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BRAULIO JOSÉ ZORRILLA VERA, PRIMER POETA DE TONALÁ. (1860-1920).

Por martes 15 de septiembre de 2015 Sin Comentarios

Por: Sofía Mireles Gavito

braulio joseDe todas las actividades artísticas que tiene Tonalá: música, letras, baile, pintura y cerámica; las que más sobresalen son la música y la poesía. En música hay un gran número de marimbistas, compositores, cantantes que han sobresalido en el ámbito local, estatal, nacional y en ocasiones internacional, como: los hermanos Marín, Don Carlos Tejada Henestrosa, Andrés Antonio Urrea, Tito Amando Antonio Peña, Felipe Peña Palacios, Velino Peña Ríos, Alberto Peña Ríos (Premio Chiapas en Artes en el 2009), Hugo Reyes Palacios, Hilario Cigarroa Vázquez, etc.

Dentro de la literatura tenemos multitud de poetas, varios cuentistas, una dramaturga y un novelista. Más los más destacados son: los poetas Braulio José Zorrilla Vera, Joaquín Vásquez Aguilar y Óscar Wong Ovando; la cuentista María de Lourdes Morales Grajales y la dramaturga Damaris Disner Lara.

Escribiré sobre Braulio José Zorrilla Vera, ya que es el primer poeta tonalteco del que tenemos conocimiento. Braulio José Zorrilla nació en Tonalá en 1860. Sus padres fueron: el español Juan Antonio Zorrilla y Doña Juana María Vera, nativa de esta ciudad. Fue el segundo de cuatro hermanos: Encarnación, Braulio José, Emperatriz y Rafael. Trabajó por mucho tiempo en la Casa Gout. Se casó. Falleció en su natal Tonalá el 6 de junio de 1920.

Fue Diputado Local en tres ocasiones: 1879 (1 año); 1881-1882 (2 años) y 1911-1912 (2 años). La última vez, fue diputado propietario de la XXVII legislatura, por el Departamento de Tonalá; su suplente fue el Sr. Rafael J. Martínez. (Espinosa, Luis. Rastros de Sangre pp: 34-35). Una biblioteca municipal en Tonalá lleva su nombre.

Escribió poemas y algunos cuentos, entre sus principales obras destacan: A la Luz de la Luna, Sueño de una Noche de Primavera, Ecos del Corazón, El Encanto de Bernardo (cuento); La Mujer Demonio o El Sacrificio de una Hija; La Leyenda de la Ciencia o La Inmortalidad del Alma; Flores y Lágrimas; Elifasis la Bella; etc.

Muchas de estas obras fueron censuradas por su contenido, por los periódicos nacionales y locales; así mismo por algunos personajes del lugar, ya que combatían la superchería y el fanatismo.

Su obra más conocida es La Inmortalidad del Alma, poema ganador de la Medalla de Oro y diploma en el Concurso Internacional de las Ciencias, las Industrias y el Trabajo realizado en San Luis Missouri, E. U. en 1904. En este concurso participaron personas de todos los países del mundo; de México intervinieron el jurisconsulto Ignacio Vallarta, el Gral. Bernardo Reyes, Antonio García Cubas, entre otros más. Braulio José Zorrilla recibió su premio en la ciudad de México el 4 de abril de 1905.

El poema La Inmortalidad del Alma o La Leyenda de la Ciencia fue publicado en 1899 por la imprenta La Europea, de J. Aguilar Vera en la ciudad de México; está dedicado a su sobrina Juana María Zorrilla y Rodríguez por el día de su santo. Posteriormente, el 31 de enero de 1902, Braulio José Zorrilla solicitó a la Secretaria del Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción Pública su propiedad literaria (derechos de autor); y fue publicado como registrado en el Diario Oficial en el Número 101, páginas 110 y 111 del día 3 de abril de 1902.

La obra de La Inmortalidad del Alma tiene 51 páginas, con 7 capítulos dedicados a la niña Juana María, su sobrina en el día de su santo. Este nombre le trae bellos recuerdos por ser el nombre de su madre.

En los cinco primeros capítulos, Braulio le escribe a Juana con bellos versos, comparándola con una flor en botón, donde ese botón es como la inocencia y candor de la niñez; que se transformara con el calor de la primavera. Para después al llegar el invierno, la flor queda marchita y deshojada por el viento. Luego dice el poeta, que el morir no es la abolición de la vida, que ella sigue transformada en otros seres, en otras flores. Todo ello lo escribe con un lenguaje bello y metafórico para darle una lección a su querida sobrina. Pudiéramos decir que la obra La Inmortalidad del Alma es una poesía didáctica, con un tema filosófico y científico de la época.

Así describe la muerte y la vida, el poeta Braulio José Zorrilla en los siguientes versos del capítulo III:

Pero ¿la muerte es acaso La abolición de la llama
Que da calor a la vida
Iluminando nuestra alma?
¿Se extingue, pues, la materia
En la sombra de la nada,
Quedando nuestras moléculas
Y la sangre evaporada,
Confundidas en el polvo
Sin que sean utilizadas?…

¡Ah! No: eso tanto sería
Como negar, dulce Juana,
Del gran Todo la armonía
Y la progresión del alma.

¡No! El morir en la vida
No es la sombra de la nada:
Ahí donde está la muerte,
Hay germen, luz, esperanza…!

Y la vida que se va,
Vuelve al punto renovada,
Llena de fuego vital,
Con más luz y nuevas gracias. (pág: 11)

Luego, sigue Braulio diciéndole a su sobrina Juana María que la naturaleza está regida por leyes eternas, y que estas leyes buscan la perfección, la progresión y evolución a la Belleza; para ello el poeta intercala entre la parte V y VI, quince versos dedicados a explicar los grandes avances que ha logrado la ciencia y los científicos como: Galileo, Copérnico, Newton, Franklin, Morse, Fulton, Guttemberg, Edison, Servet, Jenner y Roentgen.

En estos versos habla de la lucha que tiene la ciencia contra la ignorancia y el fanatismo, y pone de ejemplo a Galileo que padece ser quemado en la hoguera por culpa de la ignorancia y el fanatismo, y lo expresa así:

Más Dios que por grados quiere
Que la humanidad sea perfecta
En Galileo nos transmite
Leve soplo de su idea;
Descubriendo de las leyes
De sabia naturaleza,
(…)
La audaz idea del apóstol
Es tan solo una blasfemia.
Y espantado el fanatismo
Ante la luz de la ciencia,
En vez de aceptar la luz
Hundirla quiere en tiniebla
Condenando a Galileo
A perecer en la hoguera. (págs.: 18-19)

Braulio J. Zorrilla habla de los grandes descubrimientos que han transformado al hombre y la naturaleza como: la imprenta, el fonógrafo, el teléfono, la energía eléctrica, los rayos catódicos (Roentgen), el torpedo, la propulsión de los barcos por medio del vapor (Fulton), la vacuna contra la viruela (Jenner), etc.

Por último, Braulio Zorrilla concluye su en el capítulo VI diciendo para que sirven las leyendas de la ciencia, y afirma que son la prueba de la marcha y búsqueda de la perfección de la naturaleza humana; y en el capítulo VII se despide de su sobrina Juana María, diciéndole que disfrute y goce su infancia, al lado de su madre:

Goza… inocente niña
De boquita carminada,
Del consolador apoyo
De una madre idolatrada, (…)
Vive feliz, muy feliz;
Que´l cenzontle en la enramada,
Entona bajo su sombra,
En voz melíflua y variada,
Dulces cánticos, que expresan
Cada nota, una esperanza;
En cada voz, un suspiro; …
Tan dulces como la dicha,
¡Tan tiernos como la infancia! (págs.: 49-51)

BIBLIOGRAFIA.
Espinoza, Luis. Rastros de Sangre. Gbo. De Chiapas.
ICHC. 4ª. Edición. México, 1993. Pp: 34-35; 226.
Marín Rizo, Gilberto. “Semblanza de Braulio José Zorrilla”
en Revista Cultural La Peña del Sol. (Tonalá, Chis,
Agosto de 1995. Pág: 14.
Pineda del Valle, César. Los poetas chiapanecos a partir
de Rodulfo Figueroa. Edit. Edysis. 3ª. Edic. Tuxtla Gtz.,
2000. Pp: 3, 10.
Wong, Óscar. Chiapas, Nueva Fiesta de Pájaros. Edit.
Praxis. México, 1998. Pp: 16, 179.
Zorrilla, Braulio José. La Leyenda de la Ciencia ó La Inmortalidad
del Alma. Imprenta La Europea. México,
1899. Pp: 51.

* Cronista de Tonlá, Chiapas

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