Por: Carlos Lavin Figueroa
La mitología describe a Tamoanchan como el fértil paraíso donde surge el hombre y se inventa el pulque la bebida sagrada, un valle rodeado de montañas y cordilleras donde serpentean profundas barrancas y ríos, donde el agua brota con abundancia en manantiales que alimentan lagunas, lugar de diversos climas habitado por dioses. Conocido también como Xochitlicacan -tierra de las flores- donde nació Quetzalcóatl y Xochiquetzal la diosa de las mujeres solteras, de la belleza y del amor. Este sitio es el actual estado de Morelos, donde se establecieron varias culturas indígenas, finamente, la tlahuica.
Una vez terminada la conquista, Hernán Cortés se establece en este paradisiaco lugar y comenzó a instalar muy diversas empresas agrícolas y ganaderas. En 1522 había solicitado a Cuba caña de azúcar, perales, semillas, moreras y diversas plantas para sembrar en las tierras que después serían parte de su marquesado en el hoy estado de Morelos.
El ingenio de Axomulco ubicado donde hoy está Rancho Cortés, es el primero de América Continental y no sólo trapiche -es anterior al Marquesado del Valle- del que Cortés sólo era socio de una parte con Antonio Serrano de Cardona o de Villarroel quien llegó con Cortés como soldado. En él había 18 esclavos negros, tres negras, tres negrillos y seis indios. Tenía 19 bueyes con sus aparejos para arar, doce cabras y un cabrón. Y todos los aparatos y utensilios necesarios.
Después Cortés funda el de Tlaltenango como dueño único, es el segundo del continente, lo erigió en 1532 junto al de Axomulco para impedir su crecimiento y llevarlo a la quiebra por pleitos con su socia la viuda de Serrano. Este de Tlaltenango, fue la agroindustria más importante que tuvo Cortés. Además de sus extensos cañaverales y del propio ingenio, tenía capilla, panadería, carnicería, talleres y maquinaria y para la fabricación de telas de algodón que se producía en abundancia desde tiempos prehispánicos; bueyes y carretas para el trabajo, puercos, ovejas, caballos y novillos.
Se sembraba trigo, maíz y tenía naranjales. Contaba con dos grandes casas, una con dos prensas para caña, y otra llamada “de purgar”, para refinar el azúcar y casas para españoles, esclavos y gente de servicio. Los esclavos negros eran 56, 35 eran hombres y 21 mujeres más 16 niños. Había 82 esclavos indígenas y 83 mujeres, el mayor era Mateo que tenía 108 años, en total eran 221 esclavos.
La producción de azúcar en julio de 1549, fue de 99,3 toneladas. Cortés tenía un expendio de azúcar en Ciudad de México, donde hoy está el Monte de Piedad, ahí se vendía parte de la producción, que además proveía otras ciudades y pueblos de la Nueva España. Aparte de los cañaverales con un total de 152 hectáreas, había un pequeño viñedo y frutales.
En la primera mitad del siglo XVI, el ingenio de Tuxtla y el de Tlaltenango, ambos del conquistador, fueron los más importantes del Nuevo Mundo.
El ingenio de Amanalco del año 1535, era propiedad de Bernaldino del Castillo fiel sirviente de Cortés, y fue al único que el Marqués del Valle le permitió fundar un ingenio o empresa dentro de su marquesado. Posteriormente en los alrededores de esta hacienda en el siglo XIX se fue asentando el pueblo de San Luis Amatitlán.
El ingenio de San Antonio Atlacomulco es el siglo XVII y perteneció a sus descendientes y no al conquistador. En 1574 Martín Cortés hijo del conquistador después de adquirir toda la propiedad de Axomulco hizo traspasar la maquinaria al de Tlaltenango, y en 1645 los descendientes la pasaron al nuevo ingenio de San Antonio Atlacomulco, conocido hoy como Hacienda de Cortés.
En Texcalpa (Tejalpa) tenía el conquistador cuatro casas grandes de piedra para “cocinar” y guardar el trigo y caballerizas.
Cortés mostro interés por introducir cultivos de diversos climas, el territorio se prestaba para ello. En la Cuarta Carta de Relación del 15 de octubre de 1524, ya pedía a Carlos V que diese instrucciones a la Casa de Contratación de las Indias para que “cada navío traiga cierta cantidad de plantas y semillas y que no pueda salir sin ellas”. Así empezó a sembrar trigo a gran escala en el norte de Cuernavaca con lo que se produjo una baja en el precio del pan.
Ganadería
En una carta escrita a su padre en 1526 Cortés le pide; “que se me busquen dos docenas de carneros de lana merina muy fina de la mejor casta que pudiere haber, y que los tenga en Sevilla en casa para que se hagan caseros y mansos y los acostumbre a comer cebada, paja y pan y se me envíen en el primer navío que acá venga, que el mismo navío tome de la Gomera -isla de las Canarias donde hacían escala los navíos que venían a la Nueva España- algunas cabras las cuales así mismo deben ser caseras y que sepan comer bastimentos para la mar para que no se mueran”.
En otra carta se queja con el rey de que los oficiales residentes en las islas de La Española y Fernandina (Cuba) habían prohibido la exportación de yeguas con destino a la Nueva España. Después pondría cría de equinos en Tlaquiltenango. Su compadre y después acérrimo enemigo Diego Velázquez gobernador de la Fernandina –Cuba- impedía o por lo menos retrasaba él envió de los pedidos que hacia Cortés. Los cañaverales, los ingenios azucareros, los plantíos de algodón y sus derivados como hilos, telas, y prendas; la producción de frutas, madera, carbón, papel amate, amaranto, maíz, frijol, siguieron siendo los productos agroindustriales más importantes hasta la Independencia e incluso algunos productos han llegado hasta nuestros días, como la caña de azúcar que a casi quinientos años, sigue siendo el producto agroindustrial más importante del estado de Morelos.
Las haciendas azucareras fueron 84, de ellas 45 de importancia, más 4 alcoholeras, 8 cerealeras y ganaderas y de metales. Actualmente 6 de ellas son hoteles, 2 balnearios, 3 campamentos, 4 para fiestas, 10 son casas particulares, una escuela y un hospicio, las demás en ruinas. Morelos llego a producir más azúcar que todo el territorio nacional junto, e incluso más que Cuba.
Hasta la próxima.
* Historiador y cronista de Cuernavaca