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La Filosofía de la historia frente a los mitos de la modernidad

By miércoles 15 de febrero de 2017 No Comments

la filosofia

Por: Iván Escoto Mora

La filosofía de la historia nos permite analizar críticamente las categorías sobre las que se construye el pensamiento en el devenir del tiempo y, a la par, “pensar en la posibilidad de pensar” esas categorías desde diversos horizontes, lo cual abre la puerta a una serie interrogantes conectadas con la ética: ¿esta forma personal de pensar es la única forma posible?, ¿podría ser igualmente válida una interpretación distinta a la mía?

Piénsese en el concepto libertad y su sentido “universalizante” derivado de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Cómo se interpretaba la libertad en el contexto de la Revolución francesa (1789) y cómo se interpreta después del 2001, luego de los atentados de Nueva York; o de los ocurridos contra la revista francesa Charlie Hebdo, los de la discoteca Bataclan, etcétera. Frente a estas realidades de terror, el miedo se vuelve eje central del derecho y las políticas de Estado; así, emergen nuevos criterios de interpretación y la libertad se lee ahora a través de horizontes distintos, por ejemplo: el derecho penal del enemigo, en el que la premisa es la sospecha; cualquiera que no encuadre en los estereotipos de preservación de la seguridad, es susceptible de ser encarcelado, desterrado, exterminado; todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Y en este escenario de desconfianza, cómo interpretan la libertad los habitantes de la “Jungla” de Calais, al norte de Francia, a pesar de la aclamada “universalidad” de derechos.

La Jungla de Calais era un asentamiento en el cual se instalaron más de tres mil refugiados, principalmente provenientes de África, para huir de la guerra, la miseria, la explotación. El asentamiento era “irregular”, por tanto en octubre de 2016 fueron desalojados por el gobierno francés. Al respecto, muchas opiniones fueron establecidas, pero pocas plantearon preguntas desde la mirada de los expulsados: ¿por qué llegaron ahí esos inmigrantes?, ¿qué condiciones se viven en sus países de origen? Qué papel ha jugado Europa (Francia especialmente) en la construcción de las condiciones que ahora derivan en ese desplazamiento humano, temido y repudiado (El País, 28 de octubre de 2016); de dónde viene tanta intolerancia y tan conveniente amnesia.

En su texto, “El velo islámico”, Vargas Llosa hace una apología de la libertad, sosteniendo que la prohibición del velo islámico en Francia es un acto de defensa de la independencia individual, atendiendo a los postulados de la modernidad euro-céntrica. El velo es considerado en el texto¬: símbolo de represión y proselitismo de conductas no modernas.

Habría que decirse que el uso del “hiyab” deriva del Corán: “Di a los creyentes que bajen la mirada y sean modestos” (sura 24:30). A partir de ello, ¿sería posible reinterpretar su uso como un símbolo cultural que apunta hacia el respeto, la humildad y el recato?; ésta, desde luego, es una postura divergente a la que asume el occidente “moderno”, cuando equipara un símbolo de fe —cualquiera que sea— con la represión.

No obstante el contenido semántico de la “modestia” (vinculado a la humildad y a la castidad), y sus implicaciones éticas, en el discurso de Vargas Llosa aparece el “hiyab” como la expresión de prácticas “ficticiamente esenciales”, “anacrónicas” y “fanáticas”, por tanto, concluye el autor: “el velo islámico debe ser prohibido… en nombre de la libertad”.

Sin embargo, la castidad, que puede ser interpretada como “abstinencia del goce carnal” (y en ese sentido, una limitación a la libertad erótica), presenta —siguiendo la línea de algunas culturas orientales— a la corporalidad humana como derivación de lo sagrado. Esta visión del mundo puede ser diferente a la concebida en occidente y por tanto calificada de “anacrónica”; pero del mismo modo, podrían resultar “extrañas”, para el mundo oriental, algunas prácticas “modernas” de “libertad sexual” como la denominada: el “muelle” o “carrusel”, común entre los jóvenes, y que implica —tras el aparente ejercicio de la libertad— la puesta en peligro de la salud e incluso la vida, a propósito de la propagación de enfermedades venéreas, en algunos casos, mortales.

¿Desde dónde lee el escritor Nobel el concepto libertad?, ciertamente desde el eurocentrismo que asume como universal su forma de ser y de existir: “vanguardia de la civilización y modelo de las demás sociedades democráticas”. Sin embargo: ¿sería posible pensar en otras posibilidades?, ¿sería posible un diálogo que, desde la interculturalidad, sea capaz de reconocer al “Otro desde su otredad”?

El artículo “El Velo islámico” fue publicado por el autor peruano en 2003, en el diario El País, y recuperado posteriormente para la edición del libro La civilización del espectáculo, publicado por Alfaguara en 2012. Parece que en el 2017 las posturas de intolerancia, encubiertas por el velo de la modernidad (seguridad, nacionalismo, liberalismo, etcétera), se muestran más radicales que nunca, al grado de hacer de ellas el eje de la política internacional, transfronteriza, económica… Frente a estas realidades: ¿sería posible pensar hoy en formas de interpretar el mundo más allá del ego autorreferencial? ¿Sería posible pensar en un mundo que integre todos los mundos? Ante estas interrogantes, la historia, la filosofía, la ética, y las humanidades en general, se vuelven más necesarias que nunca.

* Abogado, filosofo y docente

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