Por: Juan Diego González
La vida es una rosa. Cuando los pétalos caen, besados por el tiempo, algunos de ellos vuelven y se enredan en tus pies al caminar un poco distraído. Por ejemplo, Selene dice que entré al salón de clases con una pila de libros: “Todos tienen 100 en el semestre, ahora a leer”. Eso es lo que Selene cuenta de cómo nos conocimos. Hará más de 15 años, cuando ella era estudiante en la prepa y yo pretendía dar clases de literatura. Ahora, en este presente, para iniciar la semana de festejos del 2º Aniversario del taller “Después del café”, invitamos a Selene a presentar su libro “De cuando ellos se narraron”, eso fue el último martes de agosto.
Selene Carolina Ramírez García. Estudia el doctorado en Letras en la Universidad de Sonora. Bueno, tampoco es que piense mucho hasta donde se puede comprometer un estudiante con la literatura. La esencia es que lean y descubran las maravillas –también las cosas terribles- en un libro. En aquel tiempo, tocaba el bajo en el grupo de rock “Eris”. Buenísimo por cierto y algunos todavía nos preguntamos porque disolvieron ese grupo. Ella -en ese entonces de la prepa –creía en el amor, la música y los libros. Ahora escribe, tan bien, que el libro del que hablamos fue ganador del concurso nacional de cuento “Gerardo Cornejo”, convocado en el marco de los Juegos Trigales del Valle del Yaqui. Y parte del premio era la publicación de la obra.
Entonces, uno de esos pétalos arrastrados por el tiempo, nos encontró a Claudia, mi mujer y a mí, en las oficinas de Irma Arana, Presidenta de Apalba, quien nos ayudaba con parte de los festejos del mencionado 2º Aniversario. Tener al poeta José Javier Villarreal como padrino fue parte de sus gestiones. Y qué vamos viendo algunos libros nuevos del ISC en la mesa, entre estos “De cuando ellos se narraron” de Selene. En ese mismo minuto le hablé, la felicité y la invité. Ella aceptó. Acordamos el día y estuvo de acuerdo en iniciar nuestro programa de actividades. Sobre la visita de Villarreal y el taller de poesía que impartió, ya lo cuento luego.
Como maestro, uno espera muchas cosas. Tener ese libro en mis manos me hizo recordar mucho, reflexionar, acomodar ideas. Voces, imágenes, sabores, amaneceres, noches de luna, esperanzas, tristezas. Navegamos en el tiempo y las olas golpean tus remos con fuerza, a veces, con calidez otras. Entrar a un salón de clases con una pila de libros y suponer que uno de los 45 estudiantes decida volverse escritor, eso no lo esperas. Al menos yo no nunca esperé eso.
La semana previa a los festejos, mi mundo había cambiado por completo. Estaba en pleno proceso de cerrar ciclos –esa es otra historia y se las cuento después-.
En medio de todo eso, me dispuse a leer el libro de Selene. Una lectura que he disfrutado como pocas, lo confieso. Debía preparar los comentarios para la presentación y además, separar la parte emotiva. Trascribo aquí unos fragmentos de lo que leí en el evento del Museo Sonora en la Revolución:
“De cuando ellos se narraron es un libro de cuentos, unidos por un tema, la violencia. Por ejemplo Dorotea Araiza: La Diabla que se encolera, con el puro título ya tienes una indicación, a la mujer le dicen la diabla. Luego, El Meño matón que fumaba droga, y este otro Ana la loca. Así nomás, hagamos un ejercicio de memoria sobre las noticias de este día o de ayer, de hace 1 año, de hace 10 años… Exacto, la violencia está ahí presente, como el encendedor cerca de la caja de cigarros, el ruido en la autopista, el calorón en agosto, las moscas en un matadero, los ladridos en la noche, la sonrisa en el rostro del bebé, la suavidad en la piel de una mujer.
Tampoco se trata de ser simplistas, De cuando ellos se narraron no es la nota roja de los periódicos, es una obra de arte. Es la visión que la autora tiene sobre el mundo y nos lo propone, es su manera de hacer que abramos los ojos, de dejar de ser indiferentes. Porque la violencia se ha vuelto tan nuestro pan de cada día, que lo vemos ya como una lámpara que parpadea, un calle cerrada, un bache.
La violencia no es sólo un tema o hilo conductor en libro, la violencia en sí misma se vuelve un personaje que suda amargura, camina dejando huellas de gusanos con olor a muerte, es una sombra que todo lo penetra, lo cubre, lo absorbe, lo devora. Desde el punto de vista de la teoría literaria, el tratamiento que hace en cada cuento la autora, se vuelve una deconstrucción que reactiva la parte primitiva del ser humano, el instinto destructor que nos ha mantenido como la especie con mayor rango de depredación en la historia del planeta.
La obra de Selene Carolina Ramírez, tiene además, un manejo extraordinario de la ironía como recurso literario y como afirma Borges, Monterroso, Cortázar y Rulfo, sin el manejo de la ironía, el texto puede ser muchas cosas, menos un cuento.
Como nota al calce: Todos los maestros deben sentirse orgullosos de ser superados por sus estudiantes, yo lo estoy. Gracias.”
Lector, lectora, en la página del ISC (Sonora) están los contactos para adquirir el libro. Quien sabe, tal vez cuando usted lo lea, conozca a un personaje o mejor aún –o peor, depende- usted mismo es un personaje. Pero apúrele, la vida no lo va esperar mucho tiempo.
* Escritor y docente sonorense