Por: Teodoso Navidad Salazar
Las fiestas de santo patrono San Pedro y San Pablo, en el antiguo pueblo de Alhuey, muncipio de Angostura, Sinaloa, fueron el escenario donde se desarrolló la carrera de caballos más afamada de la historia reciente.
Tal y como lo dice el corrido, fueron muchas las fortunas, las que cambiaron de mano, en esa carrera afamada, ya que a las patas de aquellos animales, se apostaron miles de dólares, ranchos enteros, manadas de ganado y cosechas en pie.
La carrera del Moro y La Mora, fue una de las carreras más publicitada, comentada y esperada por propios y extraños. Se “amarró” desde diciembre de 1993, y fue hasta el día de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio de 1994, cuando se llevó a acabo, corriendo 300 metros.
Se sabía que La Mora venía de La Floria. El Moro era el tapado; es decir, se desconocía su procedencia. Llegada la fecha de la carrera, el pueblo de Alhuey, fue insuficiente para atender a tanta gente de la región y el extranjero que se dio cita fuera del hipódromo.
La asistencia fue de 9163 gentes con boleto pagado, más entradas de cortesía, y el personal encargado del taxte, “Aras, del Évora”, en Alhuey. Todo un record, si tomamos en cuenta que el taxte San Ramón, en Culiacán, en aquella carrera espectacular, donde corrió el caballo El Niño perdido, registró 6000 asistentes.
Desde la una de la tarde, la gente se formó para comprar boleto, no obstante que las taquillas, se abrirían hasta las 3 de la tarde. Todo era ambiente de fiesta. La música de tambora se dejaba escuchar por todos lados.
El evento se transmitió por canal 12 de Telemax y fue narrado por Jesús Gerardo y Crescencio Montoya, quien, después de la carrera, compuso el corrido de El Moro y La Mora.
Entrevistado al respecto, Crescencio Montoya, me comentó que, la yegua pudo haber ganado la carrera, pero al jinete de origen estadounidense, le faltó habilidad, y no supo aprovechar esos segundos en que El Moro, tuvo ese “trastavilléo”, que casi lo llevó al suelo, por que hay que aclarar, que El Moro, se “hociqueó al arrancar”.
La Mora tenía todo para ganar, su jinete se confió, y el corredor del Moro, aprovechó en todo momento la confusión, apoyó a su caballo, y este respondió. Aquellas fracciones de segundos perdidos fueron clave y combinado caballo y astucia del corredor, fueron clave para el triunfo; de manera que, El Moro no sólo se emparejó a la yegua, sino que se fue despegando poco a poco, después de los 150 metros, mientras que La Mora, continuó con la velocidad con la que arrancó, de tal suerte que ya no volvió a ver al Moro.
Aquello fue la locura, la gente gritaba eufórica; por supuesto que también hubo una gran multitud de caras largas, que no podían creer. Aquí vale la pena recordar que a contrario de la gran generalidad de las carreras de caballos, ésta, estuvo muy dividida. Es decir, no hubo el clásico “recargón o la cargada”, como suele decirse, ya que la victoria se dio de manera compartida.
No ganó el que tenía la mayoría de la gente. Hay que reconocer que se tenía simpatía por ambos animales, pues tenían estampa preciosa; como se sabe- señala Crescencio Montoya- que en la carrera El Alazán y El Rocillo, el primero, tenía toda la gente, y perdió, El Moro de Cumpas (Sonora), tenía casi a toda la gente y perdió frente a El Tío Juan; en El Dandy y El Gabrielón, éste, tenía todo a su favor: y perdió.
Le pregunto a Crescenció Montoya- La carrera de El Alazán y “El Rocillo” ¿tenía similitud con El Moro y La Mora? Respuesta: No hay comparación, por la cuestión del tiempo y tradición. Esta carrera del Alazán y “El Rocillo”, fue clásica- señaló el entrevistado. Fue una carrera de catálogo. Pero la carrera del Moro y La Mora, para allá va.
Porque en dinero y calidad de los animales, que eran cuarto de milla, sangre pura, hijos de campeón de campeones y qué decir de la asistencia al evento, no ha habido en todo México, quien la haya superado. Los tres años anteriores, La Mora, había sido campeona en todo México, eso lo había dejado bien claro, en el Hipódromo de La Américas.
En cuanto al Moro, pocos sabían su procedencia; algunos señalan que venía de la Unión Americana. La verdadad es que todo fue especulación hasta que el tiempo, puso a cada quien en su lugar- señaló nuestro entrevistado, autor del corrido, del que se han vendido cientos de miles de copias, interpretado por bandas, solistas, grupos norteños, y mariachis.
El Moro y La Mora
Autor: Crescencio Montoya Cortez
De una carrera famosa, cantando doy mi recuerdo
Entre La Mora y El Moro, de la fecha, bien me acuerdo
Fue un 29 de jumio, el mero día de San Pedro.
La Mora de La Florida, ya conocía la fortuna
de México ser campeona, y hermosa como la luna
Su dueño decía orgulloso, como mi Mora ninguna
-o-
Del Moro pocos sabían, cuál era su trayectoria
Unos decían que cruzó, la gran línea divisoria
Otros que fue en Culiacán, donde empezara su historia
-o-
Cerca de 10 000 gargantas, gritaban con voz de trueno
Cuando los dos contendientes, recorrían el terreno
Unos decían que La Mora, otros que El Moro, era el
bueno.
Cuando tronaron las puertas, El Moro se resbaló
Voló con las cuatro patas, su jinete lo apoyó
Pasando la media tierra, La Mora ya no lo vio.
-o-
Fueron muchas las fortunas, las que cambiaron de
mano
Nunca en Alhuey se había visto, tanto dinero rodando
Billetes de color verde y dinero mexicano
-o-
Fueron muchos los relojes, que no pudieron marcar
El tiempo excto del Moro, porque cayó al arrancar
Se quedaron con las ganas, tal vez nunca lo sabrán
-o-
El Moro de unos amigos de Cosalá, Sinaloa
Su triunfo están festajando, con música de tambora
La cuenta no les preocupa, va a costillas de La Mora
-o-
El Moro ya se retira, llevándose la corona
Porque le ganó a La Mora, que presumía de campeona
Demostrándole de paso, que era puro fanfarrona.
* La Promesa, Eldorado, Sinaloa. Diciembre de 2016.
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