Por: Sofia Mireles Gavito
El viernes 10 de junio del 2016 a las 5 de la tarde acudimos al municipio de Pijijiapan para estar presentes al homenaje al Arquitecto Arturo Sibaja Carbott, que le organizó la Fundación Armando Duvalier y la Casa de la Cultura “César Pineda del Valle”.
Se inició el programa con lectura de poemas y un cuento sobre el circo Pascualillo; hubo piezas musicales
tocadas por el violista Lic. Juan Ovando Cruz y otras piezas cantadas por el Sr. Gonzalo (Chalito) un personaje de la tercera edad.
Después hubo palabras de felicitación por parte del poeta, escritor y cronista Dr. José Chang Sánchez; igualmente lo felicitó con palabras elocuentes y emotivas el Presidente Municipal Constitucional de Pijijiapan Aristeo Trinidad Nolasco.
Luego se entregaron los reconocimi entos: de la Fundación Armando Duvalier, A.C., y el reconocimiento de la Asociación de Cronistas del Estado de Chiapas, A.C. Fue un merecido homenaje a una persona que ha dedicado parte de su vida a rescatar tradiciones, leyendas, costumbres y la historia de Pijijiapan; además de tener excelentes colecciones de fotos de la flora y la fauna de la región.
Conocí personalmente al Arq. Arturo Sibaja Carbott en 1993, cuando él era Director de la Casa de la Cultura de Pijijiapan, pues me tocaba supervisar los talleres de las Casas de Cultura de la región Istmo- Centro: Pijijiapan, Tonalá, Cintalapa y Jiquipilas.
Allí lo traté y me dio a conocer sus trabajos, entre ellos una revista titulada “LA PIEDRA ANGULAR”, publicación mensual que empezó a circular en 1991.
Colaboraban: José Chang Sánchez, José Fu Chang, Arturo Sibaja Carbott, César Pineda del Valle, Alex Chongo, Ricardo Ley Palacios, y Francisco Javier Cruz Miranda.
Al Arq. Sibaja lo veía muy seguido por Tonalá, ya que por aquí diseñó y dirigió la construcción de muchos edificios y casas, entre ellas: la Casa comercial Aceituno (actual local del Banco BBVA Bancomer). Sus construcciones tienen un estilo muy peculiar, con influencias del estilo colonial mexicano.
Después, lo vi en algunos Congresos de la Asociación de Cronistas en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez; la última vez que convivió con nosotros fue en el VIII encuentro Internacional de la Crónica realizado en Tonalá los días 7 y 8 de julio del 2012.
Ahí nos obsequió dos de sus obras: “La Historia del Ferrocarril Panamericano” y “La influencia negra en la cultura y genética de Pijijiapan”.
Hay que recalcar que fue uno de los pioneros de la crónica en Chiapas, uno de los fundadores de la Asociación de Cronistas del Edo. De Chiapas, A.C. el 2 de agosto de 1997 en la ciudad de Comitán; trabajó en la monografía de su municipio, además de elaborar la Síntesis Histórica de Pijijiapan en el año 2009.
Otra hecho importante es que hizo las gestiones para conseguir el terreno donde está construida la Casa de la Cultura en el periódico del Dr. Sergio Ley Morales (1999-2001); e igualmente, él elaboró el plano del edificio donde está actualmente la Casa de la Cultura “César Pineda del Valle”, que fue inaugurada en junio del 2002.
Arturo Sibaja Carbott ha dejado huella en la arquitectura de la región istmo- costa, desde Arriaga hasta Pijijiapan; fue uno de los primeros arquitectos de la región.
También dejo huella en la historia de la Casa de la Cultura de su municipio, es el creador del Archivo Histórico de Pijijiapan.
Es una persona sencilla, amable, y al donar su Archivo al pueblo de Pijijiapan está demostrando su gran amor a su tierra natal, a la costa chiapaneca y al Estado. Un ejemplo de su labor de rescate es la siguiente leyenda:
La Leyenda del Burro Encantado.
Relata esta leyenda local, que al reunirse en tiempos remotos, los niños y estar jugando a “la rabia”, “Los encantados”, “Saltar al burro” y otros juegos más; en la calle de “Los mangones” (5ª poniente, tramo entre la 6ª y 8ª Av. Norte), la cual estaba cubierta de pastito “plaza”, se aparecía un burro de muy buena estampa y muy manso, mismo que les permitía le hicieran toda clase de travesuras y desde luego que lo montaran.
Cuando ya no cabían sobre su lomo, emprendía veloz carrera con rumbo a la piedra del Burro.
Algunos niños se bajaban en plena carrera, pero otros no se atrevían por temor a lastimarse; a los niños que no se atrevían a saltar se les daba por perdidos por haber sido “encantados” por el burro, ya que aunque se les buscara nunca se les encontraba, y por las mañanas se veía al burro sobre “la Piedra del burro” rebuznando desafiadoramente.
Decían los ancianos que al burro no se le encontraba porque se metía a una cueva existente en la piedra mayor de los dos que forman el conjunto de “la piedra del burro”.
Y de los niños, se decía que quedaban encantados dentro de la cueva.
El burro dejaba pasar mucho tiempo sin volver a presentarse, para que así olvidaran lo hecho por él y volver a las mismas andadas.
Esto lo hizo muchas veces, hasta que por fin los mayores decidieron esperarlo, al llegar lo lazaron, le amarraron “dobladores” de maíz en la cola, a los cuales les prendieron fuego y le dieron tal paliza que jamás regresó a Pijijiapan, y desde luego los niños encantados tampoco.
* Cronista de Tonala, Chiapas.