Por: Iván Escoto Mora
Hace unos días se anunció el modelo educativo nacional 2016. Según consigna el portal único del gobierno federal (1) el modelo estará construido en cinco ejes pedagógicos: a) La Escuela al Centro; b) Planteamiento curricular; c) Formación y desarrollo profesional docente; d) Inclusión y equidad; y e) Gobernanza del sistema educativo. Quisiera referirme en esta oportunidad al eje relativo a la Formación y desarrollo profesional docente. Este eje está clasificado en tres categorías: i) Los procesos de evaluación; ii) El desarrollo profesional docente; iii) La formación inicial (2).
A continuación presentó algunas elemento que considero resaltan al realizar la lectura de los lineamientos que se presentan alrededor del eje mencionado:
Sobre los lineamientos generales
-Como la investigación en torno al aprendizaje ha demostrado, el rol del docente es esencial para que los estudiantes aprendan y logren trascender los obstáculos de su contexto. Un buen maestro debe tener altas expectativas sobre el desempeño de sus alumnos y, partiendo del punto en el que los encuentra, llevarlos a que desarrollen su máximo potencial.
Sobre los procesos de evaluación
-Los retos que se plantean actualmente para el país requieren de una selección cuidadosa del personal docente para asegurar que sean los mejores quienes lleguen al salón de clases.
-Los maestros que acrediten un buen desempeño serán beneficiarios de promociones y reconocimientos.
Sobre el desarrollo profesional docente
-La formación continua debe aprovechar el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación para cerrar brechas en el acceso a materiales y contenidos de calidad para todos.
Sobre la formación inicial
-Es indispensable que las escuelas normales impulsen los cambios necesarios para actualizarse y seguir siendo el pilar de la formación inicial de los maestros de Educación Básica. Para construir una sinergia de esta naturaleza, habrá que iniciar un diálogo y un acercamiento generalizado.
Tuve oportunidad de vivir durante cuatro años en el estado de Oaxaca, del 2012 al 2016. En ese lapso tuve oportunidad de fungir en diversas ocasiones como facilitador dentro de alguno de los programas de actualización docente que los profesores del nivel medio superior reciben semestralmente por parte de los subsistemas educativos a los que se encuentran incorporados. Así fue como conocí a varios maestros del CECyTE, COBAO, IEBO, etc. Docentes con 15, 20, 30 años de servicio, unos adscritos a ciudades medianas o grandes, otros a comunidades enclavadas en la sierra o en regiones recónditas de la costa; profesores acostumbrados a trabajar sin recursos didácticos, sin bibliotecas ni servicio de internet, con electricidad intermitente, muchas a veces sin baño ni agua corriente. Por el contrario, para estos maestros es común desempeñarse en aulas con piso de tierra, bajo la inclemencia del calor húmedo, propio de la zona del Istmo o bien; rodeados del frio seco, característico de algunas zonas de la región Mixteca.
¿Quién es capaz de desempeñarse en tales condiciones? Desde luego no los doctores y post doctores beneficiarios de las becas del Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología; tampoco los eminentes miembros del Sistema Nacional de Investigadores. En las escuelas de las comunidades trabajan hombres y mujeres sencillos con vocación de santos. Quijotes titánicos que comparten junto a los niños y los jóvenes la crudeza, ya no de un sistema educativo incapaz de dimensionar la realidad social vigente, sino la de un contexto que hace de la cotidianeidad un acto heroico de supervivencia.
¿Una reforma educativa es necesaria? Probablemente sí, pero toda reforma –pienso- debería ser sensible de las profundas diferencias que se manifiestan a lo largo y ancho del país. ¿Cuál de los cinco ejes de la reforma incluye a los estudiantes como centro del proceso de enseñanza aprendizaje? ¿Cuál de los ejes se ocupa de considerar mejoras a las condiciones materiales de los alumnos y de las instituciones? Los niños y jóvenes llegan al aula alimentados –en algunos casos- con un taco de sal y chile. A veces, este es el mismo alimento que tuvieron en la cena del día anterior y el mismo que tendrán –con suerte- a la hora de la comida, después de clases. ¿Es posible construir en esta realidad ambientes idóneos para el aprendizaje? ¿Todo es responsabilidad de los docentes y de las escuelas? Quizá convendría reconocer que el tema de la educación y las problemáticas en su entorno difícilmente podrán ser resueltas con una sola reforma o con el trabajo de una sola Secretaría.
Sin duda el diálogo será una pieza fundamental para construir un modelo educativo y de Estado, que cumpla con las necesidades de la sociedad, de las familias, de los individuos. Pero, cómo retomar los puentes de comunicación en medio de tantas muestras de violencia, muerte, ira radicalizada de un extremo y otro, indiferencia.
Después de semanas, siguen sin esclarecerse los hechos acontecidos en Nochixtlán, Oaxaca; ya no es extraño, tampoco han sido resueltos miles crímenes ocurridos en meses, años y décadas pasadas. ¿Cómo iniciar así iniciar un “diálogo y un acercamiento generalizado”?. A mi regreso de Oaxaca, hace un par de semanas, cruce por el pueblo de Nochixtlán. Aún se encontraban vestigios de los autobuses incendiados durante los acontecimientos del 19 de junio. Sobre uno de los camiones que cerraba parcialmente el camino, se alcanzaban a leer sobre una manta las preguntas de siempre, cuyas respuestas, como siempre, siguen ausentes.
Referencias
1. Gobierno Federal. Portal único del Gobierno federal. El modelo educativo 2016. [En línea] 13 de julio de 2016. [Citado el: 27 de julio de 2016.] https://www.gob.mx/modeloeducativo2016/articulos/introduccion-46873.
2. Secretaría de Educación Pública. El modelo educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la reforma educativa. Ciudad de México: MAG Edición en Impresos y Digitales, S.C., 2016. ISBN: 978-607-623-741-0.
* Docente, abogado, Lic. en Filosofía
