Las psicoterapias, como los sastres bribones, nos
ofrecen el modelo y la medida de los ropajes fatuos
que visten de grandeza la desnudez real, evidente
para el inocente que denuncia las connivencias de la
inteligencia: que ahí donde nada se ve, no haya nada”
Edmundo Vega.
Por: CARLOS VARELA NÁJERA
El discurso psicologista vive sólo de slogans, “se feliz, tú puedes, el poder se encuentra dentro de ti”, en fin, son pequeñas muletas psíquicas que intentan obturar la falta y castración de los cuales nadie escapa, ya que este tipo de ensalmos y salamerias, se instalan como soluciones a los complejos problemas que la vida ofrece, es por eso que los libros de autoayuda se encuentran en cada esquina como panacea a los problemas del sujeto, ofreciendo técnicas para todo, pensando que con recetas se disipa el problema de lo humano.
Los libros de autoayuda si acaso sirven como sugestión, de ahí que, ya sugestionado te crees un superhombre, superdotado, feliz y capaz de cambiar el mundo, pero mientras defeques y orines la miseria psíquica te alcanza, es decir eres Nietzscheanamente humano, demasiado humano y por lo tanto estas castrado, sin embargo eso el libro de autoayuda no muestra, sino que ese pequeño panfleto te da soluciones fáciles ante las contingencias de la vida. Los libros de autoayuda tienen recetas de como educar a nuestros hijos, como ser más eficiente en las relaciones laborales, como ganar más dinero, como ser más feliz, como hacer más amigos e influir en los demás, como usar la inteligencia emocional, en fin, como ser tu propio coaching. Son más que problemas psicológicos, exigencias sociales y culturales, más allá de todo esto que te ofrecen los manuales de autoayuda, ya que sólo te venden especulaciones. Algunas concepciones humanistas intentan formar escuelas para la felicidad, uniendo cientificismo con esoterismo,
para darle a sus explicaciones tintes de formalización, donde la epistemología básica es el sentido común, de tal suerte que el terapeuta o facilitador, como se les facilite nombrarlo, se transforma en un gurú o guía espiritual, recitando rezos gestales, para no desentonar con cualquier otra religión, esos guías espirituales te piden que te liberes, que sanes a tu niño interior, solamente requieres una mente positiva, que el cambio es aquí y ahora y muchas otras charadas que se afirman, como si una persona que tiene cáncer se aliviara sólo con mente positiva o equilibrando sus energías. La técnica de estas psicoterapias es la sugestión, ejercicios espirituales, tareas, mente positiva, oraciones, repeticiones de slogans, tú puedes, todo está en ti, se apela al individualismo faccioso y sin conciencia, al utilitarismo y pragmatismo como referencias, al cientificismo para darles cierto aire de autoridad, de ese modo se machacan ordenes, exigencias, imperativos conciencialistas, todo con el fin de pedir el cambio psicológico mediante la voluntad, el terapeuta o como se le llame, crea un lazo emocional para poder manipular sugestivamente al sujeto, para imponerle su mandato salutogénico y convencerlo de que por ese camino y haciendo esas tareas será omnipotente y completamente feliz, basta con seguir los consejos del señor miyagui.
El bombardeo terapeutizante es encaminado a destrabar las corazas, que el sujeto actúe sin culpas, que no reprima absolutamente nada, que llore y gesticule hasta el cansancio, que brinque y patalee, aun berreando como becerros en pradera, todo con el fin de liberarse del mal y equilibrarse con movimientos desequilibrantes y estrambóticos más las gestualciones corporales, arrastrarse por el piso llorando como una foca para derrumbar el narcisismo, en fin, hacer la gran payasada en escenarios y todo ello arropado con la santa bendición del cientificismo neurocientista.
Los ejercicios que se realizan en estas terapias en nada se diferencían de los ejercicios espirituales de las sectas fundamentalistas, donde se privilegian las emociones, lo psicodélico, al relajarlos con música para adormecerlos y ya en trance manipularlos e influenciarlos…seguimos con la tercera entrega.
*Doctor en Educación y Lic. en Psicología.