Por: Alberto Ángel “El Cuervo”
—¿En avión…?
—Sí, Maestro, es un vuelo de México a Querétaro…
—¿Avión particular…?
—No, Maestro jajajajajaja no nos alcanza para eso jajajajaja… Es un vuelo de Aeroméxico… Para nosotros es más cómodo porque de otro modo son cuatro viajes ir y regresar para traerlo y llevarlo…
—Bueno, pues me iré por avión entonces… Tardaré más de mi casa al aeropuerto que lo que dure el vuelo…
Estaría una semana en Querétaro… La grabación de un disco en el que participaría la Estudiantina Femenil de la Universidad Autónoma de Quer étaro, era el motivo básico… Siempre es grato y bello visitar tierras queretanas… Un lugar verdaderamente mágico… “La Historia en Querétaro, ha sido escrita con leyendas…” me dijo una vez una antropóloga e historiadora… Y sí, a cada paso que uno da en esa bellísima ciudad, se encuentra con una deliciosa leyenda… Ciudad Museo, me dijo mi hermano gato una vez… Ciudad Museo con todo y momias (sus habitantes)… De llegada del aeropuerto pasamos por “La Cruz”… Comienza la magia… Ahí está la vieja casa de esa vieja dama… La tía Lola… Tía de todos nosotros quienes hemos viajado de la mano de las historias de El Gato Ramos…
Ahí en esa vieja casona del Museo, muchas veces dejé volar mi canto en ese escenario del patio bajo la cúpula del cielo queretano… “Yo nací en La Cruz, donde otros se murieron… Y no estoy hablando de religión…”, eso dijo el gato… Y La Cruz cobró otra dimensión en aquellos inolvidables recitales en la vieja casa de la vieja dama… Un beso para ti, tia Lola… En esas cavilaciones estaba cuando nos topamos con otro sitio mágico de la Ciudad Museo, el acueducto…
—Mañana, si nos es posible, mi querido Andrés, te pediría que grabemos un video para el programa aquí en el acueducto…
—Con gusto, Maestro, si quiere ahorita en el desayuno organizamos agenda. Hay varios planes y propuestas… El Maestro Librado me pidió saludarlo, Vicente López Velarde quiere que comamos, hay dos entrevistas que me pidieron los periódicos y un programa de radio… Pero lo que usted diga, Maestro… Además de la grabación, por supuesto… Siempre presente la gentileza de mi querido Andrés… “Las Tres Grandes Románticas”… Ese sería el título del disco a grabar… Canciones de María Grever, Ema Elena Valdelamar y Consuelo Velázquez… La mecánica, propuesta por mí, sería sui generis totalmente… Entraríamos al estudio el pianista, el bajista, percusiones latinas que solamente servirían de guía métrica para luego poner las definitivas y la voz… Así, como bien decía el Maestro Juan José Calatayud, se cumpliría esa condición que es básica para la emoción en la música: Que nada salga como se ensayó. Según lo acordado, al día siguiente pasamos al afamado acueducto… Y desde luego, una vez más nos encontró la historia fusionada con la leyenda… Aunque, pensándolo bien… ¿Acaso existe la historia sin tintes de leyenda o viceversa…? Ambas han estado indivisiblemente unidas desde el principio de la humanidad… Así que me dispuse a grabar ese video viajando entre los datos de la imponente obra realizada o quizá sería mejor decir ideada y financiada por Don Juan Antonio de Urrutia y Arana Marqués de la Villa del Villar del Águila y construida por los Otomíes y Chichimecas habitantes originales de la región.
El Manantial del Capulín que se encontraba a 10 kilómetros del Convento de las Capuchinas, sería el surtidor del agua para amainar la sed de la bellísima monja Sor Marcela de quien el Marqués estaba profundamente enamorado. Ante la petición de la monja de que se cubriera la gran necesidad de agua que el convento tenía, Don Juan se dio a la tarea de construir la que ha sido considerada como la más importante obra arquitectónica del siglo XVIII. Por varias razones, el agua de la ciudad estaba contaminada y era causa de muchas enfermedades de la población… De ese modo, ya fuera para combatir la epidemia o para calmar la sed de su amada, esta imponente construcción que en la actualidad consta de 74 arcos de un máximo de 23 metros de altura y que aún lleva agua a algunas fuentes queretanas, se convirtió en uno de los símbolos del paisaje de la Ciudad Museo…
Comienza la grabación… Miguel Ángel Muñoz, talentoso director y pianista se muestra muy emocionado… “¡Caray, Maestro, qué nervios…!” “Por qué, hombre, nada de eso… Sé que es una forma distinta pero será más expontánea…” “No, Maestro es que usted impone jajajajaja…” “¡Ah qué la canción jajajajaja ni que fuera el chamuco jajajajajajaja ¡” y en esa emoción que nos envolvía a todos, la primer canción… “ Comprendo que tu amooooor por mí ha cesadoooo/que una nueva ilusióoooooon me lo ha robado/ adivino en tus ooooooooojos… Que no piensaaaaas en míiiiiiiiii…” A la primera toma quedaría no sin antes revisar a conciencia para corregir lo que hubiera que hacer…
Los comentarios alimentadores del ego de mis compañeros se dejan escuchar… “Maestro, cuando mi papá supo que iba a grabar con usted pensó que era cuento y me dijo: no sabes el honor que tienes…
Y caray, Maestro de verdad que estoy fascinado y agradecido con la invitación y le pediría me permita tomar unas fotos y un pequeño video para enviárselo a mi viejo para que me crea jajajajajaja” el que me hizo ese comentario fue Moisés, el bajista, talentosísimo músico michoacano y desde luego enviamos ese saludo por video a su padre, trovador activo en playa del Carmen… Seguiría en turno el dueto con Andrés, una extraordinaria voz de tenor egresado de la Facultad de Bellas artes de la UAQ… “Cuando me vayaaaa por mí lloraráaaas y estando a solas tal vez te diraaaas…” y la emoción brota así de manera expontánea para darnos por bien servidos… Al atardecer, me asomo desde la terracita… El estudio está situado en “El Pueblito” que hoy en día forma parte de la zona conurbada de Querétaro… allá en el fondo, una imponente pirámide se recorta contra el cielo ocre, rojizo y violaceo… La magia sigue… Se trata del vestigio de la presencia chichimeca y otomí, justo aquellos que construyeron el acueducto del amor queretano… Después de unas merecidas enchiladas queretanas, el sueño me hace formar parte de la historia a veces como coprotagonista a veces como extra y a veces solamente como espectador…
Al día siguiente me topo con otro personaje queretano: Margarito Estrada, compositor de muchos de los éxitos de Antonio Aguilar, Las Jilguerillas, Irma Serrano y muchos más… Su memoria es impresionante…
“Tengo 80 años… Y aquí me ve”… Después de grabar una entrevista y recordar anécdotas de aquellas épocas donde coincidimos en Polygram, en aquella vieja Radio Centro de Artículo 123 y personajes inolvidables de la radio, nos vamos a comer con mi querido amigo el Dr. Vicente López Velarde… Como siempre, la plática deliciosa alrededor de la cultura, de la música, del Poeta (ambos poetas, López Velarde y el queretano Ramos), y de la exquisita comida, hace que el tiempo fluya con gran
velocidad… Al final, la generosidad de Vicente se hace manifiesta obsequiándome varios libros y discos que continúo disfrutando… Heredero del arte por consanguineidad,
Vicente es un loco encantador en cuyo remolino emocional arrastra a quien lo escuche… De ahí al estudio en donde la comida hace estragos en la voz… Nada que no logre remediarse con paciencia… Al día siguiente visita al Cerro de Las Campanas…
Videograbación obligada ante la repetida emoción que sigue siendo sorpresa de golpear la roca cuyo alto contenido en hierro hace que suene como campana, de ahí el nombre del cerro… Más tarde, una muy agradable reunión con el tenor Librado Alexander Anderson… Admirada voz, el máximo expositor de Traviata en México, no hay quien la haya cantado más que él… Admirado por muchos, aunque sé que hay quien no piensa lo mismo, la magia sigue y Librado saca varias cajas de partituras en las que encuentro verdaderos tesoros tales como partiruras manuscritas del Maestro Manuel M. Ponce… Su piano… Antiguo, su música impresa, su don de gente hacen una tarde deliciosa… Salimos rumbo al estudio para la última sesión…
Ahí, de manera expontánea, que no improvisada, grabamos el tenor Andrés Pichardo y yo, un par de canciones extras: Así y Tipitin… De ahí a la comida con ese gran amigo Juan Carlos Jiménez extraordinario y culto periodista… La charla gira alrededor del arte, de la cultura y los recuerdos… Como en todo lo que tiene que ver con la Ciudad Museo, El Gato Ramos, mi hermano Mario Arturo, está presente… Por la noche, nos espera la entrevista en la cantina… De tres entrevistas hechas, una en el departamento de difusión de la UAQ, otra en el programa de Andrés de Radio UAQ y otra con Quique Zamudio de Noticias de Querétaro, tres experiencias distintas… Cada una con su encanto, pero la entrevista con Quique en esa cantina De aromas múltiples y plurimágicos, el Monte Casino, es de una magia muy acorde con Querétaro…
Faltaría para culminar la visita, el asistir a la presentación de Moisés Villafaña con esa magnífica orquesta “Mambo con Swig”… De ahí sale la intención- promesa de grabar un disco con ellos con toda la intención salsera que se observa para mi sorpresa, en las habilidades dancísticas rumberas del Tenor Pichardo…
Ah, el paso por “La Mariposa” para cumplir el encargo infaltable de mi hija en cuanto a los dulces queretanos es obligado… Las momias queretanas (calificadas así por mi hermano gato), dejan en mí ese sentir pleno de las leyendas-historia… De la Historia-leyendas que asoman a cada rincón de la Ciudad Museo, donde sigue habitando la tia Lola… Aquella vieja dama nuestra parte infaltable de la magia y la historia de este bellísimo rincón de nuesro México.
* Pintor, autor e intérprete