“Por un planeta 50-50 en 2030. Demos un paso para la igualdad de géneros”. Día Inter-nacional de la Mujer Organización de las Naciones Unidas, 2016.
Hace ciento cinco marzos, en Alemania, Aus-tria y Dinamarca, se inició la celebración de un día de-dicado a La Mujer Trabajadora; fue un 19, del tercer mes, de 1911. El camino de la reivindicación de los derechos humanos femeninos, contaba con antece-dentes notables: Nueva York 1857 y 1908, la 2ª Con-ferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras en Co-penhague, 1910. Y ese amanecer de la segunda década del siglo XX tomaba su lugar en los calendarios como jornada de lucha, donde las demandas son las mismas de ahora: equidad de género, respeto irrestricto a los derechos humanos de las mujeres, alto a la explota-ción femenina. Nunca más un feminicidio. En México El Día Internacional de la Mujer -el ocho de marzo-, se celebra desde el año 1935 y una rápida descripción de la realidad que viven una buena cantidad de mujeres mexicanas en el tercer milenio, demuestra la impor-tancia y necesidad de que todos los días del año sean un paso para la igualdad de géneros como dice el lema del: Día Internacional de la Mujer.
“Donde música hubiere, cosa mala no exis-tiere”.
Don Quijote.
El pasado dos de marzo, en el Centro Cultural Doctor José Ley Domínguez, en el centro del Pueblo Mágico de Mocorito, el director y diseñador de ópera, doctor en música, ensayista y reconocido promotor/ funcionario cultural Sergio Vela impartió la Confe-rencia Magistral: Don Quijote y la Música. Un público ávido de conocimientos escuchó al Miembro Titular del Seminario de Cultura Mexicana charlar sobre un tema subyugante que el conferencista domina con sa-biduría. La corresponsalía Mocorito del Seminario de Cultura Mexicana, El H. Ayuntamiento de Mocorito Sinaloa, y Grupo Anjor lograron realizar un acto cultu-ral que reafirma por qué Mocorito lleva el nombre de Atenas de Sinaloa.
Juan Cervera Sanchis
HERENCIA SAGRADA
A mi hermana Marieta
Allí ya estaba yo y no estaba yo allí y ya estaba yo allí, y mi hermana Marieta, aquel día en la Alhambra.
Ella era nuestra madre y aún no era nuestra madre y él era nuestro padre
y aún no era nuestro padre.
Años aquellos años, 1927 ó 1928, calculo. Siglo XX.
Juan y Asunción, feliz pareja en su Luna de Miel y enamoramente enamorados.
Abanico y guitarra y sombrero y mantilla.
¡Qué guapa era mi madre!, ¡Qué hermoso era mi madre!
De aquel tan luminoso y bello día en la Alambra quedó una fotografía,
un precioso tesoro, una herencia sagrada, para que yo y mi hermana Marieta
podamos afirmar, a una voz en dos voces,
que, desde mucho antes de nacer, ya estuvimos y amamos y admiramos la Alambra,
y Granada fue nuestra y ha de ser siempre nuestra, como nosotros siempre seremos parte viva de la
Alambra y Granada.
* Poeta