Por: Teodoso Navidad
Se alargaron los minutos y las horas
Vigilé la cara del reloj,
que no supo el porqué,
de mis desvelos
muy temprano la veré, me dije.
Oí los ruidos de la noche
anhelante, con vago temblor.
Desee como pocas veces
que las manecillas avanzaran
Para disfrutar aquel amanecer,
como otras tantas lo viví
Solo pensé en las delicias de tu boca
que me enciende
y en las curvas cadenciosas de tu cuerpo
donde encuentran espacio mis lujurias.
Mi alma se inquietó por esas largas horas de suspenso
El amanecer me sorprendió emocionado,
para encontrarme con la crueldad de tu desgano
La vigilia fue infructuosa.
Oí tu desinterés a través del teléfono
Tu voz me despertó de la esperanza ilusa
pues tenías otro compromiso.
Tus manos entrelazadas con las mías,
Tus excitantes ansias y tus puntos de explosión
Se dispersaron en la bruma de las primeras horas
de aquella vigilia interminable
Luego volví a la carga
a buscarte anhelante y suplicante
en las siguientes horas
con el ferviente deseo de adorarte
inútil fue la espera…nunca llegaste.
Hice mal lo reconozco…eres como la bruma
A veces estás..A veces te vas
Muy tarde comprendí
Que no eres verdaderamente mía
Reconozco que me duele,
tu desdén y tu ironía
Hoy tengo miedo de mi mismo
Porque ya no siento lo que antes,
al darme cuenta que no me perteneces
Te juro que me duele y no quisiera
Creer que empiezo a no quererte
por sentir lo que antes no sentía
no quisiera lastimarte
porque antes por insignificancias de celos, me moría.
Y al saber de tus desdenes
Tus desaires y tu olvido
Te juro que me duele
No por lo de hoy
Sino por todo lo vivido
* La Promesa El dorado Sinaloa, Marzo de 2015