Por: María Trinidad López Lara
La vida real es muy distinta a los cuentos, entre las princesas y reinas del mundo, sin embargo el pulso de la actualidad con la celebración de quince años de millones de jovencitas que con su juventud e inocencia siempre tienen la ilusión y desarrollan en este gran evento una temática en especial. Tomando en cuenta las historia fantasiosas del siglo XIX, los cuentos narrados por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, Charles Perrault, Hans Christian Andersen, Walt Disney y otros: donde doncellas luego de una serie de peripecias en contra de malvados seres, brujas y gigantes encuentran a su principe azul, por eso vemos que la quinceañera es ataviada con un vestido inspirado en aquellos utilizados en los bailes europeos, princesas de películas, diosas griegas o damas antiguas, el común denominador es la fastuosidad y originalidad del vestuario evidenciando un pasado aristocrático estilo europeo.
Llamadas también quinceañeras, una joven que es introducida a la sociedad en un formal debut de presentación. Jovencitas que en ese gran día se les asocia con el titulo de princesa por su compostura refinada, elegancia, femineidad y ternura, ejerciendo una constante fascinación en esta tradición que perdura en la modernidad y en la imagen de la mujer contemporánea. El diccionario Merriam Webster define princesa como a alguien que se parezca a una princesa, especialmente: una mujer de alto rango o de alta jerarquía en su clase o profesión. Actualmente se considera princesas no sólo a las reales , sino también a celebridades famosas llamadas, pop princess.
En nuestro país estamos muy familiarizados con las princesas a través de los cuentos de hadas, tradicionalmente desde pequeñas la literatura gira en torno a ellos y hemos aprendido valores sociales y morales de los mismos y continuamos creciendo con ellos repitiendo la tradición de leer cuentos en los momentos de familia, siempre en la constante búsqueda de la “zapatilla de cristal”. La idea de princesa de nuestro siglo XXl sigue el ideal romántico, donde la fantasía, pureza, belleza y dulzura se personifica en la clásica Cenicienta, una doncella de facciones delicadas, gentil, ingenua. generosa, sensible, tolerante, intrépida, alegre, positiva y sonriente. Las nuevas princesas europeas son bellas, jóvenes y simpáticas pero a diferencia de los cuentos de hadas, ellas han estudiado, trabajado y tienen un estilo de vida, Son el arquetipo de la princes actual, mujeres modernas con una cultura elevada y refinada.
La fiesta de XV años, es sin duda uno de los ejemplos mas claros donde las niñas parecen princesas salidas de la monarquia , por una de las costumbres más arraigadas en México y el momento mas esperado por las adolescentes, este festejo data desde la época prehispánica y es la celebración de la ilusión, del sueño hecho realidad, se dice que esta tradición subyace desde los Mayas y los Aztecas donde los padres presentaban ante la sociedad a la joven que habiendo entrado en pubertad debía cumplir con nuevas responsabilidades ante la sociedad, otros piensan que llegó con las familias ricas de Europa, para Arnold Van Gennep, menciona que esta celebración, es un rito de paso en esta transición de niña a mujer y lo fundamenta en tres momentos: la separación, la marginalidad y la reintegración. En el primer momento la persona es separada del grupo al que pertenecía. En el segundo se efectúa el rito de paso como tal, al margen de la sociedad y en presencia de algunas personas encargadas de iniciar a la joven en su nuevo estatus social y finalmente se le reintegra a la sociedad.
El paso como tal, se hará durante la ceremonia y la fiesta. La quinceañera rodeada de personajes (madrinas, padrinos, corte de honor, padres y familiares) que la acompañarán durante este gran paso que la llevará a cruzar a la segunda etapa, durante este lapso la identidad de la jovencita será el centro de atención de esta gran celebración. Durante la fiesta la joven se incorpora a la sociedad arropada de una nueva identidad. Según la tradición la quinceañera viste un suntuoso vestido como princesa, rodeada de su corte de honor entra al gran salón adornado exquisitamente, con arreglos florales, coronas, candelabros, piezas de cristal, decoraciones en las mesas con hermosos manteles en tonos dorados y rosas todos los detalles elegantes, emulando los salones de los grandes palacios, ingresa la quinceañera modelando una figura estilizada, se ve perfecta como una obra de arte, evidenciando el pasado aristocrático europeo, junto con la niña que lleva en un bello cojín la zapatilla que posteriormente su padre habrá de colocarle en su pie, considerando así que la jovencita entró con calzado de infancia y sale caminando como mujer, continúan otros momentos emotivos como la fotografía, el banquete, el vals que es uno de los puntos culminantes se ejecuta una coreografía inspirada en los bailes de los cortes imperiales de principio del siglo XIX, la magia se desprende y se disfruta de este momento tan único y tan maravillosamente inolvidable.
Burbujas de mil colores de sueños mágicos, brillantes mariposas revoloteando en el aire, verdades dulces de la infancia y cual sin darnos cuenta llega el tiempo que empieza a teñir de colores la madurez de los quince, pinceladas de la paleta acrisolada del astro multicolor donde cada persona es una y única como tú mi preciosa niña, que te conviertes en la princesa de un cuento de hadas.
* Directora de U de O Campus Guamuchil