Por: María Trinidad López Lara
Algunas personas relacionan a la cultura con las actividades clásicas como el teatro, música, tradiciones y costumbres o bien el arte se define como “alta cultura”, son eventos que se salen de lo ordinario, actividades en ese sentido, extraordinarias. El término de cultura urbana o cultura joven se asocia a lo contemporáneo, “a lo que se aleja de lo clásico” a prácticas como el arte emergente y los espectáculos callejeros, el diseño, los artistas innovadores y el graffiti. Gusto relajación, diversión y desarrollo personal, los jóvenes se han convertido en visibles protagonistas dentro de los procesos globales para convertirse en resueltos promotores de alternancias culturales en la búsqueda de la construcción de algo innovador.
Las culturas de jóvenes de este siglo forman parte de la creación de discursos que interpelan los contextos en los cuales participan activamente. En el mundo de los intelectuales prevalecen tendencias a apuntalar los discursos apologéticos de la globalización. Ello se asocia con la identidad cultural de potenciar sociedades de corte intercultural en lugares con grandes galerías, salas de cine arte, librerías especializadas en cultura y en música, ferias artesanales, escenarios culturales que pretenden diferenciar una parte de la producción artística, que se identificaría con un determinado concepto de modernidad al denominarse en ese sentido arte académico.
Los modos de vivir y relacionarse, las costumbres y los comportamientos son características que definen a una cultura y ésta varía según el contexto y las condiciones de cada grupo social. Así, existen culturas milenarias cuya permanencia en el tiempo definen a las sociedades contemporáneas, pero también, dentro de éstas se moldean culturas alternas, que en conjunto con otras manifestaciones, conforman la cultura urbana.
Entendida como aquella que se vincula a las grandes ciudades, esta cultura la construyen los individuos con expresiones como el Street-art. El arte urbano dio sus primeros pasos como tal en el París de la segunda mitad de la década de los sesenta, cuando comenzaron a verse en los muros de la Ciudad de la Luz inscripciones con mensajes políticos realizadas con plantillas.
Pero sería a mitad de los años 90 cuando el concepto Street arte se usaba para hacer una definición del trabajo de un grupo heterogéneo de artistas, que desarrollaron una manera de expresión callejera con el uso de varias técnicas, como por ejemplo podían ser pegatinas, murales, plantillas, posters entre otras, este tipo de técnicas se alejan mucho de los graffitis, pero desde luego ahora este tipo de arte no sólo es posible realizarla en la calle si no que hoy por hoy se pueden ver obras de una manera muy profesional en 3D.
Los artistas urbanos y muralistas traen consigo una perspectiva nueva y vibrante que quizá no tengan los arquitectos o diseñadores, indudablemente que cada persona tiene gustos diferentes en el sentido de que cada uno de los individuos considera arte distintas cosas. De esta manera, una persona puede llamar arte a una pintura que fue hecha con excelente técnica, y otra persona puede llamar arte a un montón de chatarra colocada de manera estratégica en un espacio visible. Los jóvenes están decididos a comunicar y romper estructuras por todas partes, no son todos artistas, obviamente.
Por lo tanto al hablar del Street-art, (que involucra múltiples manifestaciones más que las nombradas como por ejemplo, los cantantes callejeros, las estatuas vivientes, los espectáculos de skate que superan las instancias deportivas etc.), es hablar también de una posición: no todo es arte de aquello que se expresa creativamente en la urbe. Y es acá donde el observador ocasional debe hurgar para encontrar aquellas joyas realmente valiosas desde el punto de vista artístico, y disfrutarlas.
El arte callejero es un regalo a los sentidos de todos los habitantes, en cualquier ciudad. Como también dan color esas otras expresiones que, sin llegar a ser genuinas piezas artísticas, animan el paso de cualquier transeúnte y a la vez, provocan un sentido de admiración. Vivimos en una época en la que se fortalece el binomio arte y sociedad, pero también puede ser vista simplemente como una difusión de una industria cultural que apoya esta actividad. El arte urbano genera un gran impacto cultural, pues produce grupos sociales, convirtiéndose en un espacio relevante para la cultura.
El arte es arte tanto en la calle como en el museo o en la sala de teatro. Y los jóvenes, son jóvenes en todos lados, con sus sueños, con su fuerza invencible, con sus posturas desafiantes y sus inquietudes por exteriorizar toda esa información que los supera en tiempos cibernéticos y sitios virtuales. El arte “aprehende” artísticamente el mundo, la realidad social. Pero esa realidad social pasa por el tamiz del artista, por lo cual el arte no es esta realidad en sí, sino un reflejo altamente elaborado de la realidad social, tanto con la naturaleza como con las relaciones inter humanas contrario a ello, el Street art se practica en diversos espacios, y aunque lo más habitual es hacerlo en una pared, los distintos tipos de arte urbano permiten variar el lugar donde plasmar su obra.
Por ejemplo, en el caso del mural, se necesitan paredes espaciosas, los graffitis ya pueden variar un poco más su medida, y en el caso del stencil, “los diferentes tamaños de la plantilla permiten jugar con el entorno. Aprovechar las posibilidades que te da la calle, y cuadrar y plasmar tu stencil en sitios donde normalmente no habría nada.
De este modo se consigue llamar más la atención.”, explica Héctor Fernández un Street- artist, En esta modernidad de cultura joven o callejera está la expresión social de formas de difusión popular, de ideas políticas, de protestas sociales o bien de admirar un paisaje urbano contemporáneo lleno de color que expresa un mundo de ideas propias.
* Directora Universidad de Occidente Unidad Guamúchil