Por: Mario Arturo Ramos
Fotos: Ramón Lozoya
La noche del sábado 22, las nubes amenazaban con desparramarse, parecía que ellas también querían participar en la Conferencia Magistral: “Enamorado de la canción mexicana”, que impartiría, Eduardo Magallanes Calva, en la clausura de las IX Jornadas Culturales Doctor José Ley Domínguez, en Mocorito. Quedaban en la memoria colectiva los eventos anteriores; la ofrenda floral que la sociedad civil, las autoridades y funcionarios del H. Ayuntamiento del Pueblo Mágico y, los directivos de la asociación que lleva el nombre del médico mocoritense habían realizado el día de su cumpleaños 91, en el Panteón Reforma.
El 8/ X/ 2016, en el Centro Cultural, antigua casa de Ley Domínguez- ubicado en el centro histórico de la llamada Atenas de Sinaloa; el Ingeniero Abelardo Reynosa Vega, presentó la charla “80 años del Instituto Politécnico Nacional y su presencia en la vida de los sinaloenses”. El Director de Educación Continua del IPN, campus Culiacán y Mazatlán, rindió homenaje a su alma mater, con datos precisos sobre la historia de la institución y su trascendencia en la vida académica de los nativos del estado de los once ríos; habló de su primer director un coterráneo ilustre Juan de Dios Batíz; ilustró con anécdotas del año 1936, lapso de tiempo de sus inicios; de las ofertas educativas; de sus proyectos y realidades. Al finalizar su exposición el historiador y Director del Archivo Histórico del Estado de Sinaloa y colaborador de este informativo, tuvo una acertada intervención señalando que quien nos convocaba al evento había sido un ilustre alumno del politécnico, un ser con compromiso social y cultural que mostraba la trascendencia de su tarea. El sábado 15, Rafael Sánchez de Icaza, pintor excelente ofreció la conferencia: “la pintura Taurina Mexicana”, un recorrido amplio sobre el arte pictórico nacional, sus ayeres y presente. Una exposición de su trabajo artístico engalanó los muros del salón de uso múltiple; era día de fiesta, en las Jornadas por el homenajeado, en mi intervención señale que si bien es cierto que no conocí en vida al doctor, si aprendí que tenía cuatro motivos para su labor: El amor al Politécnico y a su pueblo natal, a la lectura y a los libros – en el Centro Cultural existe una espléndida biblioteca al servicio de pobladores y lectores de la Región del Évora-, a la pintura; fue amigo de una buena cantidad de pintores, Diego Rivera, Rina Lazo tal y tal y la música, su fonoteca era frondosa-.
A las 20 horas, del 22 de octubre, el patio colonial asignado para el evento lucía pletórico de público convocado por la Asociación Doctor José Ley Domínguez, presidida por el Ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia; después de la presentación, las luces tenues iluminaron el escenario donde un piano esperaba a Magallanes para que lo acariciara y para acompañar el recorrido por la música mexicana. Un claro en el cielo anunció que la lluvia dejaba para otro día su tarea. Eduardo con voz pausada empezó explicando los antecedentes o las tres raíces de nuestro arte sonoro nacional: la precolombina, la hispana y la afroamericana; las teclas magistralmente tocadas inundaron el espacio con las notas de la Bamba, la Sandunga y el corrido. Iniciaba la magia, esa que sólo la canción popular despierta.
El triunfador del Festival OTI 1976 y 1978, entablaba un puente de comunicación con los asistentes al concierto/ conferencia, quienes en respetuoso silencio escuchaban la explicación doctoral y las ejecuciones que el nacido en la Ciudad de México y actualmente residente de la Florida EE.UU, dictaba. El siglo XIX pasó raudo en su viaje nocturno; el conferencista mencionó a Melesio Morales, Aniceto Ortega, Julio Ituarte, Jaime Nunó, Francisco González Bocanegra, Ángela Peralta y desde luego a Juventino Rosas; las palabras y el piano se unían en un viaje ilustrado y cadencioso. Magallanes complacido se extendía y el público aplaudía cuando el instrumento conducido por sus manos cantaba.
Manuel María Ponce, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Rubén Fuentes, Armando Manzanero y el recientemente desaparecido Juan Gabriel permitieron entre a la canción del siglo XX y el inicio del tercer milenio. El Bolero, la canción ranchera, la balada, el mambo y otros géneros musicales fueron abordados sabiamente. El piano era el mejor acompañante y bajo las manos del también director de orquesta, productor, arreglista y compositor endulzaron la noche. Era la noche de un “Enamorado de la canción mexicana” Hora y media se fue rápido y al terminar, la ovación fue estruendosa; sin embargo Mocorito le tenía una sorpresa como gran final; una joven cantante Karen Azucena Angulo, le cantó “¿A dónde va nuestro Amor?” de su autoría; entonces llegó otro regalo el público, la joven y Eduardo se unieron para cantar “Amor Eterno” de Alberto Aguilera Valadez, el coro se escucho imponente. La conferencia terminó con la presencia de autoridades municipales, de la Asociación convocante e invitados especiales en el escenario premiando a Eduardo Magallanes Calva, “Enamorado de la canción mexicana”.
Se clausuraban las IX Jornadas Culturales, un año más de cultura en la Atenas de Sinaloa, cerraba sus puertas, El homenaje a un mocoritense ilustre finalizaba; hasta el próximo decíamos al despedirnos, misión cumplida señalaba la Asociación Doctor José Ley Domínguez. Eduardo Magallanes Calva sonreía. Era un sábado, el final feliz esperado.
*Autor e investigador