Por Mario Arturo Ramos*
Florecía la primavera de 1916 las jacarandas floreaban, y los colibríes con mágico vuelo visitaban a las mujeres que en medio de las balaceras revolucionarias cumplían con su destino de ser madres: era un 25 de abril.
En el Teatro Arbeu, de la capital del país, Josefina de la Fuente y Luis Herrera, sus padres asistían a una función de la célebre ópera Aida, era buen momento para que llegara al mundo uno de los importantes de la música nuestra: Luis Herrera de la Fuente.
Este 5 de diciembre en la Ciudad de México falleció el compositor, director de orquesta, ejecutante del piano y violín, orquestador y autor, definido por Tomás Barreiro como: “Un pensador musical profundo que siempre incito a(los) jóvenes compositores a escribir durante muchas generaciones”.
“La música no viaja sola, viaja con la vida”
El creador musical.
Conocí al maestro en 1992, me encontraba inmerso en la lucha que se daba en el gremio de los autores y compositores mexicanos contra la antidemocracia, el autoritarismo y la opacidad., Manuel Enríquez me pidió que hablara con Herrera de la Fuente, que en esos ayeres, dirigía la Fundación para la Grabación de la Música Orquestal Mexicana.
El diálogo fue breve, después de escuchar mis argumentos, se refirió a su condiscípulo, Raúl Lavista (afamando compositor y director de música de cine) y su lucha por los mismo fines en los sesentas y setentas; señaló que conocía las reglas societarias donde las decisiones eran tomadas en base al dinero y popularidad, y no por la música y el talento ; por lo tanto al pertenecer al segmento de los creadores de música de salas de concierto no tenía votos para expresarse en las asambleas autorales; por otra parte su profesión de director de orquesta ocupaba la mayor parte de su tiempo; al despedirnos, el respeto que me inspiraba su amplia trayectoria en la música de concierto creció, por el músico que escribió en La música no viaja sola,:“¿Hay horizonte? No lo sé. Hay sí, perplejidad, azoro, duda ante el suceso singular llamado vida, ante su rumbo y confín, ante el uso negligente del tiempo que es su límite y enigma”.
Del recién fallecido diferentes opiniones lo señalan como uno de los primeros nacionales en crear música dodecafónica, horizonte que cambio cuando bajo las enseñanzas de Celebidache, tomó la decisión de interpretar el resultado sonoro de lo escrito en las partituras, aportando a este objetivo su manera personal de sentirlas.
Esta facultad la pulió con esmero para llevar a buen puerto a las organizaciones de ejecutantes que cultivan la música arte, la que embellece la existencia. Su historial de compositor muestra que logró un repertorio conservando siempre colores mexicanos.
A propósito de resultado de su tarea creativa alguna vez externó: “La verdad no sé si alguna de mis composiciones es mejor que otra, o todas, son”chafitas”. No lo sé, uno hace su trabajo y cuando lo hace, tienes el empeño de hacerlo bien.
El resultado va en relación al individuo no basta con que algo este bien, sino el peso específico de su idea.”
1.- En el catálogo de su autoría musical entre otros títulos: “La estrella y la Sirena y Fronteras”, “Divertimento No uno”, “Preludio a Cuauhtémoc”, “Dos movimientos para orquesta”, “Sonata para cuerdas”” M 30”; piezas para piano, suites de ballet, estudios. En su faceta literaria publicó tres obras: ““Notas falsas”, La música no viaja sola”, “Siete Notas”.
El director de orquesta:
“Desde enero de 1980, es el maestro Herrera de la Fuente, decano de la dirección de nuestro país, quien se encuentra al frente de la Dirección Artística de esta Filarmónica -Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México- que tuvo a Fernando Lozano y Enrique Batíz, previamente en dicho cargo.
Herrera de la Fuente, piedra angular de la vida musical de México, ha sido director huésped de más de cien orquestas del mundo y titular de la Orquesta Sinfónica Nacional, Nacional de Chile, Nacional de Perú, Sinfónica de Xalapa, Oklahoma y de Minería, así como la Filarmónica de las Américas de la que fue fundador.
2.- Su camino de la dirección orquestal inició con las clases de Sergio Celebidache en Zúrich, Suiza y, en la Universidad de Perugia con Herman Schrerchen, elementos decisivos que lo ayudaron a tomar la decisión de dirigir una órbita teniendo por centro gravitacional a la música. El intenso camino cerró sus puertas en el año 2011, después de 70 años, la fecunda ruta bajo el telón, dirigiendo el que se despedía la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México con un programa de obras suyas.
La edad no resistió más viajes por todo el mundo para continuar el curriculum que registra a cerca de ciento cincuenta orquestas sinfónicas y de cámara que dirigió con acierto. El logró tiene como sello la tenacidad y la disciplina que distinguieron a Luis Herrera de la Fuente.
El promotor, fundador, funcionario, impulsor: el hombre.
“El dólar compra ropa, frutos, mejora la casa del terruño; no sustituye el alma, no resana el hueco del espíritu”, La música no viaja sola. Luis Herrera de la Fuente, F.C.E 1998.
En el homenaje póstumo que la comunidad cultural y artística -oficial e independiente- le rindió en el Palacio de Bellas Artes se reconoció a otra de las facetas del que consiguió un lugar en la hoja pautada de la música nuestra; por su capacidad estética y su esfuerzo para construir música e instituciones.
Se recordó su paso como investigador en el Conservatorio Nacional y en el INBA; su presencia representando a México en el Consejo Internacional de la Música; sus asistencia al Festival de la Música Contemporánea de Oslo; su actividad como Consejero en el Instituto de Extensión Musical de Chile; su labor pedagógica como Director del Simposio de Música Contemporánea de la Universidad de Texas; su trabajo como jurado el Concurso Internacional Chaikovski de Moscú; Director del 1º Ciclo Wagneriano de la Ópera Internacional; integrante de la Fundación Gregory Miller de Toronto; Presidente de la Sociedad Manuel M. Ponce; Consejero del Centro Musical de Corpus Chiristi, tal y tal; eslabones de una trayectoria que fue reconocida, premiada y que marco al arte.
En su despedida oficial, Jaime Ruiz Lobera, funcionario del INBA: “Es un referente natural de la música en México, fue un gran director de orquesta y convivió con muchos músicos.
En Xalapa hizo una actividad no nada más como director artístico, sino como pedagogo al estar en el movimiento de las orquestas de jóvenes. Por Todo eso el vació que deja es muy grande”. Epitafio certero para Luis Herrera de la Fuente, un hombre de la música.
1.- Adiós al patriarca de la música de concierto”. Alida Piño. 6/ XII/ 2014. El Universal.
2.- Una antología musical Nicolás Lazar B. Música Clásica, 1993.
*Autor e investigador.