Basilio A. Olivas S.
Bienvenida para el adiós
Jubiloso por la tierna llegada,
mi mente estará para la partida,
sin juramento, ni promesa,
ni gloria esperada.
Tan aletargada como un instante,
dulce como un grano de azúcar,
destellante como la chispa de luz.
Emociones que duran un parpadeo,
sonidos que alargan un compás,
pronunciación mágica de dos silabas,
que brilla dentro de mis ojos,
por la eternidad prometida,
cultivada con olor de tierra naciente.
Hoy llegue y mañana me iré,
una y otra vez volveré,
de mil formas me repetiré,
sólo el principio y el fin,
son el infinito, donde reposare.
Mi bella virtuosa
Letras, notas y barniz son tu sangre,
las formas formaron tu lenguaje y las artes tu piel.
Inspiras el todo que vuela al horizonte,
en donde a nadie le pertenece, pero me hace feliz.
Caminarte es una añoranza de épocas,
sin orden, y perfectamente ajustadas,
en una mente que se resiste a olvidarte.
Eres letra marcada para el que canta,
trazo para el lienzo del pintor,
luz y sombra para el fotógrafo,
y palabra viva para el poeta.
Escenario novelesco para el guion de
la urbe que no puede sintetizarse,
pero es cantada por la nota de la orquesta,
profundamente escondida que te revela.
Mi bella virtuosa, la que no pone límites,
ni para la inspiración, ni la fusión, ni los tiempos,
la que no le falla a las sensibilidades.
* Periodista Baja californiano
Juan Cervera Sanchis
SONECAPRICHO
Un soneto de perlas orientales
y con sabor a siglo diecinueve.
Un soneto con sed de lluvia y nieve
y misteriosas rosas siderales.
Un soneto con islas de corales
y un mar de luz que en si mismo conlleve,
con el yodo y la espuma, un soplo leve
de leves radiaciones minerales.
Un verso libre y a la vez barroco,
que juegue, vuele y cante embellecido
por su viva ilusión embellecida.
Y un poeta loco y locamente loco
y ciega y locamente enloquecido
por el soneto loco de su vida.
TRILOGÍA
Que el amor,
el pan y la belleza,
trilogía perfecta,
nunca falten
en tu vida,
tu casa y en tu mesa.
VERDE
-capricho-
Como la yerba verde, todavía,
mi corazón de tierna primavera
se extiende y embellece la pradera
de mi inocente y verde fantasía.
Como la verde yerba te diría
que es verde transparente mi bandera;
como es verde tu verde cordillera
y es verde muy verde mi alegría.
Verde somos tú y yo, verde caricia;
verde horizonte verde, verdecido
por lo verde del sueño suspirante.
Verde, verde verdísimo y delicia
de lo verde más verde, florecido
por el amor del verde hipnotizante.
* Poeta y periodista andaluz