Por: Carlos Lavín Figueroa
El verdadero enemigo de la civilización es el relativismo que todo lo tolera, dondequiera se escucha, es relativo, es aislado. Es común que el relativismo se use en intentos de minimizar actos delictivos, pero en regiones más y en regiones menos, dudo que haya alguien que se sienta seguro en nuestro país. Los valores están mermados, y es resultando una disminuida capacidad de entendimiento espiritual e intelectual.
El ser humano, a diferencia de los animales requieren de la ética, que en resumidas cuentas es: “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”, siendo tan simple, no se capta, nadie se pone el saco y por tanto no se aplica, todo es a conveniencia propia sin importar ofender o pasar encima de los derechos del otro. Comúnmente se cree que la ética es un asunto más que complejo. Por eso, el ser humano requiere de las normas para regular su comportamiento, está claro que no tiene capacidad para lograrlo por sí solo, por eso, continuamente surgen reglas en las familias, reglamentos entre vecinos, estatutos en agrupaciones, leyes para coartar el delito o instituciones contra la corrupción que solo sirven para auto protegerse entre camarillas provocando más gasto y más saqueo.
Decía Juárez una máxima que en aquellos tiempos de guerra tal vez se pudo justificar, “A mis amigos justicia y gracia, y a mis enemigos todo el peso de la ley –o la ley a secas”, esto, hoy en día es corrupción pura, los vivillos la siguen aplicando para protegerse entre ellos mismos y arremeter contra sus rivales, la justicia se hace a conveniencias. Pero es imposible legislarlo todo porque siempre se encuentra la manera de delinquir y salir limpio, a lo que se suma aquel maquiavelismo que dice “lo que no está prohibido está permitido”. Causa asombro que en los tres niveles y órdenes de gobierno y más en los tribunales de justicia se tengan que dar cursos y reglamentos de ética.
Dice Rita Levi: “La ideología es emoción, es sinrazón, o la razón vista como hija de la imperfección. En los invertebrados todo está programado: Son perfectos, ¡nosotros no! Y, al ser imperfectos, hemos recurrido a la razón, a los valores éticos, a las leyes: discernir entre el bien y el mal es el más alto grado de la evolución darwaniana”.
Rita fue una judía neurocientifica y senadora vitalicia italiana. En 1938 Mussolini publicó el Manifesto per la Difesa della Razza, que prohibía a toda persona judía acceder a alguna carrera profesional, fue cuando ella montó un laboratorio en su dormitorio. Aseguró que en las personas adultas el cuerpo es el que se arruga como aquí decimos, pero no el cerebro, comprobó que gozamos de plasticidad neuronal, es decir que aunque mueran las neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones, para ello se requiere estimularlas, vaya pues, hacer que hagan ejercicio, manteniendo el cerebro activo y funcionando, así nunca se degradará. La clave, dijo, es mantener empeños, metas, pasiones; lo que durante casi medio siglo no se reconoció, pero se le dio la razón hasta 1986… y le otorgaron el premio Nobel.
Dijo que la diferencia entre el cerebro del hombre y de la mujer, son sólo las funciones cerebrales relacionadas con las emociones vinculadas al sistema hormonal. Pero en cuanto a las funciones del conocimiento, no hay diferencia alguna. Que cualquier persona que es excluida, fomenta en ellas trabajos intelectivos; pueden prohibirlo todo, incluso llegar la segregación, pero no pensar, esto libera al ser humano. Sólo que quienes son excluidos social y educacionalmente pueden tomar el camino delictivo, ya no se tiene respeto por la vida de nadie ni en lo físico ni en lo cotidiano, y esto es la responsabilidad de todos.
Se puede resumir que la capacidad intelectual ha disminuido y con ello los valores del hombre, esto se debe a la falta de uso del cerebro, entre otras razones porque se fue abandonando, dejando que los demás piensen por él, o porque lo fueron sustituyendo las calculadoras, ahora las enajenantes computadoras que han ganado terreno al cerebro, también por flojera intelectual, el humano ya no piensa porque no se da tiempo, o lo hace superficialmente, sin llegar al fondo, si lee, lo hace por encimita, y actúa en consecuencia, no mide resultados, no ve más allá de sus narices, esto se puede llamar estupidez, que se manifiesta de manera individual o grupal en la forma de asociaciones, partidos políticos, cámaras, partiendo de son manipuladas por personas que han convertido a sus miembros en autómatas. Pero la característica de la estupidez es que causa daño simultáneo a quien la comete. Se dice que no hay que temer a la perversidad de los malos sino a la indiferencia de los buenos, y algunos serán buenos pero dentro de una subespecie de zombis. La pereza mental de las mayorías permite que hagan de su vida un papalote.
Ojalá que logremos recuperar la capacidad del cerebro y con ello la conciencia, para poder rescatar el sentido común que hoy por hoy es el menos común de los sentidos, o acaso el sentido común tiene ya una distinta connotación. Esa es la terea, porque el ser humano ha extraviado su humanidad, por eso estamos como estamos.
P.D. Hasta la próxima
* Historiador y Cronista de Cuernavaca