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Un constituyente Sinaloense: Pedro Rosendo Zavala

By miércoles 15 de noviembre de 2017 No Comments

FELIX BRITO

Originario del poblado de Culiacancito, municipio de Culiacán. Entre 1892 y 1896 realizó sus estudios preparatorios en el Colegio Civil Rosales periodo en el que convivió con Cándido Avilés, quien al igual que él fuera electo posteriormente diputado constitucionalista. Tras culminar sus estudios en el Colegio Rosales, Zavala continuó su desarrollo profesional en la ciudad de México ingresando en el Colegio Militar en 1896, en donde destacó como alumno y atleta al ser considerado un gran tirador de esgrima con sable. Durante su permanencia en esta institución militar, fue compañero y estrechó vínculos de amistad con los entonces cadetes Gustavo Garmendia y Vito Alessio Robles. Egresó del Colegio en 1904, con el grado de Teniente táctico de artillería, dándose de alta en el regimiento de montaña, en marzo de 1905 se le comisionó en la fundición nacional de artillería, puesto en el que permaneció hasta julio del mismo año, cuando el presidente de la república le extendió despacho para que como Capitán segundo de artillería impartiera la clase de esgrima de sable en la escuela militar de aspirantes. Fue afecto a las prácticas y grupos espirituales. En 1907 le encontramos como partícipe de una sociedad teosófica, dicha logia estaba integrada por alrededor de treinta socios y Zavala conformaba parte de la mesa directiva, junto con las siguientes personas: Dr. Alfonso T. Montenegro, Ing. Manuel E. Velasco, Lic. Víctor Ramond. En 1908 Zavala era socio del grupo “Alpha” de investigaciones psíquicas, integrado entre otras personas por Antonio B. y Castro, José A. Garro, Víctor Ramond, Enrique del Castillo Velasco. El mismo año, Zavala formó parte de una comitiva enviada a Europa por la Secretaría de Guerra, la cual estaba encabezada por el Gral. Brigadier Gilberto Luna y tuvo como objetivos realizar estudios técnicos de artillería y la adquisición de materiales de guerra, por tal motivo el 12 de febrero partió rumbo a Francia, donde se desempeñó además como secretario del Gral. Luna. En mayo de 1911 el presidente le extiende el despacho de Mayor al entonces Capitán primero, técnico de artillería. Ese mismo año regresó de Europa enfermo de lepra, dicha enfermedad se encontraba en un estado muy avanzado y que se manifestaba en la cara y manos de su cuerpo. Los médicos del hospital militar dictaminaron que su permanencia en el ejército era peligrosa por lo que resultaba necesario realizar su baja, sin la posibilidad del beneficio del retiro, pues no cumplía con la edad de 20 años de servicios prestados en las filas de esta institución. Gracias a la amistad que sostenía con Teniente Coronel Vito Alessio Robles, quien desempeñaba el puesto de jefe del estado mayor del Gral. José González Garza, Secretario de Guerra y Marina, Zavala logró obtener una licencia por seis meses con goce de sueldo, con el fin de que realizara su campaña para la obtención del cargo de diputado federal, empresa de la que resultó electo para integrar la XXVI Legislatura. La prensa de la Ciudad de México recogió una intervención que como diputado tuvo en la tribuna legislativa el Ing. Pedro R. Zavala, cuando se opuso a la entrega de una condecoración otorgada por la Corona española al Gral. Brigadier Gilberto Luna, argumentando que dicho general no recibió con anterioridad la cruz al mérito militar de parte del gobierno mexicano por ser indigno, manifestó también lo que en su concepto había movido al gobierno español a conceder dicha condecoración: Luna intervino en la compra que a una casa española constructora de armas hizo el Estado mexicano de más de 80 mil fusiles. Los fabricantes impusieron su influencia y el gobierno español concedió una cruz inmerecida y la Cámara de diputados,-concluye el águila de la leyenda deglutiendo el último trozo de serpiente- no debe admitir esta forma de corretaje que lastiman la dignidad del ejército mexicano. Digamos lo que Mirabeau: “esa distinción nos honraría profundamente si no fuera un presente del comercio, un presente corruptor”. En octubre fue hecho prisionero junto con otros diputados en la prisión de la Ciudad de México, fue puesto en libertad en marzo de 1913. Viajó a Sinaloa, donde se incorporó a las filas revolucionarias que comandaba el Gral. Ramón F. Iturbe. Fue capturado en la ciudad de México por la agentes de la policía reservada el domingo 25 de enero de 1914, bajo los cargos de ser partícipe de intento de rebelión encabezada por el Gral. Félix Díaz; fue enviado a la prisión militar de Santiago y recluido en una pequeña galera repleta de cautivos. De forma anecdótica Zavala le narró a Alessio Robles lo siguiente con respecto a su estadía en dicha prisión: y comentó con fina ironía que aquellos presidiarios al darse cuenta de la terrible enfermedad que padecía, se apretujaron para dejarle un buen espacio en que dormir y agregaba: “no me sacaron ni los dos pesos que llevaba en el bolsillo, ni mi cartera, ni mi reloj, ni mi lapicero”. Alessio Robles y Zavala fueron conducidos después a la prisión militar de Allende, posteriormente los trasladaron a un muelle en el puerto de Veracruz y trepados en el remolque Tulum para ser trasladados a la fortaleza de San Juan de Ulúa, donde finalmente permanecieron alojados en el calabozo número diez, el cual describe Robles como “estrecho y bajo de techo, con el piso húmedo y que tenía por todo mobiliario un cajón, un petate y un bote de hojalata. Zavala se tumbó sobre el petate y yo me quedé en el cajón”. Debido a un amparo interpuesto por su padre, Vito Alessio Robles fue puesto en libertad, mientras que Zavala tuvo que esperar hasta el 27 de marzo, cuando fue trasladado de Veracruz hasta la presencia del Gral. Blanquet, quien ordenó su libertad el 31 de marzo de 1914. En 1916 fue electo diputado al congreso constituyente. Muere en 1920.

*Periodista sinaloense

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