Por: Alberto Ángel “El Cuervo”
—¿Alguna vez estudiaste aquí…?
—Creo que estás confundiendo, este es el Museo de San Carlos no la Academia de San Carlos…
—Ah, vaya… Pensé que era lo mismo…
—No, no. La Academia siempre ha sido muy afamada y fue la primera academia que existió en América. Bueno, la primera academia contemplándola desde el punto de vista europeo, porque aquí en épocas prehispánicas existían grandes instituciones educativas como el Calmecac, el Calpulli o el Cuicacalli y hoy en día se valora la técnica artística de los creativos prehispánicos después de que en alguna época fuera menospreciada por ignorancia de los críticos…
—Y entonces ¿el Museo de San Carlos no ha sido nunca una academia…?
—Bueno, fue sede de la Escuela Nacional Preparatoria en un tiempo ya en el siglo XX…
—¿Para eso hicieron el edificio…?
—No, de hecho el edificio que se le atribuye al arquitecto Manuel Tolsá, el mismo que hizo la escultura de “El Caballito”, fue primero una casa particular de los condes de Regla… También vivió ahí el tristemente afamado Antonio López de Santa Anna, Iturbide y José Rincón Gallardo, Marqués de Guadalupe, el antecesor del considerado iniciador de las asociaciones de charros en México, don Carlos Rincón Gallardo…
—¿Y ellos lo cedieron para que fuera el museo?
—No, pasado el tiempo y después de dárselo al Comité Olímpico Mexicano y varias más, en 1968 comenzó a funcionar como museo y por alguna razón se dedicó a exhibir el arte europeo y también algunas piezas de ex alumnos de la Academia de San Carlos… De hecho, la bellísima colección de arte europeo que posee el museo, es debida a la llamada “Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos de la Nueva España” y se fue enriqueciendo con la aportación de los maestros y estudiantes de la misma y también por medio de colecciones particulares de arte. Hoy en día, el Museo de San Carlos es dedicado a la exposición del arte europeo de los siglos XV al XX.
—Un museo mexicano para difundir el arte europeo…
—Sí, de alguna manera es contradictorio, pero por un lado debemos crear conciencia de que el arte es universal y por el otro, la Academia de San Carlos surge congrandes Maestros europeos que van formando a los alumnos mexicanos dentro de los cuales está Miguel Cabrera quien fue uno de los que pidieron constantemente la formación de la academia de artes en la entonces Nueva España. Maestros como Pelegrin Clavé y Eugenio Landesio formaron grandes artistas mexicanos tales como José Salomé Piña quien fuera alumno predilecto de Pelegrin Clave al grado de dejarlo a cargo de la cátedra que él impartiera…
—Entonces la difusión del arte europeo que hace el
museo de San Carlos es como un agradecimiento y homenaje a los que fueron Maestros de artistas mexicanos…
—Pues de alguna manera habría que verlo así, aunque hay algunos que piensan que el arte mexicano se fue desarrollando por muchos derroteros y hay aportaciones de parte de ambos lados.
Esta charla deliciosa, se daba mientras recorría el bellísimo edificio ubicado en la calle Puente de Alvarado en el centro histórico de la Ciudad de México. La colección de obras europeas es verdaderamente impresionante, tan impresionante como la edificación misma atribuída, insisto, al arquitecto Manuel Tolsá. Cuando usted, lector que me otorga el favor de su atención, visite el museo de San Carlos, no deje de fijarse en las escaleras. Note que no tienen remaches y están sostenidas una sobre otra… Es, según la opinión de algunos arquitectos, una verdadera hazaña del diseño arquitectónico. Pero vayamos a la colección de arte que ahí se presenta.
Se está presentando temporalmente una exposición de la colección de Hans Rudolf Gerstenmaier acerca del arte flamenco. El nombre de la exposición: “De Rubens a Van Dyck, La Pintura Flamenca en la colección Gerstenmaier”. Recorre uno el museo buscando básicamente la obra de Rubens, pero se encuentra con obra de otros grandes artistas de la considerada escuela flamenca del arte tales como Pieter Bruegel, el viejo cuya obra es verdaderamente admirable en su colorimetría, su dinámica, su composición y su narrativa. Es considerado uno de los cuatro grandes de la pintura flamenca.
Es menester considerar que la pintura flamenca contemplada de la división geopolítica contemporánea, tendría que englobar a varios países europeos aparentemente disímbolos, pero el origen de los flamencos es incierto y de alguna manera multicultural. Por un lado se puede ubicarles en lo que fuera el Condado de Flandes, una entidad feudal dependiente de Francia. Pero Flandes es un término que se refiere a muchos territorios de manera ambigua y comprende los países bajos, parte de Alemania, España, Bélgica y varios más. Los flamencos españoles cuya manifestación musical es tan buscada por los visitantes de todo el mundo a ese país, han sido considerados como parte de esos pueblos “romaníes” cuyo carácter nómada les ha llevado a cubrir grandes páginas de la literatura europea y después del mundo entero bajo el nombre de zíngaros, gitanos, húngaros y otros apelativos que solamente logran situar al pueblo flamenco en un misterio más.
El caso es que en el Museo de San Carlos se pueden contemplar actualmente en esta exposición, obras maravillosas de los artistas de la llamada escuela flamenca encabezados por Rubens (alemán) y Van Dyck (belga) llegando a Pieter Brueghel el viejo. Cada obra de estos grandes maestros, es una verdadera cátedra de pintura. El manejo de las luces, la narrativa de sus paisajes y el movimiento en el trazo es todo un viaje. Por esa razón, los artistas jóvenes europeos, acudían a los talleres flamencos para formarse en esa escuela, lo que contribuyó de alguna manera a que la conceptualización del arte flamenco se diluyera más aún dentro del cosmopolitismo.
Según los enterados, los grandes maestros del arte flamenco, parten del llamado gótico tardío y se caracterizaron por su trabajo en detalle extremo en las miniaturas. De ahí, evolucionan a diferentes tendencias pasando por el llamado movimiento prerrenacentista, de alguna manera también son ligados al Renacimiento italiano y se inscriben incluso en lo que se conoció como Renacimiento Nórdico. La escuela flamenca, tuvo una gran relación con el arte español dado el intercambio y la migración. Esto sucede a grado tal, que muchos críticos e historiadores del arte hablan de una escuela hispano-flamenca.
Por otro lado, es necesario considerar una escuela llamada de los flamencos primitivos, dentro de los cuales están Jan Van Eyck y un artista Belga considerado por muchos como español de nombre Hieronymus Bosch mismo que en España es conocido como “El Bosco”. Hablar de la escuela flamenca pues, es referirnos a un estilo multicultural y a un origen geográfico incierto en donde el carácter nómada de muchos de los pueblos flamencos imprimen rasgos culturales forjados en la interacción con los distintos pueblos europeos de la época.
Llama la atención una sala dedicada a Rubens en donde los visitantes del Museo de San Carlos pueden participar activamente en una atmósfera mágica donde supuestamente es invocado el espíritu de este gran artista flamenco y dejar incluso sus dibujos dentro de un marco que el museo dispone en las paredes para este fin.
Pero en particular, me quedo impactadopor un cuadro que es realizado por dos artistas: “Paisaje de Montañas con Mulas”, óleo sobre madera hecho por Joost de Momper el joven y Pieter Brueguel el viejo. Al observar este cuadro, el espectador inevitablemente pone a trabajar la imaginación y viaja al pasado intentando ser testigo del momento en que los dos grandes artistas pintaban juntos un mismo cuadro. De inmediato surgen las preguntas: ¿Primero pintó uno de ellos y luego el otro finalizó el cuadro? ¿Iban poniendo trazos uno y el otro? ¿hablaban acerca de la composición, de los colores etc.
Y se ponían de acuerdo para trabajar al alimón…? Estas y muchas preguntas más, quedan en el limbo y son motivos de polémicas entre críticos del arte así como entre aquellos que acuden a los museos solamente a disfrutar de los cuadros en este caso de la escuela flamenca. Y a mí me asalta la pregunta: ¿Qué opinarán aquellos determinantes “sapientísimos” dueños del oráculo que imparten cursos de “psicoanálisis del arte” “interpretación psicológica de los pintores” o cualquier otro título estrambótico de la ocurrencia de muchos entes raros que deambulan en las instituciones didácticas de las artes acerca de este trabajo entre dos grandes artistas de la pintura flamenca…? Bueno, recordemos que una de las finalidades del arte es precisamente el perturbar las almas y en este caso, la mía se vio maravillosamente perturbada por la visita al Museo de San Carlos.