Por: Sylvia Teresa Manríquez
Suena el viento
a la voz de un hombre muerto
a lamento de mujer
a perro herido
a tormenta en cada puerta
a vidrio roto.
Suena y llega
a volarme la cabeza
a morderme la razón
a enfriar mi cuarto
a inventar en qué mentirme
a ver si grito.
(José Cruz, Real del Catorce)
I
Cada 7 de Junio uno se pregunta que hay que conmemorar. Las cifras de los acontecimientos diarios acumulan datos que dan la certeza de más deudas que logros.
José Cruz –Real del Catorce- escribió “Suena el viento”, en memoria de Manuel Buendía, periodista mexicano asesinado el 30 de mayo de 1984, convirtiéndose en el primer crimen de narco-política, según expresó Andrés Becerril al cumplirse treinta años de este crimen.
En la página de “Casa de los Derechos de Periodistas” se manifiesta que de Manuel Buendía a Javier Valdéz, han ocurrido 218 crímenes contra periodistas en México; seis asesinatos en los primeros cinco meses de este 2017.
Entre celebraciones y reconocimientos, se necesitan acciones que den seguridad en la realización de la profesión de periodista. Se promete reforzar la Fiscalía Especial de la PGR; modificar leyes que persiguena periodistas; propiciar diálogos.
Mientras esto se logra las agresiones siguen acumulándose. Pasa un largo año para que se reconozcan trayectorias periodísticas, se enaltezca el trabajo, profesionalismo, valentía, entrega, de quienes ejercen esta labor, mientras que solo pasan días entre las agresiones, incluidas la desaparición, secuestros y asesinatos.
Cada 7 de Junio la pregunta sigue siendo ¿Qué vamos a conmemorar las y los mexicanos? El miedo y la censura no se celebran. Necesitamos esclarecimiento de crímenes, certeza de justicia, condiciones para ejercer el periodismo claro y libre que este país y sus ciudadanos merecemos.
II
Mi vecina barre su banqueta cada mañana. Acostumbra dejar el montoncito de basura a un lado de su casa, en mi banqueta. Como yo no barro todos los días, esa basura se desordena y vuelve a su banqueta original. La vecina nuevamente barre y acumula a un lado.
Esa sensación me dejaron las palabras de la Ministra de Relaciones Exteriores venezolana Delcy Rodríguez, en respuesta a las declaraciones de su homologo mexicano Luis Videgaray sobre falta de democracia en aquel país.
La canciller expresó: “Narcotráfico, asesinato de periodistas y violencia social convierten a México en uno de los países más peligrosos del mundo… es hoy uno de los países más desiguales de nuestra Región, comprometiendo seriamente el buen funcionamiento de la democracia”.
Como mi vecina y mi banqueta. Si ella deposita su basura en su cesto, y yo barro más seguido mi banqueta, terminaremos ese círculo que nos tiene incómodas y en riesgo constante de un conflicto.
Claro, las relaciones entre países son algo menos doméstico, pero ¿no le parece que en la base el problema es el mismo? Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Acá en casa tenemos muchísimo de que preocuparnos; hoy, por lo pronto, de la auténtica libertad de expresión.
* Autora y productora Radio Sonora