Por: Guadalupe Velásquez Arballo
“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento.”
Mario Benedetti (1920-2009) Escritor y poeta Uruguayo. A través de las experiencias que vivimos y de las personas que conocemos a lo largo de este camino tan sinuoso que llamamos vida, construimos nuestras historias y las historias de quienes por azares del destino nos encontramos en los lugares menos pensados; algunos tan cotidianos como el parque, el mercado, o en viajes familiares o de placer.
La novela “El sueño que no soñé” de la escritora América Pina, nació de una amistad inesperada que surgió entre la verdadera protagonista de la historia y de su autora, coincidiendo en un evento, en una ciudad lejana a la de ambas. Esta historia está narrada con un lenguaje familiar a manera de charla, que nos acerca de forma más íntima con el personaje principal, quien es Maty Smith. Nos cuenta una historia tan real de una mujer que desprende estados del alma, algunos tan sombríos y tristes que expresan el dolor y el miedo que experimenta en las diferentes situaciones que vive. Nos habla también dentro de la tragedia sobre la amistad, la lealtad y la empatía, ya que como lector logras sentir el dolor y la serie de vicisitudes de quien lo padece.
En esta novela, la escritora América Pina, consigue acercarnos a la mujer que sin esperar lo que verdaderamente le deparaba el destino, tuvo la fuerza suficiente para superar y conseguir salir “viva” de esas experiencias, en las que el personaje construye una armadura bordada de escamas que cubren las viejas heridas que no tenían tiempo para sanar y que las nuevas heridas revestían. Cicatrices que para Maty Smith, hizo que sobreviviera a cada situación que enfrentó en un casi interminable sufrimiento, a través de un laberinto de caminos sin salida que parecían no llevar a ninguna parte y que la prepararon para ese “sueño que no soñó”.
La historia de Maty, se puede considerar un testimonio de vida, que construye reflejos de una realidad que actualmente se está dando en nuestro entorno entorno: “la violencia de género”; que desafortunadamente se está volviendo cada vez más frecuente en todos los ámbitos, sin importar la edad o condición social. Es la historia de una mujer que tiene la necesidad de que su voz sea escuchada, esa voz que es la suma de todas las voces de mujeres que han vivido y sufrido este tipo de violencia contra su integridad física, mental y en su dignidad como ser humano. Por lo anterior, considero significativa la lectura de la novela “El sueño que no soñé”, para que se conozca esta historia, y nos haga reflexionar que todos merecemos un trato digno como personas, porque todos somos diferentes, importantes y valiosos, esa es la diversidad de la naturaleza humana y porque pertenecemos a una familia, en la que tenemos mujeres, las cuales pueden estar viviendo este tipo de situaciones a veces imperceptible, a veces de manera anónima, a pesar de que afuera lo demás siga sucediendo y en donde la violencia contra la mujer, es una responsabilidad cultural, socialmente permitida, en la que el Sistema del Estado en cierta forma es cómplice, porque no la previene, ni le da seguimiento, quedando impune.
Puedo mencionar estadísticas o porcentajes de los casos de violencia que se presentan contra la mujer día con día, a lo largo de un mes o en el transcurso de un año, incluso mencionar las localidades, los estados o los países con mayor índice de violencia contra la mujer; pero esa no es la verdadera finalidad, la de tener números; sino la de hacer consciencia en cada uno de nosotros y emprender acciones desde nuestra propia familia y entorno, para que realmente se prevenga este delito o fenómeno que se ha agudizado y se hace con verdadera crueldad y saña en un contexto de discriminación y odio; convirtiéndose en el crimen estructural del Estado por su omisión e intolerancia. Por lo anterior, hay que desnormalizar este tipo de sucesos, la violencia contra la mujer; porque no es por la forma de vestir o actuar, es por un hecho específico: por el simple hecho de “Ser Mujer.”
Muchas gracias a todos los aquí presentes por su amable atención y antes de concluir, agradezco también a la Maestra América Pina por permitirme el honor de hacer esta breve reseña de su novela “El sueño que no soñé”, donde se ve concretizado su propio sueño, el de publicar su primer novela, siendo para mí o para quien anhela conseguir algún día publicar, un ejemplo a seguir y que nunca es demasiado tarde para poder hacerlo. Cedo ahora el micrófono a la escritora para que nos comparta sus comentarios y lecturas.
* Integrante activa del Taller Literario “Después del Café”