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Vassily Kandinsky PADRE DEL ABSTRACCIONISMO LÍRICO

By martes 28 de febrero de 2017 No Comments

Por: Alberto Ángel “El Cuervo”

vasiliaFaltaban apenas un par de días… El regreso siempre impregnado de esa nostalgia por lo que dejo en el lado europeo del mar y la emoción por el reencuentro con lo que me espera amorosamente en el lado mexicano del Atlántico… Como siempre, habíamos dejado satisfecha la emoción de ese terrible agotamiento físico que deja la caminata en la montaña… Feldberg, ya convertido en un paisaje familiar, tenía un color y un aroma a hogar a fuerza de tantas y tantas caminatas en ese su bellísimo paisaje nevado… De nueva cuenta, y esta vez acompañado todo el trayecto de la figura bella de mi amado hijo, había admirado el paisaje desde la cima, ahí junto a la torre o faro que alberga, para sorpresa mía, un mueso del jamón…

Al decenso la infaltable degustación de unas costillas de cerdo y papas fritas, platillo muy alemán, acompañado de una cerveza alemana también recomendada por mi hijo… El olvido, frecuente en nimiedades en estas etapas de la vida, me impide decirles la marca o clase de cerveza pero el maridaje con la carne de cerdo, las papas y el paisaje no podía ser más perfecto…
Habíamos ido a visitar varios puntos de Basel, siempre histórico y cultural Basel, para grabar algunos testimonios interesantes… Así, me situé en una de las esquinas de la plaza ribereña de Münster, la catedral de Basel y fui testigo con plena conciencia de que efectivamente era un punto absolutamente estratégico para edificar una fortificación. Desde ahí, en la curva del Rhin, podía verse quienes venían de un lado y del otro para tomar las precauciones pertinentes… Con toda razón, los Celtas 500 años antes de Cristo escogieron ese punto para fundar lo que debe ser considerado como el primer vestigio histórico de esa histórica ciudad medieval europea… Basel, comienza pues ahí, y yo me sentía asistente a su principio…

Habíamos ido también a ese establecimiento tan popular en la ciudad de nombre náhuatl, sí, una cafetería muy popular en Basel, Basilea, Suiza llamada Xocolatl a degustar una bebida agradablemente embriagante nombrada rimbombantemente: Montezuma. Lógicamente, la palabra era la castellanización de Moctezuma y se acompaña de una explicación acerca del origen azteca del chocolate, de ahí el nombre náhuatl. El cacao, semilla de donde se obtiene el chocolate, en ese sitio, se lleva de varios lados del mundo: África, Brasil, India, etc. De muchos países menos de México, de donde el chocolate es originario… Un absurdo que comenzó a gestarse hace muchos años…
Siendo un niño, me tocó ver el enojo y la preocupación de mi abuelo Alberto, productor de cacao en la Chontalpa en Comalcalco Tabasco, cacao que durante muchos años fue un gran tesoro considerado el mejor del mundo. El enojo de mi abuelo era porque se llevaban el grano de México de manera injusta comercialmente hablando para ser sembrado en otros lugares del planeta… Así, mientras degustaba mi “Montezuma” en la cafeteria y pastelería “Xocolatl” en Basel, recordaba con cierto malestar lo dicho por mi abuelo… Habíamos ido también a la visita obligada a la fuente de Tingely, esa escultura del artista Suizo Jean Tingely hecha con piezas del antiguo teatro que fuera demolido para construir el nuevo y dejar la fuente-escultura dinámica de Tingely en la plaza frente al Teatro donde se supone que antaño se situara el escenario. Es un verdadero espectáculo observar en el invierno la escultura semicongelada y ser testigos día a día del movimiento cada vez mayormente limitado de la fuente debido justo al congelamiento para dar paso a una escultura en hielo que el propio clima realiza año con año.

Y ahí estaba ahora repasando todo mientras comenzaba a escribir acerca de una de las visitas al maravilloso museo de la Fundación Beyeler. La exposición anunciada, era: “KANDISKY MADRC & DER BLAUE REITER”. El título de la exposición, es el que se diera a un cuadro de Marc y que formara parte de ese ya legendario almanaque publicado por Kandinsky y Marc en la ciudad alemana de Munich en el año de 1912. Y ahora se presentaba esta colección en Basel… La curaduría, muy acertada como casi siempre en este extraordinario museo, mostraba la obra de Kandisky alternada con la de su compañero Marc y con un colorido tan similar que en ocasiones existe la posibilidad de juzgar una obra como perteneciente a uno cuando fue realizada por el otro. Claro que, después de mirar con detenimiento, se percibe la diferencia en el estilo, en el trazo, y sobre todo en la composición.

Marc y Kandinsky hicieron una gran amistad en comunión de búsquedas en sus manifestaciones artísticas. Los colores primarios y puros fueron constantemente utilizados en sus obras… Incluso existen anécdotas acerca de la brillantez de los colores utilizados y la crítica (un tanto absurda) por parte de los maestros. Franz Von Stuck, profesor de Kandinsky, opinaba que “la paleta” de su alumno era demasiado brillante y colorida y para “formarlo” le hizo pintar durante todo un año solamente en tonos grises. Wasily Kandinsky llega un poco tardíamente al arte pictórico aunque desde su infancia estudiaba música a manera de complemento de su formación. Fue a los treinta años de edad donde decide abandonar su posición dentro de las Leyes y renuncia al puesto de profesor que le ofrecía una Universidad para dedicarse por completo al arte y básicamente a la pintura. Kandinsky siempre fue en contra de lo establecido.

Así, en lo que al color se refiere, poco le importaba la colorimetría en sí sino el impacto que cada color tenía sobre el ser humano, sobre el alma. Profundizaría tanto en ello que habría de determinar un verdadero lenguaje emocional en donde cada color tendría un significado muy particular. La teosofía, siempre motivó interés en Wasily y es así que todo ello le lleva a escribir una de sus obras más importantes: “De Lo Espiritual en el Arte”, donde consigna precisamente las propiedades emocionales de cada color y cada tonalidad. La música, siempre estuvo presente en Kandinsky, y muestra incluso una intención de ligarla con la pintura al grado de decir que “ “El color es la tecla. El ojo es el martillo. El alma es el piano. El artista es la mano que, con una u otra tecla hace vibrar el espíritu del ser humano”.

Franz Marc, por su lado, también se inclinó siempre hacia el lado místico de la existencia y es así que en su pintura intenta capturar el lado místico de los animales por los que sentía veneración y consideraba que el ser humano no merecía ser plasmado en un arte tan sublime como la pintura. Sentía especial predilección por pintar caballos y cuervos aunque las vacas también de manera constante eran pintadas por el artista alemán. Al igual que Kandinsky, confería a los colores un valor emocional. Así, utilizaba el azul para referirse a la austeridad masculina y lo espiritual, el amarillo era considerado como la herramienta ideal para plasmar la alegría femenina y el rojo como el color que hacía sentir en el espectador el impacto de la violencia. La religión y la filosofía fueron parte de la formación de Marc y esto viene a constituir un vínculo más que fortalecería la amistad de éste con Wasily Kandinsky.

Los colores primarios y la brillantez de su paleta sería otro rubro en comunión que puede observarse en la obra de ambos pintores. De todo ello se desprende de manera lógica, la intención de realizar esa exposición que generó una escuela, un movimiento en el arte conocido como Der Blaue Reiter (el jinete azul) . Para Marc, la búsqueda o una de las búsquedas en su obra, fue la manera en que los animales perciben el mundo, la existencia… Si en sus cuadros intentamos observar esta búsqueda profunda del autor, necesariamente iremos de la mano en un viaje que nos producirá una especial conciencia de la armonía espiritual que nos enseñan los animales. Esa es la teoria, la intención, la búsqueda de Marc en su obra que en su evolución pasa de impresionismo en primera instancia hasta el llamado expresionismo abstracto, abordando en su periplo artístico, escuelas como el cubismo, futurismo, y la abstraccion.

Es un verdadero deleite contemplar las obras de estos dos grandes exponentes del arte pictórico. Aunque a decir verdad, prefiero la obra de Marc. Me produce la impresión de un manejo mayormente maduro y contundente en su trazo, su color, su composición, en fin, en la concepción de la pintura y la manera de abordarla incluso tal vez con mayor conocimiento que Kandinsky. Efectivamente, el situarse frente a una obra de Marc, motiva siempre una profunda emoción mística aún cuando el cuadro muestre solamente el retrato de una vaca, por ejemplo.

kandinsky—Qué pasó, Alberto… Qué te pareció la exposición ¿te gustó?
—Mucho, Walter, muchas gracias por tu invitación… Y debo decirte que la curaduría es excelente y que si he de ser objetivo y sincero me gusta más Marc…
—Opino lo mismo, pero tu sabes, no debo decir esas cosas como parte de la organización del museo jajajajajaja…

Me despido de Walter Alves, nuestro amigo brasileiro alegre y sensible con quien me ha tocado formar una amistad a fuerza de convivir en el arte tanto pictórico como en la música en diversas reuniones bohemias que con motivo del cumpleaños de Caroline, una extraordinaria violinista, se han dado. Salgo de la fundación Beyeler envuelto en la nostalgia… Una visita más que termina… Basel es siempre generosa conmigo en su oferta cultural y emocional… Camino hasta el parquecito de Riehen, donde siempre cumplo con el ritual desde la primera visita: observar los niños que saliendo de la escuela aprovechan los juegos que se renuevan cada invierno. Ahí, en la banquita me como mi almuerzo… Ich essen Mitagessen… Hasta la próxima, Basel… A seguir abrevando y descubriendo todos esos secretos que guardas para el visitante.

* Pintor, autor e intérprete

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