Por: América Pina Palacios
Todavía camino sin sentir que toco el piso, como en un ensueño que tampoco soñé porque definitivamente la realidad ha rebasado mis expectativas. Después de 13 años de gestación y de revisiones, he logrado publicar mi libro EL SUEÑO QUE NO SOÑÉ; una novela testimonio, en la cual narro la vida de una admirable mujer mexicana emigrada a los E.U. como cientos o miles de mujeres mexicanas, que año c
on año, toman el camino del norte buscando una mejoría para sus familias. La protagonista, Maty Smith, habiendo convivido con varias parejas, con o sin su voluntad, y la responsabilidad de cinco hijos en su haber, las más pequeñas unas gemelas de apenas 40 días de nacidas, decide buscar mejores condiciones de vida en el país del norte.
¿Qué motivó a Maty Smith para hacerme depositaria de sus confidencias? Posiblemente, el respeto que siempre mostré hacia su persona, a sus orígenes, y a la coincidencia de ser originarias del mismo estado de nuestra repúb
lica. Compartíamos también, como familiares de alcohólicos, un programa de 12 pasos que nos hablaba de anonimato, así que únicamente cuando ella me dijo: “Amiga, escribe un libro de mi vida, titúlalo Siempre Viva, porque así me siento, he sobrevivido a pe sar del destino, que ha tratado de despedazarme”. Entonces me sentí en libertad de contarlo.
Durante seis meses viví en E.U. y casi a diario conversábamos mientras tomábamos un café o recogíamos a sus hijos de la escuela. En los trayectos y las esperas, ella buscaba la oportunidad de hablar, en ocasiones, cuando llegábamos a casa de mi hija, se estacionaba en la entrada y hablaba mientras yo lloraba escuchándola.
Mi hija se daba cuenta de mi tristeza y me preguntaba: “Mamá ¿Qué pasa?” Y yo le comentaba que eran cosas muy íntimas de las cuales no podía hablar. Cuando volvía a México, por las noches me sentaba a escribir, tratando de respetar toda su confidencia, incluso sus palabras, no deseaba tergiversar absolutamente nada, quería que mi relato fuera fidedigno.
Por diferentes circunstancias espacié mis viajes y la obra quedó en suspenso varios años, esperando conocer el final de la aventura de mi amiga. Un día al salir de un súper mercado, ahí estaba Maty, nos abrazamos y le comenté que la obra estaba bastante avanzada, pero le faltaba el final. Entonces me lo platicó.
Y empezó el proceso del registro, revisión de estilo, búsqueda de editor, hasta que decidí publicarlo con mis propios medios y mi maestro Juan Diego Gozález, me ofreció ser el editor; yo me estrené como novelista y él como editor. Hubo muchos comentarios: Le faltan descripciones; o también; maestra anímese, su novela está muy bien, desde el principio atrapa, no quieres dejar de leerla. Y así sucesivamente. Finalmente la tuve en mis manos, ¡hermosa como yo la había soñado! Con una bella portada que expresa exactamente lo que mi protagonista esperaba de la vida (pintura de Juanita Márquez).
Después, vinieron las presentaciones. La primera, la hicimos en Casa Club para Jubilados y Pensionados de Isssteson. Pensé: “aquí todos son mis amigos, no me van a fallar, por lo menos voy a tener unas 30 ó 40 personas. Dios mío ¿no estaré pidiendo demasiado?” Pues llegó el día y mis expectativas fueron rebasadas ampliamente, contaron 70 asistentes y hubo muchas personas que me llamaron por teléfono para disculparse si no las había visto porque no habían podido entrar.
Mi presentadora, la ex senadora Leticia Burgos, habló elogiosamente de la novela diciéndonos: “es una novela realista y existencialista, nos habla con la verdad en la vida de una mujer que vive, que existe, y de muchas mujeres que el día de hoy, pueden estar sufriendo experiencias parecidas o peores que las de Maty Smith.” Además tuve otro regalo, mi hija Lilián viajó de E.U. y me apoyó con una parte de las lecturas, que mucho motivaron al público para la adquisición del libro.
Luego un compromiso más grande, el Museo de Sonora en la Revolución, que generosamente me brindó un espacio para una nueva presentación. Con mucha más seguridad, hacemos planes y los revisamos el maestro Juan Diego y yo, me intriga diciendo que me dará una sorpresa. Es el 4 de marzo y con una hora de anticipación llego a la cita, me esperan las cámaras de televisión y algunas de los periódicos locales, me asomo al recinto y aun veo poca gente, me dicen que hay 100 sillas “¿no serán muchas?” Pienso, pero poco a poco se va llenando hasta verse en la necesidad de agregar más lugares, algunos jóvenes de la Escuela Normal de Hermosillo, sede Obregón (ENSHO) se encuentran ahí y serán parte de la sorpresa.
Sylvia Manríquez, notable periodista que gentilmente ha venido desde Hermosillo, además es autora del prólogo, sus palabras son encomiosas, resaltando el contenido social de mi novela, la equidad de género. Nuevamente Lety Burgos, dirigente de la Red Feminista de Sonora, quien insiste: “el día de hoy siguen sucediendo estas injusticias en nuestro país, debemos aprender de las experiencias de Maty Smith a través de la lectura del SUEÑO QUE NO SOÑÉ”.
Enseguida la lectura dramatizada de los párrafos del libro que más me duelen, los jóvenes de la ENSHO magníficos actores, nos conmueven al máximo, a sus espaldas lloro por Maty y por todas las mujeres del mundo. La señorita conductora, alumna también de la ENSHO, anuncia que se contestarán las preguntas del público, y además de los elogios, nos sorprende la intervención de los jóvenes, quienes están conscientes de ser la nueva generación que hará los cambios en nuestro país.
Agradezco a todos, sonrío a mi hijo Fernando y a mi nuera Lidia, en primerísima fila,que son quienes me apoyan en esta ocasión; agradezco al MUSOR, a mis compañeros del taller literario DESPUÉS DEL CAFÉ y continuamos con las firmas y las dedicatorias. Con la emoción no he sentido el frío, ni el cansancio, pero ahora que escribo esta reseña, la gripe se ha apoderado de mí, pero la felicidad que siento ¡Quién me la quita!
(Los interesados en adquirir la novela se puede comunicar al email pina_america@hotmail.com)
*Maestra jubilada, novelista e integrante del taller “Después del café”.