Por: Luis Pérez Sabido
El bambuco:
El bambuco es un género de la trova tradicional yucateca, derivado del bambuco colombiano de la región de Antioquia. Se escribe en forma binaria, en tiempo de 6/8. El bambuco colombiano fue traído a Mérida, en julio de 1908, por los trovadores colombianos Pedro León Franco y Adolfo Marín, más conocidos como Pelón y Marín, que actuaron por breve tiempo en nuestra tierra. En su repertorio destacaba el bambuco El enterrador, que impactó al público yucateco.
En agosto de 1919, llega a Yucatán, procedente de Nueva York, un exitoso dueto de trovadores colombianos, originarios de Bogotá, Alejandro Wills y Alberto Escobar). En su aplaudida estancia de dos meses, alternaron con los trovadores yucatecos Pedro Baqueiro, Augusto Ponce, Pepe Cirerol, Enrique Galaz y Ricardo Palmerín, entre otros. Estos colombianos son los que verdaderamente motivan a los trovadores yucatecos a componer bambucos.
Poco después de la partida de Wills y Escobar, Ricardo Palmerín compuso el primer bambuco yucateco, El rosal enfermo, con versos del poeta canario Lázaro Sánchez Pinto. El estilo yucateco de este género, según el maestro Álvaro Vega, lo definen dos características: una elegante línea melódica unida a un poema de calidad. La letra del El rosal enfermo dice:
Junto al pie del muro donde se sentaba
cuando me esperaba había un rosal,
un rosal enfermo que no daba flores,
pero que adornaba con verdes colores,
pero que adornaba con verdes colores
el blanco mural, el blanco mural.
Y, entre tantas flores, fue su preferido
aquel rosal triste que a fuerza de cuido
le dio nueva vida, lo hizo renacer,
y el rosal enfermo pagó sus favores
cubriendo la tapia de amarillas flores,
flores de tristeza, algo de su ser.
Mas se fue muy lejos y dejó mi amada
tristeza en las flores, la casa cerrada;
con su ausencia todo dejó de existir,
y el rosal enfermo falto de cariño,
lo mismo que un niño, se dejó morir.
¡Oh, mi bien amada, oh mi virgencita!
Por qué si a tu vista todo resucita,
si tu ausencia mata, te ausentas así.
Y el rosal enfermo murió de no verte,
tu ausencia y olvido causaron su muerte,
lo mismo, lo mismo me pasa hoy a mí.
La danza: La danza tiene las mismas características rítmicas que la habanera, pero difieren en su temática. La danza yucateca es nostálgica y evocativa. La más conocida de ellas es Peregrina, escrita en febrero de 1923, a solicitud del gobernador Felipe Carrillo Puerto, para halagar a la periodista norteamericana Alma Reed, quien había sido enviada por el New York Times para escribir sobre las exploraciones que realizaba el Instituto Carnegie de New York en la zona arqueológica de Chichén Itzá.
El 14 de febrero de 1923, arribó a Mérida la delegación norteamericana. La periodista, atraída por la transformación social que Carrillo Puerto realizaba en el estado, lo entrevista. El gobernador la invita a la velada de la Liga Central que se efectúa el lunes 19 en la Casa del Pueblo y, después del evento, a cenar un chocolomo yucateco en la casa del maestro Filiberto Romero, director del Conservatorio de Música. Al término de la velada, el gobernador, la periodista y el poeta Rosado Vega abordan un automóvil Overland con destino a la cena.
“Con el aguacero de la tarde, la tierra había abierto sus entrañas y despedía de ella ese grato y sugestivo olor de tierra húmeda. La vegetación también hacía fluir el perfume de las florecillas silvestres. Alma, dilató el pecho como para absorber aquellas fragancias y dijo: ¡Qué bien huele! Enseguida le contestó el poeta Rosado Vega: Todo huele bien, porque la tierra y las flores quieren halagarla con sus perfumes.
Felipe Carrillo dijo al instante: Eso se lo vas a decir en un verso. Rosado Vega contestó: -Se lo diré en una canción. Al día siguiente, Rosado Vega encargó al compositor Ricardo Palmerín la musicalización de sus versos. Así nació la canción Peregrina, tema que enmarca el trágico romance de la periodista con el gobernante Carrillo Puerto, quien fue fusilado en la madrugada del 3 de enero de 1924, en el Cementerio General de Mérida.
La letra de la canción dice:
Peregrina de ojos claros y divinos
y mejillas encendidas de arrebol,
mujercita de los labios purpurinos
y radiante cabellera como el sol.
Peregrina que dejaste tus lugares,
los abetos y la nieve… y la nieve
virginal
y viniste a refugiarte en mis palmares,
bajo el cielo de mi tierra, de mi
tierra tropical.
Las canoras avecillas de mis prados,
por cantarte dan sus trinos si te
ven,
y las flores de nectarios perfumados
te acarician en los labios, en los
labios y en la sien.
Cuando dejes mis palmares y mi
sierra,
peregrina del semblante encantador,
no te olvides, no te olvides de mi
tierra,
no te olvides, no te olvides de mi
amor
La clave-bolero:
La clave-bolero es un género de la trova yucateca equiparable a la criolla-bolero, creada en La Habana, en 1911, por Gonzalo Roig, cuando compone Quiéreme mucho, con letras de Ramón Goyuri, en la primera estrofa, y Agustín Rodríguez, en la segunda.
En Yucatán, el primero en utilizar este género mixto fue Pepe Domínguez, que compuso El pájaro azul, en 1928, con letras del profesor Manuel Díaz Massa. La letra dice:
Tengo un pájaro azul dentro del alma,
un pájaro que canta y que solloza
y que en mis noches de infinita calma
es como una esperanza milagrosa.
Ese pájaro azul es el cariño
que yo siento por ti, mas no te asombre,
fue mi anhelo más grande cuando niño
y hoy se ha vuelto dolor ya que soy hombre.
* Investigador y autor yucateco