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DIOS ES…INCONSCIENTE.

Por viernes 15 de mayo de 2015 Sin Comentarios

Por: Carlos Varela Nájera

Las razones por las cuales Dios es Dios, es porque todo lo sabe, mientras que los seres humanos, según Rousseau, no se dan cuenta nunca del todo. François Regnault nos viene a decir que la verdadera formula del ateísmo es: Dios es inconsciente. Nietzsche por otro lado, intentaba dar vida a la inexistencia de Dios matándolo, con su célebre aforismo de la muerte de Dios, Freud sabía que cuando un sujeto acá en la tierra quiere matar a Dios, lo vuelve más poderoso, incluso más terrorífico, si recordamos el mito del padre primordial, el Urvater.

Dios está en todas partes nos dicen los teólogos, que incomodidad dirán los amantes, lo que queda claro, es que Dios mete las narices en lo real, es el vouyer por excelencia Dios como mirón incomodo; eso sería suficiente para dejar mal parado… a –Dios. Lo digo desde sus propios principios, a saber la moral. Lo único que compartimos con los Dioses, sería acaso el goce, no el placer, recordemos a santa Teresa, arrebatada en ese goce de éxtasis puro, donde delirantemente copulaba con lo celestial al grado de expulsar esquirlas de sangre. Lo paradójico de estas mostraciones divinas es que somos para Dios escoria de goce, una simple desechable desde su infinita sabiduría, ya que ante Dios nada somos.

Lacan supo ver el modo en como Dios nos hace gozar, Dios tiende unos hilos finos, invisibles por los cuales nos mueve a su antojo, aunque algunos hablen del libre albedrio, Dios no deja otra elección sino veamos a Adán, le prohibió comer del árbol de la vida, y en esa desobediencia lo aniquilo con el pecado, no somos libres aunque se diga lo contrario. En ese sentido, Dios es el titiritero y nosotros los títeres, bueno, los que están sometidos a esas doctrinas. Sin embargo, decía que Lacan supo descifrar esos hilos, que nombró desde su escritura topológica nudos borromeos, no son hilos finos, sino sutiles cuerdas que ahorcan a los sujetos o por lo menos los mantiene tambaleando en eso que se llama vida, los nudos en Lacan son una función única, incluso diríamos función sublime de amarre que no se ve, pero somete y domestica al viviente, hablo del sujeto, lo sublime que escapa a la mirada es el sinthome y el goce que hace función de torsión, por el cual la cuerda se amarra ficcionando la realidad de cada sujeto, en su real, simbólico e imaginario.

Dios, el psicoanálisis y la ciencia comulgan con un mismo algama, que a ojos de buen cubero, digo epistemólogos, se rubrica como verdad, algunas veces es tomado como un concepto fundamental que pretende mantener a salvo a quien lo porta, quien lo usufructo, cree ganarse un prestigio, comenzando el batidillo de los semblantes, pero la verdad que ellos usufructúan, no es la verdad de Porfirio el matemático, que con todo su esfuerzo hipostasio la fe religiosa en silogismos, el único que seguiría en esa línea de formalización es Lacan con todas las consecuencias, forzando una topología fuera de las ciencias duras, ya que instala para su implementación un engranaje fino lubricado por lo inconsciente, abriendo así la jugueteríalacaniana dix.

Y mientras la verdad de Dios es absoluta, la verdad en psicoanálisis es disminuidicha-semidicha, tal como lo elabora Regnault. Ahora bien, con Dios no nos preocupa la fe, va de suyo, y el dogma es su consecuencia necesaria, pero cuando observamos la fe y el dogma en la ciencia, nos encontramos con una encrucijada, ni a cual santo encomendarnos, mientras Dios nos revela verdades absolutas, la ciencia hace lo mismo, pero la ciencia cae en lo cómico, pretende con un cuestionario validar la verdad, esto en algunas orientaciones cognitivas, como si la pregunta validara un significante que apunta siempre a otra cosa, por ejemplo: ¿es usted feliz? responda si está totalmente de acuerdo, de acuerdo, más o menos, en desacuerdo, totalmente en desacuerdo, según la escala de Likert que mide la felicidad, ¡vaya que ciensota!, pero bueno ellos creen que así se llega a la verdad, aunque esta siempre cojea, mientras Dios nos revela verdades absolutas, la ciencia hace lo mismo, pero basado en la evidencia, no muy distinta a la que en su momento elaboró Santo Tomas: hasta no ver no creer, por eso la evidencia de la ciencia y la de Santo Tomas son una sola cosa, pero las dos fundan una fe, y un dogma en la ciencia el cientificismo, es por eso que: “todo lo que se enuncia hasta ahora como ciencia está suspendida a la idea de Dios. La ciencia y la religión van muy bien juntas.
Es un delirio-Dios-leer.”

Revista Ornicar número 17-18, p. 21.

*Lic. en Psicología y doctor en educación, profesor e investigador.

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