Por: María Flora Chong Muñoz
Como siempre sucede, cada vez que se anuncia el descubrimiento o el acercamiento de un objeto astronómico, surgen una serie de alarmas que crean sobresaltos en la población y, las versiones catastróficas no se hacen esperar; por eso es que, la noticia del acercamiento del Asteroide Florence, el viernes 1 de septiembre del año en curso, no fue la excepción.
Muchos comentarios alarmistas en las redes electrónicas, comentarios en la radio y hasta en algunos medios impresos se pudieron encontrar, no faltaron por supuesto, los populares memes al respecto. Sin embargo, este asteroide gigante (Near Earth Asteroide 3122 Florence) descubierto en marzo de 1981, que mide aproximadamente 4.5 kms. de ancho, se acercó a 7 millones de kms. de nuestro planeta; esto es, 18 veces la distancia de la Tierra a la Luna.
Ninguna otra roca espacial, tan grande como esta se ha acercado a nuestro planeta desde que la Nasa inició el monitoreo del cielo. Este acercamiento representó una especial oportunidad científica para que los astrónomos, alrededor del mundo, enfocaran sus instrumentos hacia la trayectoria de la aproximación de Florence.
Por su tamaño, fue muy fácil de ver, porque tiene una superficie muy brillante que refleja más del 20% de la luz del Sol. Y aunque su máxima cercanía fue el 1 de septiembre sigue siendo fácilmente observable con telescopios y radares, confirmó la NASA.
Entre los datos importantes que se recabaron se confirmó que Florence tiene dos lunas, un período de rotación de 2.4 horas, que su forma es casi esférica, que tiene una cresta ecuatorial y, al menos un gran cráter.
Aún se desconoce el tamaño de sus lunas pero se estima que midan entre 100 y 300 metros, no es seguro, pero se calcula que la luna más cercana al asteroide lo orbite en aproximadamente 8 horas, mientras que la más lejana, entre 22 y 27 horas.
Florence es el tercer asteroide triple de los más de 16,400 rocas que han sido descubiertas cercanas a la Tierra.
El primero de septiembre, Florence sólo se acercó a saludarnos, su paso no representó ningún riesgo de que llegara a golpear a nuestro planeta y tampoco representa un peligro en el futuro previsible, es decir, en octubre de 2024, y no volverá a pasar tan cerca de nuestro planeta, hasta dentro de 500 años.
* Coordinadora Planetario de Cajeme