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El goce

Por jueves 15 de junio de 2017 Sin Comentarios

el goce

Por: Verónica Hernández Jacobo

“Quizás aquí el mundo del amor al prójimo podría volver a darme el verdadero rumbo. Para ello, habría que saber enfrentar el hecho de que el goce de mi prójimo, su goce nocivo, su goce maligno, es lo que se propone como el verdadero problema para mi amor” (Jacques Lacan).

Goce es un concepto paradigmático que en Lacan toma la fuerza como de un huracán, no debe confundirse con el placer, ya que cuando el placer es tensado se transforma en dolor, entonces placer vuelto dolor sería lo más próximo al goce, entendido desde Lacan como aquello que empuja a un más alla del bien. Si lo aplicamos a los lazos sociales es cuando las pasiones se desbordan a nivel de exceso.

Sade nos lleva por los senderos del Goce ya que no se contenta sólo con usufructuar el placer en los sujetos, sino con tensar, apretar, asfixiar, torcer las zonas para que el sujeto experimente un paroxismo más allá del placer, y sea el grito un plus de goce de ese forzamiento. Podemos observar igualmente a las religiones que empujan a sus creyentes al sacrificio, buscando en el más allá el supuesto paraíso, así que para alcanzar tal fin, será la mortificación del cuerpo donde el imperativo categórico del sacrificio con la mortificación es el goce, en este sentido el goce se presenta de manera enigmática en todo acto humano, lo curioso es que no tiene un correlato biológico, sino una repetición obtusa por darse el mal en los sujetos.

Gozar en el dolor ajeno, sería un poco la eficiencia terminal de los políticos en México como formas de goce, infringiendo a la polis un dolor a diario al producir estragos con la pobreza, esto es el rostro atroz del goce llevado a su máximo límite, la destrucción masiva de la calidad de vida de los mexicanos. El goce puesto al día desde la Orientación Lacaniana, siempre tensa los lazos, y el placer lo transforma en dolor, lo hace imposible que se encuentra objetivamente en un laboratorio, mucho menos puede ser capturado en un microscopio, la masa encefálica no da cuenta sino de su afelio que lo vive como muecas en el cuerpo, de tal modo el goce aparece indomesticable, incurable y ninguna pastilla lo cura.

El goce es un ente indispensable que no nos permite dormir y nos aleja de la convivencia sana, separa a los sujetos, ya que el disfrute en el mal del prójimo es su cara. El goce no responde a los ideales, mucho menos a la normalización, siempre desborda al sujeto, el goce es un tanto el trabajo de las causas perdidas que este representa, de ahí que soportarlo y reconocerlo como lo más éxtimo del sujeto es un buen inicio.

Para explicarlo de una manera un poco más sencilla, diríamos que el goce es el que tiene el verdadero poder sobre el sujeto y su conciencia, ya que invade tanto la vida personal como la pública haciendo colapsar los lazos, a nivel clínico nos encontramos con sujetos depresivos y melancolizados, en cada uno de ellos el goce se hace presente, mas allá de los diagnósticos de desequilibrio químico, ser expulsado del trabajo, perder los ahorros, romper una relación de pareja, son formas muy parsimoniosas donde el goce muerde al sujeto y lo lleva a padecer, el goce es de entrada el éxtimo que nos habita como lo más propio pero también lo más extraño, nadie escapa de su presencia, pero el discurso cientificista prefiere sólo hacerlo a un lado, o enfrentarlo con un discurso absurdo de superación personal que sólo hace que el goce se fortalezca.

* Doctora en educación

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