Por: Faustino López Osuna
“Estado de Sinaloa,/ Gobierno de Mazatlán,/ ofrecieron diez mil pesos/ por la vida de Bernal.”
Aplicando el programa de gobierno de don Alfonso G. Calderón, Gobernador del Estado, a través de la dirección de Desarrollo Integral de la Comunidad Rural del Estado de Sinaloa (DICRES) en la geografía sinaloense marginada, que consistía en asesoría contable a ejidos y comunidades y la construcción, con participación comunitaria, de plazuelas integrales, teatros al aire libre, canchas deportivas, casas para maestros y accesos a bocaminas, conocí Guadalupe de los Reyes, legendario mineral de Cosalá, favorito del no menos legendario Heraclio Bernal en sus correrías por la sierra y desde donde ya vislumbraba una insurrección para derrocar a Porfirio Díaz, a la que convocaba a la población, por medio de volantes, como consta en la proclama que hace, antes de 1888, en Conitaca, Elota (hoy bajo las aguas de la presa de El Salto).
Como Guadalupe de los Reyes está situado en el fondo de un embudo formado por la unión de dos elevados cerros, no hay espacio para construir nada que dé servicio a sus habitantes, salvo en una pequeña planicie ubicada a la llegada, en el acceso a la población. Ahí se hizo lo que se pudo de un kiosco que le diera forma de plazuela al sitio. La propia iglesia, construida en la época de bonanza, se ubicó en la parte alta del cerro acondicionada a modo de explanada. En su muro exterior está inscrito, como testimonio, que fue erigida con la aportación directa de los propios mineros.
Lo que en la época de auge fue un impresionante esplendor arquitectónico, con bardas monumentales construidas sobre las escarpadas laderas, hoy es tan sólo un ensordecedor silencio de ruinas serpenteantes entre las que deambulan la nostalgia y lamelancolía del ex mineral de Guadalupe de los Reyes sin retorno.
“¿Qué es aquello que relumbra/ por todo el camino real?/ Son los rifles del dieciocho/ que trae Eraclio Bernal.”
Desde mi primera visita, el comisario ejidal me mostró las ruinas de lo que fue la cárcel donde estuvo detenido Heraclio Bernal, antes de que lo asesinarán: un cuarterón ya sin techo, con paredes de adobe de unos 45 centímetros de ancho, con maleza crecida adentro, seca, y un portón impresionante, de tablones de buena madera en su parte baja y con barrotes de metal en su parte alta. Aunque a la intemperie, el marco parecía de cedro o venadillo, por sus buenas condiciones. Se notaba desprendido de una bisagra.
Le sugerí al comisario que dicho portón fuera retirado de ahí y que se evitara que algún “coleccionista” de objetos de gran valor histórico como ese, se lo llevara. Al poco tiempo, aprovechando patios de casas en ruinas, se construyó una clínica rural del programa IMSS-COPLAMAR, siendo delegado de éste el licenciado Rafael Rubalcaba León quien, con anuencia de los habitantes, hizo que en el pequeño patio de la clínica se colocara, vertical, el portón, rescatado del abandono.
“Eraclio Bernal decía/ yo no ando de roba bueyes,/ yo tengo plata sellada/ en Guadalupe los Reyes.”
Con el correr de los años, casi cuatro sexenios después, fui invitado a la remodelación y reapertura del Museo de Minería de Cosalá, en cuyos inicios habían participado dos enamorado de Sinaloa, Rina Cuéllar y el ingeniero Pablo Lizárraga Arámburo. Ahora contaba con una sala dedicada a Luis Pérez Meza, oriundo de La Rastra, y, para gran satisfacción mía, entre los recuerdos del “Trovador del Campo”, encontré que se exhibe el disco de homenaje póstumo que grabé en 1981, en el que el propio Pérez Meza interpreta “El cosalteco”.
Con todo y lo emotivo de este singular reencuentro, la vida y las circunstancias me deparaban algo insólito y extraordinario: ahora, formando parte del Museo de Minería de Cosalá, se encuentra el portón de la cárcel de Heraclio Bernal, de Guadalupe de los Reyes. Desconozco qué autoridad dispuso que fuera trasladado a la cabecera municipal, para conocimiento de cuantos visiten el Museo. Para mí el hecho es un indiscutible acierto, digno de reconocimiento. Nunca pensé que pudiera suceder tal cosa, cuando lo vi por primera vez en 1978, hace ya 37 años.
Quien no conozca Cosalá, se ha perdido de algo excepcional en la arquitectura y la historia de Sinaloa. Tiene más que merecido haber sido declarado Pueblo Mágico.
“Vuela, vuela, palomita,/ párate en aquel nogal,/ estas son las mañanitas/ del gran Eraclio Bernal.”
* Economista y compositor