Por: Carlos Lavin Figueroa
Una mañana me encontré con un personaje muy estimado en la vida política y social de Morelos, nativo de Yautepec, cuernavacense por adopción, don Jesús –Chucho- Díaz Bastamente, ciudadano ejemplar, en dos ocasiones diputado, además compositor, es autor de hermosas canciones que denotan el amor a su tierra, como el “Corrido del General Zapata” difundido en los años sesenta en España y toda América, y el “Corrido Morelense”, ambos grabados por Antonio Aguilar en Discos Mozart; otras como la cumbia “Cuernavaca”; la deleitosa “Vámonos a Cuernavaca”, la romántica “Embrujo de Cuernavaca” y para enamorar “Serenata Morelense”, interpretadas unas, por el trio Los Panchitos; otras por la Rondalla Bugambilia integrada por los tríos de esa apoca, y la memorable Estudiantina Minerva, canciones recopiladas en un disco que a la postre legaría nuestro recordado amigo, el entonces alcalde Alfonso Sandoval Camuñas otro amante de la ciudad.
Me contaba Jesús, que por los años sesenta fue a las oficinas de la Sociedad de Autores y Compositores de Música en Ciudad de México con el propósito de registrar sus canciones, y como en Morelos no había delegado de esa asociación, lo invitaron a ocupar tal puesto, después lo harían también delegado de la ANDA. Su obra se encuentra en El Cancionero Popular Mexicano editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y en el libro de tercer grado de Educación Secundaria.
En nuestra conversación fuimos ligando una cosa tras otra y decidimos tomar un café.
Ya en La Universal me señalaba el lugar -del lado del entonces Marik Plaza- donde se sentaba don Alfonso Reyes el ya famoso poeta y escritor, y que en alguna ocasión lo invitó a su mesa ya que aquel viejo y él joven Jesús frecuentaban el lugar. Recordé también que en ese tradicional lugar había yo platicado en varias ocasiones con Gabriel García Márquez, donde habitualmente éramos vecinos en las mesas centrales, personaje que caminaba la Plaza de Armas como cualquier vecino, donde también nos saludábamos frecuentemente.
Sentados, destacamos el nuevo panorama de Plaza de Armas, que ahora, con su reciente remodelación, se aprecia en plenitud desde el Jardín Juárez hasta el Gran “Morelotes” y el Palacio de Cortés que es el edificio civil más antiguo aun conservado de toda la América Continental, y la Plaza -Jardín- General Pacheco, observando que su escultura estorba a la esplendorosa fachada de la gran casona del conquistador que en la época colonial fue sede del Marquesado del Valle, periodo destacado en la historia de nuestro terruño y nuestra nación, que muchos quisieran que sea ignorado e incluso borrado.
Fue así como empezamos a hablar de los nombres de plazas y calles de la ciudad y abordó el origen de los nombres de la Calzada de Los Actores y Calzada de Los Compositores.
Siendo delegado de esas dos asociaciones, don Jesús solicitó al presidente municipal Felipe Rivera Crespo se diera el nombre a dos vías públicas de la ciudad para dignificar a los actores y compositores nacionales. Fue así que por su iniciativa, el 21 de septiembre del año ’67, el cabildo autorizó los nombres para esas dos calles, habiéndose tomado en cuenta la calidad artística de los actores y compositores que dieron celebridad a Cuernavaca y a México donde tenían casas de descanso.
Se escogió la entonces Avenida Atzingo que serpentea entre la barranca del mismo nombre y la del Tecolote que le dan una excepcional frescura, además de su belleza y tranquilidad paradisiacas para dar los nombres de Calzada de los Actores al sur del monumento a Manuel Ávila Camacho, y Calzada de los Compositores hacia el norte.
En esos días, “El Morelense” -semanario de don Juanito Zarate- publicó que a develar la placa asistieron el Secretario General Fausto Galván Campos en representación del gobernador Emilio Rivapalacio, el alcalde Felipe Rivera Crespo, el senador Diódoro Rivera Uribe, los regidores Ramón Hernández Navarro, Carlos Iturbe y Crisóforo Ocampo y desde luego el promotor de este acto don Jesús Díaz Bustamante.
La ceremonia de inauguración fue el día 28 de octubre de aquel año a la una de la tarde en la rotonda al General Ávila Camacho.
Asistieron destacados compositores mexicanos como Ignacio Fernández Esperón “Tata Nacho” entonces Presidente de la Sociedad de Autores y Compositores, el actor Guillermo Zetina Secretario del Interior de la ANDA, el diputado y escritor Francisco Javier Arenas representando al Congreso estatal, además de artistas de la talla de don Andrés Soler, hombres que ya habían dado prestigio internacional a nuestro país a través del cine y de la música en aquella añorada Época de Oro del Cine Mexicano con destacados directores como el hispano-mexicano Luis Buñuel ganador del Oscar, y el cinefotógrafo Gabriel Figueroa nominado para ese premio mismos que fueron llamados a Hollywood.
Por la tarde se realizó un festival popular en el Parque Melchor Ocampo con asistencia de los personajes mencionados festejando que era la primera ocasión que esto sucedía en todo el país.
Así surge el nombre de estas dos muy cuernavacenses calzadas, a iniciativa de don Jesús Díaz Bustamante.
P.D. Hasta la próxima
* Historiador y Cronista de Cuernavaca