La tradición:
El Concurso de Altares del Pueblo Mágico de Mocorito, Sinaloa 2017, año con año es una muestra de tradición, arte popular; ejemplo de luz otoñal; escenografía de flores e imágenes aderezada con mùsica en la culminación de una jornada en la que el respeto de los mocoritenses por los que se adelantaron en el viaje infinito se materializa en la plasticidad de los Altares de la Atenas de Sinaloa.
La celebración anual es parte del mosaico nacional que en diferentes partes, con maneras distintas, celebran la fiesta que enriquece la identidad nacional. De sus orígenes existen diferentes estudios, puntos de vista, opiniones; la controversia nos ofrece diferentes panoramas sobre su historia. Son muchas voces que encuentran su raíz en las naciones nativas de la época precolombina; otras las ubican en la modalidad cristiana que llegó con la conquista, en fin lo cierto es que el día primero de noviembre con la Fiesta de Todos los Santos y el 2 con la de los Fieles Difuntos, México se llena de lo que es lo nuestro y, en Mocorito se lleva a cabo el ya tradicional Concurso de Altares. La hospitalidad de los habitantes del Pueblo Mágico, permitió que visitantes y lugareños recorrieran calles, instituciones, domicilios, donde los altares en una amistosa competencia lucieron las mejores habilidades de los concursantes, que como cada año en el otoño, recuerdan y celebran a los que partieron antes al viaje eterno.
El otoño:
La tercera estación del año llena de colores la vida. Es otoño el que dice presente en la segunda mitad del 2017; temporada creativa entre los artistas que encuentran un espacio en el calendario promisorio para crear. En estos días invita este editorialista a escuchar “Las Cuatro estaciones” de Vivaldi, la obra musical que nos permite transcurrir por medio de la belleza del sonido las cuatro temporadas que definen al año; también se puede admirar “La vendimia” o “El otoño” de Francisco de Goya, uno de los genios hispanos de la pintura. En fin que en La Voz del Norte espera para todos: un otoño pleno.
CANTO Y LLANTO
Tengo memoria de un río que se fue llorando al mar y ya nunca más volvió, nunca, nunca, nunca más. Guardo una lágrima azul y un suspiro de cristal y en el aire y por aire le canto a la soledad. Yo soy el viejo cantor, lo mío es cantar y cantar para Dios y para mi y el que me quiera escuchar. Polvo y barro del camino, pasos que vienen y van y las huellas que se quedan porque se quieren quedar. Sueños de sueños mis sueños, que no quieren despertar y están despiertos y sueñan y no cesan de soñar. ¿De qué realidad me hablas? Yo soy la realidad, y lo único que anhelo y quiero y quiero es amar. Tengo memoria de un río que se fue llorando al mar y ya nunca más volvió, nunca, nunca, nunca más.
JUAN CERVERA SANCHIS POETA Y PERIODISTA ANDALUZ