Nacional

Lo que no se dice de Hernán Cortés

Por martes 15 de septiembre de 2015 Sin Comentarios

Por: Carlos Lavín Figueroa

Hernan CortezEl imperio azteca era la quinta parte de lo que hoy es nuestro país, sus dominios llegaron hasta Chiapas por una estrecha franja del lado del Pacifico, con influencias hasta Centroamérica -que no conquistadonde sus poblaciones conservan nombres nahuas.

Con la conquista española el territorio se expandió debido a las expediciones y descubrimientos hechos y patrocinados por Hernán Cortés, quien logró que México se extendiera, al sur, hasta Honduras, y al norte, por el mar de Cortés hasta las Californias tocaría Canadá y el territorio sur que hoy pertenece a los Estados Unidos.

Cortés dejó una nación tan grande como toda Europa Occidental, quince veces mayor que el territorio de España. Por ello, en la misma España y en toda Europa, Cortés rivalizaba en fama con el propio rey Carlos el más poderoso del continente, era el emperador que más países y territorios gobernaba, este lo recelaba e intentó despojar a Cortés de su popularidad nombrando a una Real Audiencia que lo sustituyó como máxima autoridad en la Nueva España y después un virrey.

México llegó a tener más del doble de su territorio actual y con ese inmenso territorio se funda la independiente Nación Mexicana. Por sus aportes a la corona española, Cortes había sido alagado por el rey y premiado con títulos nobiliarios e inmensos territorios para su marquesado que gobernó desde su casona en Cuernavaca, pero años después, cuando enfrentaba un juicio el emperador Carlos ya no lo recibía; el conquistador seguía a la corte itinerante del rey por toda Europa con la esperanza de ser recibido y perdonado por el emperador, y en un día nublado, Cortés, desesperado, subió al estribo de su carroza, el rey preguntó a su sequito que quien era el osado, y Cortés lo retó a recibirlo con una frase que resume su vida: “Soy aquel que os ha dado más ciudades que los que os dieron tus padres”.

Fue Cortés quien refundó esta nación al modo europeo, fue él quien había solicitado al rey frailes para evangelizar y culturizar, dentro de lo intangible trajo la cultura euro-mestiza que ya tenían los hispanos, mezcla de todas las culturas europeas con influencias árabes, griegas, romanas, cartaginesas, fenicias, que a su vez tenían ya influencias de otras remotas como de la India y la China. Aquí, se enseñaron artes y oficios como, pintura, escultura, carpintería, arquitectura, agricultura, ganadería, latín, medicina.

Estaba en contra de la Inquisición, a favor del libre comercio, era de ideas republicanas contrario la monarquía española. El oscurantismo dice de él los peores agravios y la ilustración los mejores halagos, pero hay quienes por comodidad, no se arriesgan a reconocerlo; si, hubo excesos como en toda conquista, eso es el pasado.

En el presente están edificios que hoy son preservados, la Catedral Patrimonio de la Humanidad, y él Palacio de Cortés, sólo en Cuernavaca. Fundó hospitales que todavía funcionan como el Hospital de Jesús en la Ciudad de México donde se encuentran sus restos; se edificaron iglesias y dentro de las poblaciones conventos que tenían función distinta a los europeos aquí, se culturizaba. –allá eran para “mejor orar-” por ello se construían fuera de las ciudades. Escribe don Andrés Morales Henestrosa indígena zapoteco: “No hay elogio que no se haya hecho a Hernán Cortés, ni diatriba que no se le haya enderezado”.

No hay adjetivo que no se haya empleado para exaltarlo ni que no se haya usado para negarlo y reducirlo. Bernal Díaz lo proclama un gran capitán, comparable a César. Francisco López de Gómara, Juan Suárez de Peralta no encuentran palabras para proclamar sus glorias. Antonio de Solís lo agobia al peso de sus alabanzas.

Francisco Antonio Lorenzana besa su nombre. Eso en el pasado. En el presente nadie queda a la zaga. Lucas Alamán, Carlos Pereyra, José Vasconcelos, Salvador de Madariaga lo ponen en el pináculo, en el cenit. En la pluma de algunos alcanza el rango de semidiós. Eulalia Guzmán, para citar un caso ejemplar, le endilga una veintena de improperios, que sumados y reducidos a colores, dieron el retrato que de Cortés pintó Diego Rivera en los muros del Palacio Nacional.

El pecho alto de Bernal, y el gran pecho de López de Gómara, (plasmados en su figura del mural del Palacio de Cortés en Cuernavaca, también de Rivera) se convierten en joroba en el retrato hablado de Doña Eulalia. -Según ella-, era feo, era chaparro, desfigurado, apestoso, pedazo de hombre era. Para unos Cortés era un fundador, un conquistador, un constructor. Para la señorita Guzmán, no fue sino un invasor. Lo califica de rapaz aventurero, mendaz y sin escrúpulos. Sólo por ignorancia, postula la profesora Guzmán, algunos lo han querido glorificar.

Obligado a justificar la Conquista, acumula falsas acusaciones contra los pueblos que está conquistando, atribuyéndoles canibalismo, sodomía y barbarie”. Conocí a don Andrés Morales Henestrosa por ser primo de Heberto Morales Luis esposo de Isabel Lavín Oliveros hermana de mi padre.

Con don Andrés conversé en varias ocasiones sobre Cortés y la conquista, él, le daba amplio reconocimiento al conquistador muy por encima de sus errores. Nadie debe sentenciar a los personajes de la historia, más bien se debe entender su actuar en las circunstancias del momento vivido y no desde la perspectiva actual, aquel, era un mundo de conquistas incluso arbitradas por el Vaticano.

Cortés fue un conquistador con todos los atributos, pero también fue un estadista fundador de una nueva nación y también un transculturador.

A la llegada de la Independencia, los libertadores, sin una idea de nación, peleaban por el poder presidencial, no había orden, y ante las ambiciones de los Estados Unidos, México perdió más de la mitad del territorio que había legado Hernán Cortés.

*Historiador y Cronista oficial de Cuernavaca

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