Ramón Velázquez, cronista nato de Mocorito

Por: Juan Carlos González Gastélum

Don Ramón Velázquez Esparragoza es desde mi punto de vista el cronista por antonomasia de la historia de Mocorito. Nació el 19 de enero 1919, la familia Velázquez Esparragoza, compuesta por Alfonso, Jaime, Miguel Ángel y la Profa. Refugio (Cuquita); Guadalupe Esparragoza Abitia se llamó su madre y su padre fue Don Miguel Ángel Velázquez Velderrain.

Culminó sus estudios primarios en la emblemática escuela primaria Lic. Benito Juárez. Hay datos desconocidos sobre su juventud, aunque imagino que desde siempre estuvo apegado al estudio y a la observación de los sucesos que se iban presentando en su entorno.

Formó su familia al contraer matrimonio con la señora Francisca López Vidales, quien siempre fue muy trabajadora. De esa unión nacieron José Ramón, Jaime y Emigdio.

Lo recuerdo en una enorme tienda que, ahora sé, abrió en el año de 1945. Ahí ofrecía a la venta, y en muchos casos de fiado, telas y ropa. Con seguridad ahí llegaban muchas personas, en muchos casos de edad adulta quienes seguramente le ayudaros a escribir de la historia de nuestro querido pueblo.

Dos tomos de los “Apuntes de Mocorito” relatan gran parte de los sucesos, historias y anécdotas ocurridas y en las que participaron personajes muy conocidos y algunos que casualmente estuvieron en esta tierra. En esta entrega referiré solamente algunos atisbos sobre esas historias que son merecedoras de recurrentes lecturas por parte de quienes amamos a La Atenas de Sinaloa.

Acuñó el término Mocoritón Viejo y pueblo globero. Lo primero por su antigüedad y lo segundo por una actividad muy tradicional que nos da identidad. Sobre este terruño escribió, por ejemplo sobre las primeras casas que se construyeron en el pueblo, la manera en cómo se recurrió, por 700 pesos de los de entonces, a una compañía circense para la instalación de las campanas del templo de la Purísima Concepción, por allá en 1897.

Otro relato que nos regala Don “Mon” es el de las características antiguas de lo que hoy es la Plazuela Miguel Hidalgo, lugar que fuera un panteón con barda y todo, inaugurada en 1902 ya como el lugar más emblemático del centro histórico, junto con lo que nos cuenta de La Cárcel Colorada, como antaño se conocía a la Escuela Benito Juárez con su reloj de 1908.

Dentro de las historias no ilustra sobre la casa de los Leal, quizá la más antigua de Mocorito y el parque que llevó el nombre del General Rafael Buelna Tenorio., sobre la casa de la familia Buelna, también hace algunas ilustraciones. La riqueza en la crónica del Sr. Velázquez nos lleva a conocer el lugar en el que se inició la impresión de este medio cultural de difusión en sus primeras etapas; lugar en el que se imprimieron también las primeras obras del genial Dr. González Martínez.

Es muy rico conocer cómo en lo que ahora es el kínder José Sabás de la Mora fue la casa de un sacerdote –el padre Pérez- quien llegó a ser el primer obispo de Sinaloa. Una vez que este cura dejó Mocorito, este espacio se convirtió en un gran baldío en el que se realizaban fiestas o se instalaban circos que deleitaban a la población.

Muchos, por ejemplo, no saben que lo que hoy es la Presidencia Municipal fue una cantina que se llamó “La Pasadita”, eso lo cuanta Mon con un estilo muy amigable. De igual manera nos relata aspectos importantes sobre la casa del Coronel Inzunza o la Casa de las Diligencias o del Taste en el que se desarrollaban juegos de Hulama o carreras de caballos; también el Casino Mocorito aparece en la crónica de este gran hombre.

Quizá no sea capaz de relatar todo lo que aparece en el primer tomo, pero si puedo hacer una invitación a las autoridades para que se reedite la obra de Ramón Velázquez y que puede llegar a los lectores jóvenes para que se asomen por la ventana de la historia tan vasta de nuestro Mocoritón Viejo. En la biblioteca del Centro Cultural Dr. José Ley Domínguez que auspicia la Fundación Grupo ANJOR se puede encontrar un ejemplar de los “Apuntes de Mocorito”.

* Catedrático y Director de Turismo de Mocorito