Por: Mario Arturo Ramos
Fotos: Ramón Lozoya
Vengo a contarles señores…
Era un mediodía de un jueves chilango, la ciudad se movía con la lentitud que le es habitual por esos rumbos, al subir al autobús que me llevaría a la primer parada del largo viaje- mi ciudad natal,- me di cuenta que el tráfico citadino no avanzaba, las manecillas del reloj sí, en la eterna dialéctica de las megalópolis. Saqué del portafolio- el que llamo de cariño mi ataúd- un libro de poemas de Cesar Vallejo y un mucho de paciencia; era buena receta para pasar el tiempo: En la primera caseta de peaje, de lo que llaman Circuito Mexiquense y que se supone ahorra distancia y horas, la explicación de la tardanza saltó a la vista, un accidente automovilístico entorpecía el camino, ni modo -dije a la ansiedad- así es la ruta.
De pronto me di cuenta que eran las cinco p.m. y que el asiento asignado me había soportado casi cuatro horas. Pensé en el pan de queso de la cafetería la Mariposa, que todas las veces que me es posible llevo de regalo a mi hijo, mi nieto y algunos amigos sinaloenses que lo disfrutan tanto como yo.
El domingo 20 de noviembre, a las 17 horas, en la Plazuela Obregón, junto a la Catedral “culichi,”, en el primer aniversario del Tianguis de libros, instalado en este sitio. Gildardo Velázquez, el “Archie”, promotor de la lectura, actor, librero, me había programado con un charla conferencia sobre el Corrido Revolucionario, ojo no el revocorrido- ya saben, ahora como marketing, les llaman a los corridos de supuestos narcos, narcocorridos- no conozco caballocorridos, ni tragicorridos, ni batallaorridos, pero en fin, se trataba de compartir una de las crónicas populares de mayor peso en las descripción de la etapa: El Corrido de la Revolución Mexicana.
Comencé comentando los antecedentes, 1901 el grupo conocido como el Magonismo en el Hemiciclo a Juárez coloca una manta que señalaba: La Constitución ha muerto, 1906 la represión en Cananea, Sonora
de la huelga minera; 1907 la agresión de los obreros textiles en la fábrica de Rio Blanco, Veracruz; 1909 la
reunión en San Luis Potosí del Partido Liberal, 11 de junio de 1910 el asesinato por los esbirros porfiristas
de Gabriel Leyva héroe revolucionario sinaloense, 19 de noviembre de ese mismo año el asalto por seguidores de Díaz de la casa de los Serdán y la muerte de promotores del cambio social, y la fecha oficial que celebrábamos por su 106 aniversario, claro, cada comentario acompañado por su respectiva obra músico/ literaria .
La asistencia al evento me permito saludar a interesados y amigos que acompañaron al conferencista; entonces desfilaron en la humilde toca discos compactos, López Tarso, el “Charro” Avitia y otros intérpretes de buena voz que musicalizaban lo expresado: cantando..
La obscuridad llegó a la plaza, la noche de manera indulgente refrescaba el ambiente, como si ella también celebrara la fecha. En la sesión de preguntas externé al público que el género se debe considerar como la mejor muestra de la música popular mexicana; dije que nació en 1821, el 21 de septiembre, seis días antes de la Consumación de la Independencia Nacional; hubo algunos que celebraron el Bicentenario con una estela de luz en 2010 y 1810 es el año del inicio de la gesta; La Conspiración de Querétaro, el Grito
de Dolores, las primeras batallas. Pero la Independencia señores se consumó en 1821. Y como dice el
corrido: no se debe olvidar- Sin darme cuenta se alargó la reunión, mientas oíamos y oíamos las canciones populares nacionales por excelencia.
Al terminar el recorrido busqué un café y un cigarro con vehemencia, me alejé rumbo al kiosco de la plazuela, meditando que en los últimos tiempos – como al principio-. Hay personajes que quisieran prohibirlos, debe ser porque lo popular raspa y lo anti-oficial también, entonces creen que lo mejor que pueden hacer en censurarlos, juzgarlos jurídicamente, como si el arte fuera un asunto de tribunales y no estético.
Otras fechas me esperaban con el mismo tema; extrañé a mi amigo Alberto Ángel” El cuervo” con quien en festivales y ferias de libros hacemos el mismo recorrido “corridezco,” en silencio repasé el cancionero “Cien corridos, alma de la canción mexicana” de mi autoría que tanta polémica causó en 2001, tantas que hasta me consideraron ese año, llamado del Quijote, “el Quehijote”. El reloj de Catedral anunció las 20 horas, mi amigo culiacanense, apodado por su astucia en las leyes” miesie zorre,” se ofreció a llevarme a la morada que habito durante mi estancia en su tierra. La jornada terminó con mi convicción de que más allá de prohibiciones y cuestionamientos, el corrido continúa cante y cante.
Noviembre del 2018, 106 años del inicio oficial de la Revolución Mexicana.
* Autor e Investigador