SYLVIA TERESA MANRÍQUEZ
No me gusta levantarme con ese olor a violación, no
me gusta levantarme y sentir miedo, quiero justicia
para mi dignidad… Me siento orgullosa de pertenecer
a esas once mujeres que son la voz y el eco de muchas
más… nunca nos van a volver a llamar mentirosas,
nunca más nos llamarán las violadas de Atenco”.
Esas palabras de una de las mujeres violentadas, me dejaron eco. Es uno de los muchos ejemplos vergonzosos de injusticia e impunidad que se dan en nuestro país.
Estas once mujeres expusieron con dolor su reclamo de justicia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como último recurso en su búsqueda. Hablaron de violaciones, tortura, ultraje, miedo, mucho miedo.
También mucho coraje e impotencia. Los mismos ecos que me trae la campaña “Yo no cierro los ojos”, porque siendo honestos todos hemos volteado la cara alguna vez ante una injusticia que creemos no nos es cercana.
Se nos informó que el Gobierno mexicano reconoció ante la CIDH, su culpabilidad en el mencionado caso, aunque rechazó que la violencia haya sido generalizada y sistemática.
Mientras, leemos y oímos a las víctimas de un lado y a los agresores en el otro. Se acude a instancias internacionales en búsqueda de respuestas que prometan soluciones.
En cambio, al escuchar en los medios la campaña “Yo no cierro los ojos”, surge la pregunta ¿quién tiene los ojos abiertos? Las víctimas o quienes deben impartir justicia; autoridades e instituciones, medios de comunicación, ciudadanía en general, ¿quién? Para ayudar en la respuesta, vale meditar en qué se hace cuando se observa a una mujer siendo maltratada por su patrón, discriminada por embarazo o acosada en la calle o el ruletero. ¿Abriría los ojos si se trata de una mujer cercana, una hermana, hija, esposa o madre?
La campaña “Yo no cierro los ojos” pretende hacer visible y ayudar a terminar con la violencia hacia las mujeres y niñas. También hace un enérgico llamado a las autoridades para que se implementen acciones contundentes contra la violencia e impunidad.
Es promovida por las asociaciones Fondo Semillas, Equis Justicia para las Mujeres, GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida) y el Instituto Simone de Beauvoir; también por artistas y periodistas.
La campaña puntualiza que en México las niñas y las mujeres son violentadas en las escuelas, centros de trabajo, hogares, en la ciudad y el campo; en las relaciones de familia, de pareja, laborales, en las omisiones de las y los servidores públicos, en la atención de embarazos y partos, en el transporte público, y en todos los espacios donde transitan y conviven las personas.
Hay que mantener los ojos abiertos y actuar para que las estadísticas dejen de hablar de mujeres y niñas con difícil o nulo acceso a la justicia, ridiculizadas, que olvidan su propio nombre, su identidad al ser ubicadas como un número más en las estadísticas.
Si todas las personas abrimos los ojos y actuamos detendremos la vertiginosa violencia que secuestra la paz a las niñas y mujeres mexicanas y sus familias; que no sea necesario acudir a instancias internacionales, porque aquí, en su tierra, son protegidas y acompañadas. “Yo no cierro los ojos” propone algunas acciones para apoyar, como enseñar a hijos e hijas a respetar a todas las personas, cuestionar las ideas que señalan que los hombres y las mujeres están obligados a cumplir con diferentes obligaciones y roles, exigir al gobierno políticas públicas para prevenir la violencia en contra de las mujeres y niñas en México.
Además, si ves a una mujer siendo violentada, pregúntale si puedes ayudarla; nunca culpes a una mujer víctima de violencia. Asegúrate de que tu trabajo, escuela, hogar, familia y grupos de amistades estén libres de violencia hacia las mujeres y las niñas.
Esta campaña no es sólo de asociaciones, artistas y periodistas es de todos y todas, hagámosla parte indispensable de nuestra filosofía de vida, no dejando solas a las mujeres humilladas, maltratadas, golpeadas, silenciadas, violentadas.
Yo no cierro los ojos, tú tampoco, pasa la voz.
* Autora y Productora de Radio Sonora