Por: Mario Arturo Ramos
“Fetiche, imagen que representa un ser sobrenatural al que se atribuye el poder de gobernar una parte de cosas o personas al que se adora y se rinde culto.” Definición.
En los últimos años mis visitas a la capital del Estado de Sinaloa y al hoy Pueblo Mágico de Mocorito, son frecuentes. La elaboración de La Voz del Norte, obliga a mi presencia constante. Una de las tareas infaltables en mi estadía en Culiacán y las poblaciones de la Región del Évora, es tener una agradable y enriquecedora charla con mi amigo, Pablo Gastélum Castro, con quien me une una amistad añeja que como los buenos vinos, el paso del tiempo ha madurado. Hace 43 años y meses compartí con Gastélum los pasillos del viejo edificio de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde cursaba la carrera de la abogacía y el que escribe, dirigía un taller de poesía y colaboraba en la edición de revistas y periódicos literarios universitarios, junto al poeta sonorense Alonso Vidal y, el bibliotecario y abogado Carlos Manuel Aguirre. Al notario le gusta la música, la de salas de Concierto, el sonido estruendoso de las bandas locales; escribe crónicas sabrosas- de vez en vez colabora en este informativo cultural, degusta los platillos típicos de su estado natal y gusta de viajar por el mundo para recuperar la posibilidad de sorprenderse con formas culturales diferentes a las que anidan en las costas del Golfo de California. Este 2015 en el mes de octubre, presentó su tercer libro: “Fetiches”. El prologuista Rodolfo Díaz Fonseca, en el volumen de 267 páginas, apunta: “Con la discreción de un notario y la inventiva de un boticario narra cuentos y hace rencuentros. Con extrema versatilidad habla de los ungüentos y vendajes que usaban las abuelas para curar golpes y heridas, como cita principios de hermenéutica jurídica y arcaísmos del lenguaje brindándole la presencia debida.” Gastélum Castro como amable introducción señala: Este libro está dedicado a ti, amable lector que por alguna razón lo estás leyendo. Compartimos con nuestros lectores su texto: “Gral. Salvador Alvarado, héroe nacional. Nació en Culiacán, Sinaloa en el barrio del Coloso, donde quedaba la fabrica quemada, junto a las Quintas, antigua huerta de mango de los Redo. Se metió a la “bola” con los constitucionalistas, llegando a ser general, por cierto uno de los más preclaros, por lo decente, industrioso y trabajador. Fue siendo Gobernador de Yucatán, cuando se manifestó como un gran
reformador social, tarea en la que encontró el apoyo de Felipe Carrillo Puerto. Entre las cuestiones trascendentes que condujo que condujo durante su gestión transformadora, estuvieron: Promulgó leyes de gran contenido social que fueron precursoras de la Constitución de 1917, entre las más importantes fueron las denominadas Cinco hermanas: Agraria, Hacienda, Trabajo, Catastro y la Ley orgánica de los municipios del estado. Estableció la casa del Obrero Mundial para servir de apoyo a los trabajadores yucatecos. Organizó los primeros congresos pedagógicos y feministas (en la Península). Fundó entre otras, las escuelas de Agricultura, de Artes, y de Oficios, de Bellas Artes y la Libre de Derecho. Expidió una importante ley de repartición de repartición de tierras y de protección a los obreros. Declaró a Yucatán el primer estado seco de la república, buscando acabar el alcoholismo entre los indigentes.
Dictó una ley para que los estudiantes se iniciaran en las prácticas democráticas al elegir a sus dirigentes. Combatió (a) la prostitución y a sus principales explotadores. Luchó contra el fanatismo religioso. En su actuación como gobernador abolió la preponderancia de castas, se esforzó porque hubiera una escuela en cada hacienda, emitió como novedad papel moneda. Viene a cuento una anécdota, aparece una pinta en palacio de gobierno (Mérida) en la que se leía: “aquí vive el águila cruel que come oro y caga papel”; el gobernador ofreció una recompensa para dar con el autor; pasado algunos días apareció otro letrero” ¿con que nos pagas, con lo que comes o con lo que cagas? Por demás ingeniosos los yucatecos. Hay un municipio en Sinaloa que lleva el nombre de este prestigiado militar y estadista que murió luchando por defender los principios de la Revolución Mexicana. Hasta aquí la cita textual del capítulo dedicado a Salvador Alvarado en “Fetiches”. El autor nació en Culiacán, Sinaloa, en 1949. En su actividad profesional es: Licenciado en Derecho por la UAS, Notario Público, ha sido Presidente del Colegio de Notarios de Culiacán, tiene Diplomado de Administración Pública de la Universidad de Buenos Aires, Argentina y ha escrito los libros” Los caminantes” y “Tambache de Vivencias”,- que han sido objeto de comentarios elogiosos y que en La Voz del Norte ha quedado registro. Sin embargo su bonhomía y su sentido humorístico ha dejado en amigos y malquerientes honda huella, este es el creador de la obra que recomendamos leer para pasar un buen rato. Debo terminar esta reseña con su opinión sobre su tarea literaria: “Cuando por fin pensé editar mis escritos, me dio miedo el que me fuera a “balconear” con la sarta de desatinos que escribo; además, me dije, van medir mis alcances(los lectores), me hice algunas conjeturas con y sin sentido. Cuando me decidí, ya era miedo, sólo temor de lo que pudiera acontecer; pero una vez pasados esos umbrales, me sentí descansado y liberado; realmente experimente algo nuevo de paz interior.”, debe ser por esta autocrítica sin poses, que cada que estoy en el Estado de Sinaloa, una de las tareas infaltables, es tener un agradable charla con Pablo Gastélum Castro y sus “Fetiches”.
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