pueblo al que tomó mayor afecto que a su ciudad natal.
Así pasó a la historia como, el ídolo de Guamúchil”.
Su leyenda inicia en 1929, a los doce años, edad que marca su arranque de cantar, ejecutar el violín, trabajar en una tienda de abarrotes y comenzar el oficio de de carpintero bajó los consejos del señor Bustillos; al tiempo volvió a cambiar de aires por motivos de sobrevivencia económica ubicando el domicilio en Guasave, Rosario y Culiacán, la Capital del estado. En esta última la Orquesta Estrella, que gozaba de popularidad como la mejor de la localidad, invitó a Delfino y a su hijo a integrarse a la agrupación, Delfino en el contrabajo e Infante Cruz como baterista e intérprete. El trabajo de padre e hijo, dicen los biógrafos le dio a la orquesta un sello propio. Cuando tenía 18 años, la radiodifusora local XEBL le abrió los micrófonos en un programa patrocinado por la farmacia “La económica” propiedad de Odilón Ortiz, quien era un enamorado de la canción popular, el éxito fue notorio, y permitió que los sueños abrieran las alas.

Carlos Monsiváis escribió: “la voz de los cantantes populares es una de las mejores autobiografías a la disposición. Allí se trasmite con puntualidad y exactitud el cortejo, las comprobaciones de las derrotas (amorosas) el dolor de haber sido y el dolor de ya no ser, el humor desenfadado, el jolgorio en compañía, la gravedad de la poesía inesperada”, observación puntual que podemos aplicar a Pedro y su impacto en el gusto masivo que se acrecentó a partir de su fallecimiento. Yolanda Moreno Rivas, etnomusicóloga opina “Pedro Infante, el héroe de Guamúchil, fue también un producto natural de la felicidad artística del pueblo, de nuestro pueblo prodigioso”.
El epigramista Quid versificó el sepelio del cantor y actor en este verso, origen de “Infantilismo”: Hubo lágrimas e insultos/ hubo heridos y golpeados/ empeñones y tumultos/ y un montón de desmayados/. En el duelo singular/ mostró con su paroxismo/ que el pueblo padece un mal/ que se llama “Infantilismo”. Continuemos con el personaje que pertenece a la memoria masiva y que día a día su figura con el andar de los calendarios se ha diversificado, enriquecido, adulterado, venerado.
En 1936, impulsado por su compañera María Luisa, llegó a la Ciudad de México en busca de horizontes para formar una carrera artística, sucedió la transformación de crooner–cantante o melódico- al estilo ranchero, la canción denominada “ranchera” no es un género musical, es un estilo, ya que en ella convergen, boleros, valses, corridos, tangos, baladas, tal y tal, por lo tanto, Juan S. Garrido compositor de “Pelea de Gallos”, “Noche de luna en Jalapa” y muchas otras me contó que: trabajando Infante en el restaurante-del Hotel Reforma- enfrente de la hoy Cámara de Senadores, comenzaba después de que un mariachi amenizara a los asistentes, Pedro trabajaba con un traje negro que por el uso constantemente visitaba la tintorería.

El día de la metamorfosis de crooner a ranchero, -la temática de la canción ranchera- como puntualiza Alberto Ángel, El cuervo, es la que habla de rancho o de ranchos-, había mandado a la tintorería de chinos que se encontraba enfrente del lugar de su trabajo, no entregaron la vestimenta, María Luisa, le pidió a uno de los integrantes del mariachi su traje prestado ya que había que cumplir la encomienda: Entonces el cantor salió al escenario con su nueva armadura, entre los parroquianos se encontraba en una mesa Ismael Rodríguez con unos amigos, al ver al intérprete sinaloense, Ismael quedó encantado con la imagen, la voz y la personalidad , pregunto a uno de los meseros ¿quién era?, entonces le comentaron que su esposa era su representante, la llamó a su mesa y después del saludo, comenzó una relación de trabajo fundamental en la carrera el ídolo. Sergio E Morgado en “Ismael Rodríguez y el mito” apunta: “El creador principal del mito y leyenda de Pedro Infante, fue el que llamaran el director del pueblo, Ismael Rodríguez.

El encuentro de Infante y Rodríguez se dio a través de las canciones, su estilo interpretativo, cautivó al director que le vio las cualidades de un gran actor. Lo preparó y le creo los personajes que se adaptaran a su estilo y personalidad. El primer filme de éxito fue Los Tres García alternó con Sara García, Marga López, Abel Salazar, Víctor Manuel Mendoza.
A los personajes Pedro les daba alegría fuerza y gracia y el público los aceptó, los convirtió en algo suyo. En las 15 película que Rodríguez realizó con él, pudo extraer toda su esencia para proyectarla en la pantalla; a pesar de su cine truculento, abusivo y populachero, el triunfo no se hizo esperar, la gloria del reconocimiento fue para los dos”:
Su trayectoria discográfica tiene 1943, como año de despegue, la primera producción tuvo dos obras músicoliterarias “Mañana” de V Eugenia y “Rosalía” de Quirino Mendoza y Carlos de Etzel. Entonces fue la hora de comenzar la inmortalidad. Agustín Sánchez González continúa apuntando: ‘¿Qué es lo que lo transforma en héroe o en mito o en leyenda o en todo? Una de ellas es la lectura sobre el actor, el personaje, que transita del campo a la ciudad;
Pedro es un poco ese provinciano que representa en la cinta “También de dolor se canta”, ¿dónde un tímido profesor provinciano se transforma cada vez que mira un hada: Muchos discos. Más de cincuenta y cinco filmes son eslabones que ayudaron a construir una figura que a cien años de su fallecimiento es de mejor sabor”.

Cuando llamo el director de Festival que nos reúne esta noche decembrina, acepté como siempre que me invitan a la ciudad que amo; le dije a Leobardo que a Pedro infante lo veo en tres facetas: cantor, actor y mito; las dos primeras las señalé brevemente y son argumentos sólidos para considerarlo un icono de la canción popular, del Cine Nacional y de la cultura masiva; la tercera: el mito, que a sesenta años del accidente de aviación me permite estar de acuerdo con el análisis que destaca aciertos y errores en la sobre explotación de su trabajo artístico y comercialización de su imagen, que convierte en mercancía rentable destinada al universo de seguidores ;
pero a Infante todo se le perdona. Entonces coincido con los estudiosos que creen que la columna principal que sustenta el mito, son los medios masivos de comunicación que masifican y permite la oportunidad de tener a un cantor/actor con oficio de carpintero, por cierto actividad que coincide con otras figuras que se dedicaron o son descendientes de quienes también cultivaron la carpintería y que murieron en la semana mayor o semana santa- 15 de abril de 1957. ¡Claro! es el personaje bueno, malo o normal como en” Los tres huastecos” en contraste con el pobre que emana felicidad, o el hombre común que besa a las mujeres hermosas del celuloide. ¿Quién no desearía estar en su esqueleto? y por último su mexicanidad, nace en Sinaloa en el noroeste y muere en Mérida al sur de México. El inolvidable Juan S. Garrido escribió sobre su
epílogo.
“El 15 de abril en un trágico accidente aéreo, murió el popular actor y cantante Pedro Infante, ídolo de los públicos hispanoamericanos, dueño de una triunfal carrera. La venta de sus discos fue fabulosas y sigue siendo hasta la fecha uno de los preferidos”. Finalizó con una autocita, Pedro Infante Cruz, actor y cantante que logro enamorar al México contemporáneo, convirtiéndose en uno de sus símbolos preferidos, esos que ni el paso del tiempo, ni la muerte arrancan del corazón y la memoria de nuestro pueblo.
Muchas gracias a Carlos Sarabia que con su conducción y conocimientos cinematográficos sobre Pedro Infante enriqueció la reunión y a Javier Munguía, cantor solidario quien logró que la canción popular se encuentre presente.

* Autor e investigador

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.