Por: José Carlos Ibarra
“La ciencia sin religión está coja,
la religión sin ciencia, ciega”.
La Iglesia Católica, es considerada como la más sabia de las instituciones religiosas, el Papa Juan XXIII en memorable encíclica, la llamó “Mater et Magistra”, esto es Madre y Maestra, que al principio dice:
“Madre y Maestra de todos los pueblos, la Iglesia universal fue fundada por Jesucristo a fin de que todos, a lo largo de los siglos, entrando en su seno y bajo su abrazo, encuentran plenitud de más alta vida y garantía de salvación.”
Como es sabido, desde la expulsión del Edén, de nuestros primeros padres Adán y Eva, se nace con el castigo del pecado original, el cual es lavado por medio del Bautismo, pero conforme se va creando conciencia del bien y del mal, los creyentes no deben transgredir los mandamientos o Decálogo, que Jehová entregó a Moisés en el Monte Sinaí, para que fueran observados por los israelitas, el pueblo elegido, las normas o preceptos de la Iglesia, ante todo, los llamados pecados capitales o mortales, que afectan la vida interior, la vida del alma.
Pero cuando se cae por fragilidad humana, se puede por medio de la confesión, (instituída al parecer entre los siglos II y III de nuestra era), así como el arrepentimiento o acto de contrición, y la penitencia, ganar por medio de la absolución que da el Sacerdote, representante de Jesucristo en la tierra, la reconciliación con Dios.
La psiquiatría propiamente dicha, como ciencia médica para el tratamiento de las enfermedades mentales, empezó a aplicarse a fines del siglo XIX y principios del XX, y los más renombrados médicos fueron Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, Carl Gustav Jung, de la psicología analítica, Alfred Adler, de la Psicología individual, de la Escuela vienesa, luego vendría el doctor Viktor E. Frankl, creador de la Logoterapia o “cura del alma”, considerada la Tercera Escuela Vienesa de Psicología, la cual se centra en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre.
El doctor Frankl, puso marcado énfasis en aclarar que la Logoterapia, no pretendía sustituir a la Psicoterapia, sino complementarla, como tampoco la función del Sacerdote, sino utilizar los sentimientos religiosos de sus pacientes, cuando se manifestaban libremente, percibir su angustia su vacío existencial, como parte integral de la personalidad del individuo, y no sólo aspectos fragmentarios.
Sobre el doctor Viktor E. Frankl, habrá que decir que en 1942, fue deportado a cuatro campos de concentración nazis, en donde murieron su esposa y sus padres, fue liberado en 1945 por el ejército norteamericano, profesor de neurología y psiquiatría de la Universidad de Viena, profesor de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, California, catedrático de Harvard, Stanford, Pittsburgh, Dallas, fue distinguido con el Doctorado Honoris Causa por veinte universidades, publicó 27 obras traducidas a 21 idiomas, nació el 26 de marzo de 1905 en Viena, Austria, y falleció el 2 de septiembre de 1997, en la misma ciudad.
En internet se pueden apreciar videos, de excelentes entrevistas, en las que afirma que la premisa de la Logoterapia, es que el hombre, debe enfocarse en la búsqueda del sentido de su propia vida, y la libertad de elegir una actitud responsable, en las peores circunstancias, como ya se dijo, él experimentó la dramática, aterradora y dolorosa experiencia de los campos de concentración nazis, y no sucumbió.
* Periodista y Escritor Sinaloense