Por: Carlos Lavin Figueroa
En julio de 2012, me comunique telefónicamente de Cuernavaca a Culiacán para pedir datos del Congreso Anual de la Asociación Nacional de Cronistas que ese año se efectuaría en Sinaloa, con la persona que me contestó comenté que mi tema seria la controvertida autoría del Plan de Ayala documento que fue bandera de la Revolución del Sur o de la Contrarrevolución de Emiliano Zapata, documento al que en la Convención Revolucionaria de Aguascalientes se adhirieron los revolucionarios del Norte con Francisco Villa desplazando al Plan de San Luis que sólo había servido para que Madero se sentara en la silla presidencial.
La persona que me había contestado el teléfono demostraba interés en el tema, se sorprendió cuando le dije que el autor del Plan de Ayala era un sinaloense. Con quien yo hablaba era el Director del Archivo Histórico de Sinaloa el Doctor en Ciencias y escritor Gilberto J. López Alanís, a quien di datos de la fecha de nacimiento de Salustio Carrasco Núñez de quien he sustentado ser el autor de ese famoso Plan y que había nacido en Mazatlán y emigrado en barco al Estado de Guerrero con sus padres, instalándose ya como abogado en Iguala. A los pocos días me comentó que había encontrado el acta de nacimiento de Carrasco -que a poco tiempo fue exhibida en las instalaciones del Archivo- y que en efecto había nacido en Mazatlán.
A mi llegada a Sinaloa con otro compañero cronista Valentín López González y después de volar largo rato sobre el fértil y verde Valle del Évora, fuimos recibidos en por Gilberto quien nos autografió uno de sus tantos libros, haciéndonos saber que éramos invitados del Gobierno de Sinaloa.
El tema de la autoría del Plan de Ayala fue seleccionado en dicho Congreso y lo expuse como Conferencia Magistral ante el pleno y clausura del evento.
Mi introducción para ser colaborador de La Voz del Norte fue a invitación de Gilberto, y desde ese entonces colaboro ininterrumpidamente con la aceptación de nuestro Director General el Ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia y de nuestro Director Editorial el compositor Mario Arturo Ramos Muñoz autor de famosas cancones que han dado la vuelta al mundo.
Me enorgullece escribir al lado de Gilberto López Alanís, de Teodoso Navidad, Juan Cervera, Faustino López, Salvador Echegaray, Nicolás Avilés, Sylvia Teresa Manríquez, Alberto Ángel El Cuervo, Sofía Mireles Gavito, José Carlos Ibarra, entre otros y Andrés Garrido del Toral cronista oficial del Estado de Querétaro, autor del artículo “El oficio de historiar y la versión de los vencidos”, mismo que leí en la Voz del Norte, y mismo que publiqué con su autorización y con mis comentarios en el Diario de Morelos donde escribo sabatinamente, que también me publicaron en la Revista de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales.
Por el artículo de Del Toral que más que eso, es un documento que abre espacios, cerrados por los académicos historiadores -que en lo general se asumen como dueños de la historia- me di cuenta que somos más los que bregamos por hacer valer la reinterpretación de la historia aportándole nuevas fuentes. Y empieza diciendo:
“Para los que se sienten dueños de la metodología de la ciencia histórica y no admiten más que trabajos sobre materiales originales o fuentes primarias, les argumento que no se vale mutilar los deseos de reinterpretar nuestra historia: por mucho que se haya escrito acerca de un tema determinado. No podemos ser arrogantes intelectuales y pensar que un tema histórico está cerrado porque muchos lo hayan estudiado. La sana desconfianza sobre una supuesta verdad es fuente del conocimiento y del desarrollo de éste. Toda realización que parta de la actividad humana es una –nueva- fuente de la ciencia de la Historia. El problema de caer en conformismos y creer que la historia ya está escrita y no necesita reescribirse es una conducta comodina.
La historia está sujeta a nuevas iluminaciones, a nuevos enfoques y visiones. El pasado es el mismo, pero la historia debe ponerse en la balanza para que sus secretos salgan a la luz. Diría Nietzsche: “Necesitamos historia, pero la necesitamos de una manera distinta a como la necesita el holgazán malcriado en el jardín del saber”. Un dato, un fragmento del pasado, un desecho ignorado por otros autores, puede saltar en cualquier momento y romper con la interpretación que le asigna la lógica general. Se trata de reconocer que se hace vivo todo lo que yace inerte en los textos. Historiar no es remarcar lo evidente, sólo porque ya la han tratado muchos autores sino sacar a flote lo que pasa desapercibido, pero está ahí, ignorado, pero latente, rico en posibilidades en espera de una nueva visión que lo estudie” termina la cita.
He escuchado y leído “argumentos” rebatiendo mis trabajos de investigación que delatan a quienes no ven más allá de lo que está en tinta sobre papel esto se llama fundamentalismo y es la interpretación literal y necia de lo escrito por carencia de sensibilidad para poder leer y entender lo no escrito, que visto jurídicamente se llamaría presunción humana la cual que tiene validez legal. Nada aporta una versión empantanada donde se repite y se copia lo mismo una y otra vez como si fuera verdad absoluta; la verdad fluye y se enriquece.
Gracias a la Voz del Norte por su reconocido esfuerzo durante estos seis años, y que siga contribuyendo a la cultura general de México por muchos años más.
P.D. Hasta la próxima
* Cronista oficial e historiador de Cuernavaca