Por: Carlos Lavin Figueroa
Con Trump el mundo tiembla, porque incita al miedo, al odio y a la intolerancia, con ello se explica lo falso de que “La voz del pueblo es la voz de Dios”, y porque también hay otro dicho “Las masas enajenadas rayan en la locura” y este fue el caso de su elección. Los latino-estadounidenses votaron contra los intereses de los latinos indocumentados, contra acuerdos y tratados entre aquel país y el nuestro, y en términos globales contra la paz. En el Reino Unido, los británicos votaron por su separación de la Unión Europea –Brexitcon el daño que eso significa a Europa; en Colombia los colombianos votaron contra los anhelados acuerdos de paz. Hitler, explotó las pasiones y no las razones, pues igual lo hizo Trump, lo que demuestra que la emoción puede más que la razón.
Esto no es, para nada, un asunto ajeno a México, indica también la descomposición política global, los efectos radicales del neoliberalismo.
Aunque Trump, denosta a los mexicanos, va contra todos los latinos. Justo ahora es cuando debemos reaccionar y recapacitar para recuperar la unidadnacional porque “son tiempos de guerra” económica. Sabemos que tenemos otros problemas, que si la delincuencia, que si la corrupción, pero no se pueden desatender los “efectos trumpianos” que están a la vuelta de la esquina, todo está en la misma canasta. La victoria de Trump, viene a sumarnos más de esos problemas, porque cerrar fronteras provoca pobreza y esta aviva la delincuencia, por ello hay que repartir mejor el ingreso, consumir lo nacional, comprar al vendedor y al comercio local, al mercado local, al de la esquina, al marchante de frutas y verduras, y en todo aquello que nos sea posible.
Repercute también para el 2018, Trump ganó con anti-política, con la descalificación contra Hillary y contra el sistema, con el voto de castigo, y esto sin duda repunta en mucho a López Obrador. Si Hilary fuera la triunfadora el efecto rebotaría en Margarita Zavala, así de simple. En Estados Unidos el mexicano nacionalizado gringo, no quiere al indocumentado guatemalteco, ni al hondureño, ni al uruguayo, y ni al mismo mexicano. Todos nos llamamos hermanos latinos pero no es verdad que estemos tan unidos, en España no quieren al latinoamericano, le llaman despectivamente “sudaca”. En Estados Unidos los latinos tienen dos identidades, sólo que les gana la estadounidense a pesar de tener tanto en común, lenguaje, historia, tradiciones, cultura.
En el país al norte hay 54 millones de latinos, es el tercer país con más latinos en el mundo después de Brasil y México, de ellos solo pueden votar 24.5 millones, de estos, sólo la cuarta parte se identifica como latino. Sólo la primera generación nacida del otro lado se siente más latina que gringa; en la tercera generación sólo queda el apellido -porque ya ni el nombre- y lo moreno.
En 1980 el voto latino representaba el 3 por ciento, hoy representa el 12, aunque los latinos son el 17 de la población total, y ese 5 por ciento diferencial son inmigrantes o permanentes pero no ciudadanos, es decir sin derecho a voto. Entonces qué pasa cuando Trump ofende a los mexicanos; pues pasa, que esas ofensas, las asumen como propias todos los latinoamericanos, pero en sus países, no así los latinos residentes del país del norte.
El muro de Trump, que los mexicanos se lo van a pasar por el arco del triunfo, no sólo es de concreto, incluye el agravio, modificar normas en el envío de remesas para que el inmigrante que quiera enviar dinero esté obligado a verificar su estatus, habrá deportaciones masivas, y acá no hay empleos, afectará al libre comercio y las exportaciones descenderán. A unos días de su elección ya hay bulling en las escuelas contra niños latinos aun residentes. La pregunta es, que tanto podrá controlar el Senado -que en su mayoría es de su mismo partido- al fascista de Trump, esperemos que sea en buena medida.
A México se envían remesas por más de 24 mil millones de dólares anuales que representa el 1.8 por ciento del PIB, pero en países como Guatemala y Honduras las remesas llegan al 18 por ciento de su PIB. La migración mexicana al país del norte, bajó drásticamente a partir del 2007, y desde el 2010 han regresado más mexicanos de los que han ido para allá.
Cuando se entrevistó a casi 400 líderes de opinión latinoamericanos, la mayoría dijo que votarían por Hillary, sólo cuatro por ciento dijo que por Trump, como Marco Gutiérrez de origen mexicano fundador de “Latinos por Trump”, esta frase, es tanto como decir “Judíos por Hitler” finalmente más latinos de lo previsto votaron por el republicano. Cada año se pierden medio millón de votos latinos en los Estados Unidos porque ya se sienten gringos. Ya hay mexicanas güeras, mexicanos de tercera generación que olvidaron su idioma y su identidad. Así que vámonos olvidando del utópico sueño de recuperar los territorios sureños que antes fueron nuestros.
Nos unimos y bien coordinados para “la ola”, para el “eeehh puto”, aunque nos multen; pero no para cosas de trascendencia, ahora es cuando cerrar filas con los nuestros y por bien nuestro.
P.D. Hasta la próxima
* Escritor y Cronista de Cuernavaca