Por: Ernesto Rios
Están contaminados por los cinco sentidos. No son puros, hasta que abandonen los sentidos y lo emocional lo serán. Entonces serán pensamiento, no sentimiento. La vida de ustedes ahora depende de sus sentidos. El noventa por ciento de sus informaciones son emocionales no pensamientos. Sus concentraciones están en lo que sus sentidos perciben.
Cierren sus sentidos y podrán pensar sin que las percepciones contaminen lo que ingenian. Que el ingenio no este supeditado ni limitado por lo que ven, oyen, saben, huelen y sienten. Ya que el ingenio esté libre de toda percepción física, entonces aparecerá la percepción espiritual, la interna, la verdadera. Entonces serán ustedes mismos. Ya que abandonen la condición humana serán grandes. Volarán libres por el entendimiento.
Pero el sentimiento los distrae. Los arrastra por caminos iguales a lo que perciben. De lo que ven y oyen se llena la mente y se gasta el momento. De lo que comen creen que viven y de lo que tocan creen que existen, pero no es así. El tiempo pasó y no lo supieron, detuvieron el crecimiento, gastaron el tiempo cuando el cuerpo les empezó a pedir sus necesidades y la condición humana los entretuvo distraídos consumiendo percepciones exteriores, fuera de la pequeña superficie de la piel.
Tenían hambre, tenían frio, tenían miedo, tenían ganas, tenían todo; y eso les quitó el tiempo. Pero en la séptima vida comerán, defecaran y dormirán sólo una vez al día, sólo lo necesario y habrán olvidado los placeres del sexo, la fiesta y las mil vanidades que tienen que no son necesidades si no caprichos de la chantajista mente que se aflige por la nada y se acostumbra a lo innecesario; habrán cerrado sus sentidos y por fin su pensamiento será determinado por una meditación interna, no por percepciones que están fuera de la piel, habitante de un planeta cualquiera.
Si estas en la guerra, viendo como matan sanguinariamente a tus compañeros; sentirás que nuestro Creador es despiadado y cruel. Si estás con salud, armonía y rodeado de cariño; sentirás que él es amor y misericordia. Deja a tu cuerpo con sus emociones.
No dejes que te involucre en sentimientos y problemas cotidianos, tú permanece al margen. Viaja y haz parte de la felicidad y la belleza del universo, sálvalo y sácalo de ahí. El Creador es el que es y su concepto no está sujeto a nuestra situación y sentimiento.
¿Por qué fuimos creados así? – lo interrogué. Y me contestó con preguntas. ¿Cómo podrían descubrir la verdad si no está cubierta? ¿Cómo van a destapar algo si no está tapado? como los haría buscar si se los doy en la mano como si fuera un bulto visible al ojo? De hecho el secreto y la verdad la tienen en sus manos, pero no la han entendido. Hoy la tienen en sus ojos y podrán verla en este viaje. ¿Qué debemos hacer Señor? – pregunté.
Usen todas las causas y efectos en sus beneficios. Aprendan de los errores., de los hechos, de la experiencia. Controlen su cuerpo. No dejen que sus cuerpos manipulen sus mentes. Ustedes son mentes que permanecen, sus cuerpos son temporales. Sean sinceros. Oigan la conciencia no al cuerpo. El cuerpo les pedirá vicios. La conciencia les dirá la verdad. Cuando hable el humano niéguense a sí mismos.
Cuando hable el espíritu habrán escuchado la conciencia. La austeridad es la primera regla de la sinceridad, la comodidad es la primera regla de la inconciencia. El que no es austero tardará mucho para hallar la verdad y el que caiga en alabanzas y famas quedará estacionado en la vanidad. No hay mujer que no se pinte y se adorne y no hay hombre que no voltee a verla.
No hay mujer sin vanidad, ni hombre sin lujuria. Pregúntale al hambriento de tu cuerpo que quiere, que desea… Ahora pregúntaselo a tu analítica conciencia… Verás que los dos te darán respuestas muy diferentes. En tu conciencia habla el Padre, en tu cuerpo hablas tú; tu conciencia sabe lo que la humanidad necesita, tu cuerpo sabe lo que tú deseas…
Ya no inviertan en ciencia ni tecnología, si no en pensamiento, en espíritu interno. Inviertan el dinero en la infraestructura interna, no en habitaciones ostentosas, rascacielos o elegantes parques de pavimento. Inviertan en meditación, en tranquilidad, en paz y en todas las literaturas, conferencias y obras que les den comprensión y entendimiento de dialogo amistoso; no en ambiciosos tesoros materiales que manipulan y gobiernan injustamente a las sociedades a causa de sus egoísmos y sus deseos de poder.
Descubran el amor reconociendo que cada hijo del Altísimo es hermano de ustedes. No existen los hijos del Diablo, el diablo es hijo de mi Padre y es mi hermano, yo no tengo sobrinos todos son hijos del Padre, el mismo diablo lo es. El diablo te tumba y el salvador te levanta y al acto se le llama aprendizaje y al análisis del suceso se le titula entendimiento. Cuando te encierres a hacer oración, que sea para pedir que se haga la voluntad del Padre, no la tuya, porque Dios nos da lo necesario, y nosotros queremos todo. Dios no escucha palabras de la boca, Él oye lo que estás pensando.
No escucha lo que dices, si no lo que a ti te dices. No escucha frases, si no intenciones. No pierdas el tiempo hablándole, Él conoce tu conciencia. No te engañes, mejor visita a tu conciencia porque ahí habita Dios. La oración no es para Dios, es para ti mismo. No es para que Dios venga a ti, es para que sepas que dentro de ti te está esperando. No es para que Dios te vea, si no para que tú lo veas.
No para que te escuche, es para que lo oigas. No es tu palabra la que vale, la de Él es. No le hables, escúchale; no le expliques, obedécele. Él es tu conciencia. Recuerda que a veces pides la voluntad del Padre pero quieres que se haga la tuya.
El Padre hace lo mejor para ti, pero tú no sabes lo que necesitas, solo lo que deseas. No te opongas al Padre, agradece. El pecado más grande es alterar el destino que Dios te dio para crecer mentalmente. El destino es una serie de sucesos a gusto de Dios que necesitamos para crecer. El destino torcido es el mismo destino alterado por el hombre a su propio gusto.
El hombre no sabe que todas las situaciones que le suceden son para bien de él mismo, y decide alterar el destino que Dios le tiene preparado pensando que va a mejorarlo con sus decisiones…
Levántate. Antes de decidir lo que harás hoy, escucha al Padre celestial. No te empeñes en hacer lo que no es necesario. Escúchalo y que se haga su voluntad…
Todo lo que ocurre tiene una razón de ser, la verdad y el error son parte de un proyecto divino; y al final de cuentas todo saldrá como Dios lo planeó porque él no se equivoca, y nadie por más que se equivoque, podrá cambiar sus resultados finales…
Entonces, convencido y satisfecho, por fin levanté el vuelo a la misma velocidad de 900,000 y aterricé el Sabbat a medio día a la salida del cielo hacía la octava dimensión.
* Pintor, escritor, narrador y pedagogo