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Poetisa sinaloense Yolanda Villaseñor Zatarain

Por martes 31 de mayo de 2016 Sin Comentarios

Por:  Teodoso Navidad Salazar

Nativa de Mazatlán (1945), esta maestra normalista (Normal de Sinaloa), posee una gran obra literaria. Sus libros, Voces del Nahueri, Entre amapas, Cantos a Sinaloa, narrativa dos, A la luz de mi silencio, entre otros, dan una idea de su amor por la naturaleza y la humanidad.

También ha escrito en revistas y suplementos culturales, dejando plasmado su sentir poético. Ha sido estudiosa de la poesía latinoamericana y de los clásicos. Sus buenas lecturas han permitido desarrollar la poesía con toda naturalidad.

Siempre está trabajando. Su alma de poeta, no descansa, para entregarnos sus obras sin regateo. No hace mucho, en las instalaciones del emblemático edificio del Archivo General del Estado de Sinaloa, se presentó el poemario A la luz de mi silencio.

Los comentarios a dicha obra estuvieron a cargo de la poetisa y cantante Acela Bernal y de quien esto escribe. A continuación comparto con los lectores de La Voz del Norte, una síntesis de lo que preparé para esa noche en relación a ese nuevo libro de Yolanda.

Agradezco a Yolanda Villaseñor Zatarain, la distinción de que me ha hecho objeto, para hacer algunos comentarios sobre esta nueva obra que hoy se pone a consideración de ustedes.

Hacer comentarios a una obra y a su autora, no es tarea fácil, ya que se corre el riesgo de convertirse en defensor de oficio del contenido y de su autor. Ya que es difícil sustraerse a la parcialidad, por cuanto que, analizar y comprender a alguien y los actos de ese alguien, es comprometerse a aprobar y/o a reprobar conforme a los elementos de juicio, que al estudiarla va aportando tanto la obra como su autora, en este caso.

Sin embargo es de la mayor importancia, que el comentarista de un libro, no sea fiscal, ni se convierta en defensor, ni en juez, sino en mero expositor, aportando lo que a su juicio ha encontrado y dejar, así, en plena libertad a los futuros lectores, en este caso, de este poemario, para que emitan su propio veredicto.

Recibí el texto de Yolanda Villaseñor, cuando planeaba su publicación. Fui leyendo detenidamente cada uno de los poemas y en muchos de ellos me identifiqué. En sus poemas observo la descripción de añoranzas por el viejo Culiacán y aquellas familias; las antiguas casonas y sus calles, su vida cotidiana, con reminiscencias de tiempos idos para siempre.

Nos comparte como atrapó la inspiración en el remanso de tibias mañanas o en las apacibles tardes de ese Culiacán, que le tocó vivir, en contraste con esta ciudad convulsa de nuestros días.

Añoranzas de una ciudad en la que muchos de sus habitantes se conocían y cómo, poco a poco, se convirtió en gran urbe de más de 600 colonias y fraccionamientos residenciales.

Yolanda regresa los días y nos anima para que, la acompañemos al encuentro con un pasado lejano. Son sus poemas un mensaje social, de rebeldía, de denuncia por la injusta manera en la que está repartido el mundo. Con un lenguaje sutil va pintando los paisajes retratados en su alma, en sus viajes por el país y el extranjero.

Yolanda a través de sus bellas metáforas se duele de la injusticia, la miseria y se rebela enérgicamente contra lo que no debiera vivir la humanidad. Se adentra en el México profundo….nos habla del México, que se nos fue…su alma enamorada de su tierra, sus costumbres, las comidas, los atardeceres, y amaneceres, nos habla con vehemencia de sus ríos y sus mares y costas; habla de la maravillosa identidad del mexicano, que se va diluyendo por la globalidad.

En este trabajo, Yolanda vuelve sobre sus pasos, se muestra como una mujer que no solo le duele el pasado, sino también lo fugaz y lo incierto. Reflexiona sobre la infinidad del saber y acerca del conocernos a nosotros mismo. Se define como “delicada, hermética, ausente y a través de la metáfora hurga, deseando encontrar lo sutil, lo intangible, lo distante”.

Señala que el mar guarda secretos y define a los ángeles. Piensa en las fuentes del arte, y para ella, nos dice…el poema está en el aire/tembloroso, fugitivo/solo ocupas unos hilos para jalarlo y/ una llama que te alumbre/los sentidos.

Sufre la nostalgia recordando su niñez y tal vez a un amor perdido que la desgarra; su entorno la lastima y en sus poemas palpita la preocupación por la guerra, la muerte de los jóvenes y la violencia en general.

Son estos trabajos, poemas biográficos que a veces se convierten en crónicas, y aunque dice que no le importa la rima, sí le interesa. Su libro contiene varios poemas con cierta métrica y una típica rima entre uno y otro.

¿Qué guarda la poetisa a la Luz de su silencio?… tal vez sólo Yolanda, en lo más íntimo del ser, lo sabrá…

Hagan suyo este libro, léanlo, disfrútenlo y recréense en la poesía de esta mujer que nos muestra la necesidad que la humanidad tiene de detenerse con urgencia, para dedicarle minutos a la contemplación.

Sin dudad que con todas sus penalidades y sueños truncados, Yolanda nos muestra que el mundo es maravilloso; que tenemos derecho a la vida y ayudar a que otros también la vivan.

gilberto lopezFinalmente quiero decirles que, creo, que, mientras haya personas como la señora Yolanda Villaseñor, con esa sensibilidad, con ese amor por la humanidad y por la naturaleza, el mundo seguirá su marcha en busca de la paz.

Yolanda, gracias por permitirme ser de los primeros lectores de la obra. Felicitaciones a usted; a su familia, también, por tener muy cerca a una mujer tan sensible.

* Mayo de 2016, La Promesa, Eldorado, Sinaloa, México
Comentarios y sugerencias a teodosonavidad@hotmail.com

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