Por: Gilberto J. López Alanís
Luis F. Molina se definió como arquitecto (Molina 2003), sin embargo su actividad constructiva en la ciudad de Culiacán, lo hace aparecer como ingeniero.
Los documentos de la epoca lo refieren como ingeniero, incluso fue habilitado por el Ayuntamiento de Culiacán como Ingeniero de la ciudad.
Hasta donde sabemos y por su propia pluma en memorias que rescató el Lic. Héctor R. Olea, después confirmadas por el arquitecto Ignacio Medina Roiz, este mexiquense llegó a Culiacán en 1890, con el exclusivo propósito de construir el Teatro Apolo por encargo de un entusiasta grupo de promotores de tan magnífica obra que encabezó el Ing. Mariano Martínez de Castro a la sazón Gobernador del Estado.
Como arribó soltero, muy formal y con ambiciones manifiestas, el Ing. Molina, no tuvo empacho de cortejar a una rica heredera de la familia De la Vega, de condición viuda y entradita en años.
El matrimonio fue de los más conveniente para ambos, él atildado al extremo, ávido emprendedor, con energias sobradas para grandes obras y fascinado en escalar en la estructura social de su época, en una ciudad que se le ofrecía entera; ella con atractiva viudez, algunos ahorros y herencia, aparte de sugerir a pesar de la vestimenta de su tiempo atractivas formas de la estética decimonónica.
El caso es que cinco años después en 1895, cuando estaba ya iniciada la obra de remodelación del Edificio de la Tercena, para adaptarla a Palacio de Gobierno del Estado de Sinaloa, y hoy sede del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, la feliz pareja obviando las dispensas de publicaciones por instrucciones del Gobernador y comunicadas al Juez de la Civil por don Eriberto Zazueta como Secretario General de Gobierno, se celebró el contrato matrimonial.
La boda se celebró a las siete y treita minutos de la noche del día primero de febreo de 1895, en la casa habitación de don Romualdo de la Vega por la calle de la Independencia hoy Dr. Ruperto L. Paliza hasta donde fue requerido el Juez de la Civil Antonio Salmón, así ya instalados en la sala principal ante Teresa de la Vega y el propio Ing. Luis F. Molina, este de 31 años, con habitación por la calle Rosales.
La señora De la Vega tambien de 31 años y originaria de Tamazula Durango ya viuda de Marcos Urquijo, hija de don Romualdo de la Vega e Isidora Amador con domicilo en la misma casa de sus padres.
Seguido el protocolo con la lectura de los arículos del Código Civil de referencia matrimonial y la presencia de los testigos en las personas del Gral. Francisco Cañedo, Gobernador del Estado de Sinaloa; Heriberto Zazueta, como Secretario General de Gobierno, aparte de los señores Ricardo Martínez de Castro, José Rois.
Esta concurrida ceremonia de ex-tuxtepecanos adheridos al Gral. Porfirio Díaz, el cual recibió protección en sus correrias de rebelde antijuarista, estaban en el centro del poder del cañedismo y esta boda seguramente afianzó algunos intereses de inversión para la ciudad.
Pocos años después el Ing. Luis F. Molina escaló posiciones políticas en la estructura social hasta llegar a ser el Presidente Municipal en 1910 y pronunciarse contra el candidato Francisco I. Madero cuando este visitó la ciudad en ese año.
Seguramente la fiesta fue en grande ya que estas familias dominaban el centro de la ciudad con sus casonas señoriales de amplios patios, hermosos pasillos y ventanas donde los conjuntos musicales de la epoca los deleitaron con los valses del momento y una que otra mazurca o polca para alegrar el ambiente.
* Director del Arcchivo Histórico de Sinaloa