Por: Sofia Mireles Gavito
La región de Tonalá, Chiapas se localiza en la parte noroeste del área cultural conocida como la costa sur de Mesoamérica, antes hasta aquí abarcaba el Soconusco. En esta zona hay muchos sitios arqueológicos importantes como: Tzutzuculi, Tiltepec, Perseverancia, Iglesia Vieja, Los Horcones y Paredón.
El sitio arqueológico de “Los Horcones” se ubica en la ladera del Cerro de Bernal, a 22 km. Al sureste de la cabecera municipal; y se extiende a ambos lados de la carretera costera, principalmente hacia la ladera por donde penetra el camino que sube hacia la estación de microondas de la radio digital 89.
El sitio se compone de cinco conjuntos arquitectónicos monumentales que forman plazas, plataformas, pirámides y juegos de pelota. En Horcones se han localizado cuatro estelas de roca granítica y seis canchas de juego de pelota.
Data del periodo clásico temprano (250 D.C a 650 años D.C). Según la arqueóloga Claudia García- Des Lauriers, Horcones fue una comunidad intermediaria, que sirvió de mediadora entre dos importantes centros políticos y económicos: México Central (Teotihuacán) y el área maya (Tikal, Copán y Kaminaljuyú). El papel de mediador entre grupos y regiones se revela por los materiales que se intercambiaban; en Horcones, la mitad de la obsidiana intercambiada provenía de México Central y la costa del Golfo, mientras que la obsidiana verde de Pachuca representaba el 40% de lo recolectado. Por lo tanto, Los Horcones fue un punto estratégico para el control comercial de una región rica; además porque desde ahí, se domina por un lado, el viejo camino por tierra, y por otro, la ruta de los esteros y canales.
La estela 1 es un fragmento que mide 1.22 m en la parte más alta, 90 cm. De ancho y 25 cm de grueso. En ella se ve un individuo sentado, que no tiene cabeza, por lo que es un individuo decapitado.
La estela 2 tiene 2.4 m de largo, 55 de ancho y 40 cm de grueso. El glifo superior presenta, en medio de un círculo, un signo que puede ser “caña”; y de acuerdo con el numeral que lo acompaña la fecha inscrita corresponde a un día “6 caña”. El glifo de en medio contiene un elemento parecido al tejido de un petate, que se identifica con el signo Turquesa en vasijas teotihuacanas, y es la posible representación de la tierra figurada por los campos cuadrados, con líneas horizontales y verticales.
En esta estela, el elemento entretejido está rodeado por círculos, de los cuales el exterior puede ser el agua por el estilo de los ganchos y ondas dispuestas alrededor.
La estela 3 se encontró asociada con la estela 4, y ambas tenían la orientación este-oeste. El bloque completo mide 4.73 m de largo, y la parte esculpida 3.30 m; de ancho tiene 40 cm. La parte posterior y el lado derecho del monumento están bastante destruidos; conservándose en perfecto estado el frente y el costado izquierdo, pues al estar caída sobre la tierra, esto la mantuvo protegida. Actualmente se encuentra en el Parque Central de la ciudad de Tonalá.
El tema de la estela 3 es el dios Tláloc, que con sus atributos y símbolos cubre las cuatro caras de la estela. La deidad lleva las características anteojeras y la máscara bucal dentada, solamente que su lengua no es bífida pues remata en una flor. Según el arqueólogo Carlos Navarrete, la representación de Tláloc en esta estela, es una de las mejores que hay.
La estela 3 tiene dibujado al frente y arriba del tocado el signo turquesa, que se va a repetir varias veces. Abajo y ya formando parte del tocado sobresale el conocido signo del año, que emerge de una banda decorada con tres flores. Todos estos motivos tienen su correspondencia en los lados y la espalda. A un lado del rostro y en el costado izquierdo se ve claramente el pelo de la deidad que cae hacia abajo. En la cintura se repite el motivo “turquesa”, a manera de broche, desprendiéndose hacia abajo una especie de faldellín. Completa su atuendo con sendas rodilleras y una pulsera en la muñeca derecha; su calzado es de talonera alta, adornando al frente con una borla o amarre.
La estela 4 consiste en un bloque de 2.86 m de largo, labrado en un espacio de 1.96 m. Representa a un jaguar esculpido alrededor del bloque granítico, sentado sobre sus extremidades posteriores, con las garras delanteras hacia el frente. Sobre los hombros del animal está parada una lechuza o tecolote, que en el cráneo y en la espalda, al comienzo de la cola, lleva dos adornos rectangulares.
Los dos animales tienen la lengua bífida. Las manchas del jaguar están dadas por medio de puntos y de representaciones de flores de cuatro pétalos. Esta estela 4 se localiza actualmente en el Parque Matamoros de la colonia Evolución de la Cd. de Tonalá.
Las flores sugieren el simbolismo de la primavera y por ende del ritual agrícola, con el que el jaguar está relacionado. Así, que las estelas 3 y 4 estaban asociadas por el lugar y posición donde se encontraron; pero también por el simbolismo que representan: Tláloc, el agua y el jaguar, los cerros y la noche junto con el ritual agrícola.
BIBLIOGRAFIA.
García- Des Lauriers, Claudia. (2012) “Los juegos de pelota, escenificación e identidad en Los Horcones, Chiapas” en Arqueología Reciente de Chiapas: contribuciones del Encuentro celebrado en el 60º Aniv. De la Fundación Arqueológica Nuevo Mundo. Provo, Utah. Pp: 265-279.
Navarrete Cáceres, Carlos. (1976) “El Complejo escultórico del Cerro Bernal, en la costa de Chiapas, México” en Anales de Antropología. Vol.13. México. UNAM, pp: 23-45.
Kaneko, Akira. (2009) “Investigación arqueológica en la región Tonalá de la costa del Pacífico de Chiapas” en XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008. Guatemala. Editado por J.P. Laporte. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, pp: 562- 579.
* Cronista de Tonála, Chiapas.